La de veces que habremos oído eso de que el nacionalismo se cura viajando. Pocas cosas más enriquecedoras hay que conocer lugares y culturas diferentes a la propia, pues no hace sino engrandecernos a base de demostrarnos nuestra pequeñez dentro del mundo, valga la antítesis.
Centrándonos en el terreno puramente futbolístico, los jugadores españoles, especialmente en este mundo globalizado, deberían contar con un Erasmus obligatorio. El motivo es muy sencillo: hasta bien entrada la primera década del siglo XXI, la España futbolística había sido eminentemente perdedora, y los numerosos éxitos de clubes españoles, siempre encabezados por el Real Madrid, se habían sustentado en gran medida, nos guste o no, en talentos importados del extranjero. Huelga decir que hay honrosas excepciones, pero ¿alguien recuerda un Balón de Oro español tras el del coruñés Luis Suárez?
No puedo evitar pensar qué habría sido de gente como Ramos, Casillas, Raúl, Isco o Asensio si hubieran pasado alguno de sus años de formación en la Premier League
Los triunfos de la selección española en este siglo se han asimilado, sobre todo por la prensa, como lo haría alguien muy poco habituado a ganar: triunfalismo exacerbado -no es para menos-, ausencia absoluta de crítica a los futbolistas españoles y una mezcla de chauvinismo y complacencia que se ha probado dañina en extremo. Esa actitud cala entre la afición y acaba por reducirse al absurdo, de manera que se considera que un jugador es bueno por el mero hecho de haber nacido en España. Veníamos del extremo opuesto a mediados de los 90, cuando nuestro fútbol acomplejado fichaba a cualquier maula extranjero por mor de la ley Bosman, cuando había numerosos jugadores nacionales cuyas prestaciones superaban las del recién adquirido presunto talento foráneo. Ninguna de las dos vertientes extremas se puede probar como correcta, residiendo la virtud en el término medio. No lo digo yo, sino que así lo enunció Aristóteles.
Continuando con el aserto, y centrando el tiro aún más en nuestro equipo, es decir, en el Real Madrid, insisto en el Erasmus obligatorio. Cierto es que hay ejemplos en la plantilla actual que han demostrado no necesitarlo y contar con un nivel óptimo de madurez y saber estar aun sin haber jugado en el extranjero, sin ir más lejos don José Ignacio Fernández Iglesias, Nacho. El defensa pesimista, como lo definió Carletto, encarna no sólo los valores madridistas, sino muchos valores aplicables a nuestro día a día: profesionalidad, saber estar, no decir una palabra más alta que otra y una lealtad inquebrantable al club, al que no intenta mangonear.
No puedo evitar pensar qué habría sido de gente como Ramos, Casillas, Raúl, Isco o Asensio si hubieran pasado alguno de sus años de formación en la Premier League, o incluso en Alemania, como sí hizo Dani Carvajal. No sólo habrían vivido otra manera de jugar al fútbol, sino que podrían haberse alejado de determinadas manías o mañas fomentadas por una prensa palmera y tóxica que cambiaba elogios por filtraciones, y podrían haber aprendido algunos valores que, muy posiblemente, habrían mejorado su transcurrir, sobre todo en sus últimos años de carrera, por nuestro club. ¿Las renovaciones de Sergio Ramos habrían sido normales y no materia de sainete? ¿Habrían cuidado más y mejor su preparación física Iker Casillas o Isco? ¿El nivel de caciqueo de Raúl habría sido menor en su larga y notable decadencia? ¿Habría sido Asensio el fenómeno que apuntaba, descartando cualquier posibilidad de mutar en Ausencio? Nunca lo sabremos, pero experiencias como las de Xabi Alonso o Álvaro Arbeloa, en este último caso mucho menos dotado técnicamente que cualquiera de los referidos, pero intachable como hombre de club, indican que su estancia en la Premier los mejoró como jugadores y los agigantó como profesionales.
Estas preguntas resultan de aplicación a otros muchos jugadores de otros clubes, si bien hay casos que más que un Erasmus piden a gritos un paso por el programa Hermano Mayor.
No hay respuesta a las preguntas formuladas, pues las situaciones planteadas pertenecen al terreno de la ucronía, pero quién sabe si el Erasmus obligatorio no podría ayudar a atajar problemas que aún no se han producido. Sinceramente, espero equivocarme.
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Reconozco que he tenido que buscar el término “ acronia “,aunque ahora , con más tranquilidad, y analizando la raíz de la palabra , entiendo el significado.
No sé,si beca Erasmus,es el término adecuado,porque si atiendo a lo que es Erasmus para amigos con hijos con dicha beca, esta supone un gasto de dineral paterno,
en la estancia del becado en la ciudad elegida,para pasar una temporada de “ vino y rosas “.Pero entiendo a lo que se refiere el autor del artículo.Alejarse “ del nido”, siempre enriquece.
Perdón:Ucronia.¡ Vaya lucha con el corrector!.
Me parece que el Real Madrid no es precisamente un club que utilice a los jugadores de su cantera directamente sin cederlos antes a un club, Reguilón me parece un ejemplo paradigmático, es de lo poco bueno de la pésima temporada post-Cristiano, al año siguiente se le cede al Sevilla y hace otro buen año y al año siguiente se le vende al Tottenham mientras se ficha a Mendy que defensivamente es bueno pero ofensivamente y técnicamente mejorable y Marcelo que los últimos años ya no daba el nivel para titular en el Madrid.
Hakimi y Reguilón podrían ser los laterales del Madrid perfectamente.