Nueva derrota del equipo de baloncesto, la cuarta de la temporada en la Liga Endesa y la primera que no es ante uno de los tres primeros clasificados, sino ante uno de los equipos de la “clase media” de la liga, que, gracias al acierto en sus fichajes y al extraordinario trabajo de ese gran entrenador que es Jota Cuspinera, se encuentra con opciones de entrar en la Copa del Rey y podría muy bien ser uno de los ocho equipos que disputen las eliminatorias por el título.
Falta un mes para el inicio de la Copa del Rey, que este año se celebrará en La Coruña. Queda por tanto todavía algo de tiempo para que el Madrid corrija al menos algunos de los errores que son habituales esta temporada y llegue en las mejores condiciones posibles a la Copa, lesiones aparte. Tenemos además el espejo de la campaña pasada para mirar la marcha del equipo, en la que a estas alturas de temporada tampoco se podía ser muy optimista, pero pese a todo, algo falla en el engranaje del equipo que no termina de levantar el vuelo.
Espero que el lector entienda lo que sigue como una crítica constructiva y no como un ataque al equipo. Es evidente que el entramado que Laso ha montado para esta temporada no termina de funcionar y creo que es conveniente hacer algunos apuntes sobre lo que al menos yo veo en los partidos del Madrid.
Llevamos, desde que arrancó la Supercopa de España en Málaga hace cuatro meses, 30 partidos oficiales disputados. El balance hasta ahora es de 19 victorias por 11 derrotas, distribuidas de la siguiente forma: una derrota en la Copa del Rey, 12 victorias y 4 derrotas en la Liga Endesa, 5 victorias y 5 derrotas en la Fase Regular de la Euroliga y dos victorias y una derrota en lo que llevamos del Top 16 de la competición continental.
Para llegar hasta aquí hemos hablado sobradamente de la ausencia de pretemporada tras un verano sobrecargado de competiciones oficiales para los jugadores, de los cambios en la composición de la plantilla (cambios que incluyen la salida de Zan Tabak como segundo entrenador, sustituido por Paco Redondo, algo que no se comenta cuando se habla de las altas y bajas) y de las lesiones sufridas en los primeros meses (Rudy Fernández y Taylor primero, Maciulis y Nocioni después, y ahora nuevamente Rudy y Sergio Llull).
Está claro que estos tres factores están condicionando la temporada (la ausencia de pretemporada marcó las primeras semanas de competición oficial y pudo provocar un disgusto muy serio en la Euroliga, pero ya debe estar superada), pero hay hechos que son preocupantes y que pueden establecer la frontera entre el éxito o el fracaso tras la gran temporada pasada.
El primero de ellos hace referencia al rendimiento de los fichajes. Ni Thompkins ni Hernangómez están rindiendo al nivel que se esperaba de ellos, e incluso Taylor -mucho más desconocido en Europa y quien de los tres está mostrando un mejor nivel- tampoco termina de aportar con regularidad al juego. La lesión de Nocioni y los problemas en el juego interior precipitaron la contratación de Maurice Ndour, y las de Rudy y Llull, el retorno de KC Rivers. Se dice que en unos días aterrizará en Madrid Augusto Lima, lo que provocará la salida de Willy Hernagómez (se rumorea que el Estudiantes podría ser su destino).
Empezando por KC Rivers, hace un año al jugador le costó casi toda la temporada hacerse un hueco en el equipo y a estas alturas se parecía más a Clay Tucker que a Louis Bullock, por situar el nivel de lo que se le puede pedir a un escolta americano en el Real Madrid. Sin embargo, si KC fue decisivo solo al final de la pasada temporada, esta vez ha vuelto a un gran nivel y es posiblemente la mejor noticia que puede darnos este Madrid desde que estrenamos el 2016.
Como su pasaporte cotonú (por no extendernos de nuevo en el tema, si el lector desconoce el asunto de los pasaportes en el mundo del baloncesto, le remitiremos al este artículo) no fue aceptado por el CSD, Rivers ha tenido que ser inscrito como extracomunitario, lo que está obligando a Laso a rotar en liga entre Ayón y Thompkins, puesto que, de momento, KC es fijo para Laso.
