Buenos días, amics, hoy más amics que nunca, lo que en realidad quiere decir amics como siempre, dado el aroma filoculé que suelen destilar habitualmente nuestras portadas deportivas y, por extensión, la mayoría del, a falta de mejor nombre, periodismo deportivo que nos asiste.
La cosa viene hoy estupenda y bien nutrida, con Messi a la cabeza, protagonista en tres de las cuatro portadas del día, quedando la cuarta para el ínclito Gavi, golden boy en nuestros corazones, donde comparte espacio con Pedri para hacer una pareja histórica, universal, cósmica, mitológica y supercalifragilisticoexpialidosa gracias a la cual respiramos, sentimos y vivimos.
"Confiad en nosotros", dice Gavi clavando su pupila (no sabemos si) azul en nuestras pupilas aún legañosas, y cómo no hacerle caso a Gavi cuando además añade más abajo que quiere que vibremos, que no hay que cambiar la idea y que el campo ha dicho no sé qué. Lo que diga Gavi va a misa, porque Gavi es ese novio de una prima que acaba de llegar a la familia para ponerlo todo patas arriba, para que la abuela le haga postres que solo puede comer Gavi, para que Gavi ya decida por todos dónde se va a cenar en Nochebuena, dónde se va a comer en Navidad y qué fiesta se hará en Nochevieja. A nosotros que no nos toquen a Gavi, que ya se encarga él de tocar a todos con su calidad jamás vista en otros, con su haber venido a presencia cual ángel de la guarda y, por qué no decirlo, con sus empujones y patadas a destiempo, porque esto es tiki-taka ma non troppo, porque esto es lo que nosotros queremos que sea mientras sea lo que nosotros queremos.
A Gavi solo le falta ser Messi, pero es que Messi es tan Messi que, como decíamos, ocupa tres de las cuatro portadas de hoy, y nos parecen pocas. No sabemos a qué esperan nuestros medios para editar un periódico donde cada página sea una portada con Messi, todas distintas pero todas iguales, como contaba el viejo Aristóteles que se decía el ser, único y múltiple a la vez, pues Messi se dice de muchas maneras, todas ellas virtuosas. Messi en el Sport, Messi en el As, Messi en el Mundo Deportivo, Messi está en ti y en mí, porque Messi es el que es, así como respondió Yahveh a Moisés al ser preguntado por su nombre.
Así que "sangre, sudor y Messi", "otra vez Messi" y "Messi vuela a cuartos" como enésima trilogía romántica para eternos adolescentes, de venta en todos los quioscos, a la espera de hacer las delicias de todos los corazones enamorados, sensibles y tocados por la magia. Love is in the air everywhere I look around, donde around significa Messi.
Se pelean las plataformas por llevar la trilogía al cine de sobremesa, ese tan pulcro y aseado. Ese cine donde una Navidad en un decoradísimo pueblo de las afueras de Nueva York es la Navidad perfecta de nieve falsa y adornos de cartón piedra. Ese cine donde chico (cuerpo y cara de modelo) conoce chica (cuerpo y cara de modelo). Ese donde los problemas solo existen porque se arreglan al final con amor, pan y fantasía. Ese cine, a falta de mejor nombre, donde hace siempre un sol esplendoroso, donde las vestimentas parecen de catálogo de Mango y los muebles son todos de Ikea. Ese cine, esa prensa deportiva, donde un país y un mundial se visten artificialmente de todo aquello que no es para ser publicitado y consumido como si debiera ser publicitado y consumido, sin mirar debajo de la alfombra, tan limpia en apariencia, tan bonita y exótica y multicultural ella, tan elevada porque se asienta en kilos y kilos de basura.
Pero, ¿no lo oyen? Llega un coro de niños inmaculados a nuestras puertas cantando villancicos, aun en el polvo del inclemente desierto catarí. Viene Messi encabezando el coro. Le sigue Gavi. Oh, amics, qué siesta nos vamos a pegar con esta película. Disfrutad de ella y de este domingo.
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