Trey Thompkins llegó tras una excelente temporada en el Nizhni-Novgorod. Jugador de muy buena mano desde lejos del aro y con unos excelentes fundamentos ofensivos, le cuesta mucho más aplicarse en la faceta defensiva. Al igual que Willy Hernangómez, pívot puro aún con evidentes lagunas en su juego pero con un futuro brillante ante él, se ha encontrado con el que para mí es el principal punto flaco en los esquemas de Pablo Laso.
(Por cierto, que antes de seguir adelante, y antes de que el lector decida empuñar la bandera del oportunismo para cargar contra mí, en mi defensa alegaré que mis críticas a los sistemas de Laso vienen siendo las mismas desde el primer día, tal y como podrá comprobar si decide emplear algo de tiempo en medio de las aguas de internet, en busca de lo que llevo escribiendo sobre el Madrid a lo largo de estos años. Por otra parte, si bien nunca me declararé 'lasista', creo que sí tengo cierto sentido de la justicia que no me impide alabar sus aciertos, que han sido y son muchos).
Volviendo al discurso anterior, el sistema de juego de Pablo Laso se basa, fundamentalmente, en imponer un ritmo muy alto a los partidos, partiendo de una defensa que permita correr al equipo y que una vez en pista contraria, martillee el aro preferentemente desde el perímetro, con posesiones cortas y con pocos pases entre jugadores. En estático, preferencia por el pick and roll central o el carretón y poca utilización del pase extra y de los pívots como distribuidores de balones.
Este estilo de juego, que ha recuperado al aficionado madridista para la causa, es evidentemente muy atractivo. Si cuentas con jugadores de la calidad de los que tiene la plantilla blanca, el espectáculo está casi garantizado en cada partido. Sin embargo, mientras los jugadores exteriores disfrutan con este ritmo de juego, los interiores sufren mucho.
Así, los pívots puros no encajan en absoluto en el esquema de Laso. En este esquema, el pívot debe garantizar el rebote defensivo a base de trabajo bajo el aro propio, y debe ser capaz, al mismo tiempo, de salir a defender lejos del aro. Esto restringe el tipo de pívots que pueden jugar en el Madrid y, mientras un jugador muy limitado como Marcus Slaughter se convirtió en imprescindible, pívots de calidad como Tomic o Bourousis no encontraron su sitio en el equipo. Y Thompkins y Hernangómez se han encontrado con el mismo muro al llegar al Madrid: ni uno ni otro son buenos defensores ni son jugadores atléticos. Si a ello se añade que en ataque reciben pocos balones, su paso por el equipo se acaba difuminando, hasta el punto de que ha llegado Ndour hace unas semanas y se espera a Lima para la que viene.
De Ndour hay quien habla muy bien. Siendo como es un jugador más del estilo que quiere Laso, yo no termino de verle. Me parece que le falta cuerpo y calidad para jugar de pívot en el Madrid, pero espero estar completamente equivocado. En cuanto a Lima, es exactamente el mismo tipo de jugador que Hernangómez, con la única diferencia de que no se ha formado en el Madrid y tiene tres años más que Willy. Ya he comentado con anterioridad que a Laso le cuesta mucho darle minutos a los jóvenes y sin duda Willy lo está sufriendo. Esperemos que esos tres años más de Lima le permitan disfrutar de más oportunidades.
Citaba la poca implicación defensiva de Thompkins como su principal hándicap a la hora de adaptarse al estilo de Laso (por cierto, no implicación defensiva de la que siempre se acusó a Nikola Mirotic, jugador de características muy parecidas a las de Thompkins y que también sufrió lo suyo con los sistemas de Laso), y de defensa toca hablar ahora: la gran diferencia entre la temporada pasada y la actual es la facilidad con que le ataca al Madrid casi cualquier rival. Si bien la media de puntos anotados en la Liga Endesa es mucho más elevada este año y la de puntos encajados es más o menos la misma de hace un año, me permitirán que parafrasee a Katsikaris para recordar que defender bien no es dejar al rival en 60 puntos, sino hacerle sentirse incómodo con el balón en las manos, y aquí, ciertamente, el Madrid está haciendo aguas.
Con el elevado ritmo de juego que impone el Madrid, el número de posesiones por partido es muy alto y por ende, es normal que el equipo acabe encajando muchos puntos. Lo que debe hacer la defensa es obligar al equipo rival a sudar cada punto que meta, porque eso favorecerá luego el juego ofensivo, bien porque podrás correr, bien porque el equipo contrario llegará peor a la defensa. Esa es la filosofía detrás de la frase de Katsikaris y en la que se basa el baloncesto a fin de cuentas.
Con Rudy y Llull fuera del equipo, siendo como son dos de sus mejores defensores, la defensa del Madrid se muestra casi inexistente durante muchos partidos, permitiendo al rival sentirse dominador durante muchos encuentros, encuentros que la mayoría de las veces se sacan adelante gracias a la calidad ofensiva de la plantilla, pero que, como el jugado en Fuenlabrada, o algunos de los de Euroliga, se han perdido directamente por no bajar el culo, como se dice en el mundillo del baloncesto, y aplicarse en defensa.
El entramado de Laso exige que la defensa funcione a la perfección. De esta forma, se puede correr y a un ritmo alto esta plantilla es imparable. Sin embargo, cuando el rival se encuentra con las facilidades que está concediendo la defensa blanca, además de vivir mejor en ataque luego tiene tiempo para organizar su defensa y aquí empiezan los problemas, puesto que los bases del Madrid no son grandes organizadores del juego, lo que unido a la renuncia a meter balones a los pívots para romper la defensa rival, acaba por complicar muchísimo el juego del equipo.
Se anotan más puntos este año que hace un año. Sí. Pero también hace un año se perdieron 6 partidos en toda la Euroliga entre Fase Regular, Top 16 y eliminatoria de cuartos de final. 6 derrotas en 30 partidos. Las mismas que se llevan este año en 13.
El Madrid este año, además de contra el Fuenlabrada, ha perdido contra Barcelona, Unicaja, Valencia y Laboral Kutxa en España. Es decir, contra los otros cuatro equipos más fuertes de la competición. Y lo ha hecho además claramente. Solo ante el equipo vitoriano mantuvo opciones de ganar en el último cuarto, pero en ninguno de estos partidos ha dado la impresión de poder plantar cara con garantías. En Europa se ha perdido dos veces contra el Khimki, una contra el Fenerbahce, una con el Estrella Roja, una contra el Estrasburgo y una más contra el CSKA. De todos los equipos que optan a estar en la Final Four, el Madrid solo ha sido capaz de ganar al Fenerbahce. Estamos en enero y es aún pronto para dar nada por sentado, pero el equipo aún no ha terminado de encontrar la manera de plantar cara a los equipos fuertes. Queda mucho tiempo aún, pero la temporada avanza para todos.
En definitiva, por no extender más este artículo, el Madrid se encuentra ahora mismo en una encrucijada. Hace un mes salvó su primer match point, tras clasificarse para el Top 16 de la Euroliga cuando peor se le habían puesto las cosas. Ahora mismo, con el equipo en una situación peor (las bajas de Rudy y Llull serían letales para cualquier equipo) y con una defensa que no termina de arrancar, nos aproximamos a la fase decisiva de la temporada. En un mes estaremos compitiendo por la Copa del Rey, mientras seguirán los duelos en el Top 16 de la Euroliga. Es el momento de que este equipo vuelva a sus raíces y supla con entrega las carencias que está mostrando. Es lo que ha hecho desde que se creara la sección en marzo de 1931 y es lo que hizo hace un año por estas fechas, cuando todo apuntaba a que la temporada acabaría como el rosario de la aurora. El ejemplo de la campaña pasada y, más recientemente, la clasificación para el Top 16 son los espejos en lo que puede mirarse esta plantilla.
Tal vez nos ha acostumbrado mal tras tantos años atravesando el desierto, pero este equipo se ha ganado que sigamos confiando en él pese al momento delicado que atraviesa.
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Si defender no hay triunfos. Aplíquese al fútbol y al baloncesto. Jugador que solo está para lo bonito, pero no para lo esforzado, es medio jugador.