El sábado por la mañana, por mediación de un amigo, tuve la oportunidad de conocer por fin el Nuevo Bernabéu por dentro. Nada más traspasar el control de seguridad supe lo que debió sentir Jonás al ser engullido por la mítica ballena de la Biblia. In situ resulta perfectamente comprensible el odio generado por un monumento así en el centro neurálgico de Madrid. ¿Cómo no van a detestar que Florentino Pérez haya levantado un Madison Square Garden en el barrio de Chamartín? Si por fuera el estadio reformado tiene la apariencia de una nave espacial, de algo monstruoso y por supuesto de una dimensión trascendente y sublime que no cuadra para nada (esa es, en el fondo, la idea) con su entorno burgués y ligeramente decadente, por dentro el efecto es aún mayor: superior, apabullante, una amplitud vertical que como en el interior de las catedrales góticas hace que todo, desde la mirada del individuo hasta el espíritu, ascienda y se eleve hacia unas alturas que, a pesar del techo retráctil, sabemos que continúan mucho más allá, hasta los cielos.
La presentación de Endrick siguió por supuesto el guión habitual, ya testado por el tiempo. Hace casi veinte años de la primera de estas fastuosas puestas de largo diseñadas personalmente por el presidente Pérez, que fue la de Kaká. Aquello marcó un hito, un antes y un después en la historia mercadotécnica del fútbol contemporáneo. Además, el modelo se fue refinando prácticamente a tiempo real y en sólo un par de semanas, las que mediaron entre la presentación de Kaká y la de Benzema, con el punto álgido, inolvidable, de la de Cristiano Ronaldo. Aquel día el Madrid metió a ochenta mil personas en el Bernabéu no para ver un partido de fútbol ni para celebrar una Copa de Europa, sino para ver por primera vez de blanco a un futbolista.
¿Cómo no van a detestar que Florentino Pérez haya levantado un Madison Square Garden en el barrio de Chamartín? por dentro el efecto es aún mayor: superior, apabullante, una amplitud vertical que, como en el interior de las catedrales góticas, hace que todoascienda y se eleve
La influencia de aquello fue intergeneracional y la vimos con Mbappé, que se sintió heredero directo y calcó los gestos y las palabras del portugués. Uno, dos, tres, ¡Hala Madrid! La frase ya es más famosa que la de U2 y está en la imaginación de todos los niños del mundo. A esa idea aludió Florentino durante su speech presidencial el sábado, que giró siempre en torno a la universalidad. Esto, que defendíamos, modestia aparte, tan sólo unos cuantos hace una década, es ya, por fin, la gran idea-fuerza del florentinismo moderno. Es decir, es definitivamente un concepto que se verbaliza. Con el primer florentinismo la noción del madridismo universal se manifestaba en su mensaje pero como algo más etéreo, una vaga ambientación, un marco mental. Pero verbalizar las cosas es importante. Hasta que algo no tiene nombre y se pronuncia, no existe, por más que se sobreentienda. El madridismo universal es un tropos en el relato florentinista del Madrid moderno y la idea recorre el discurso y también el hormigón y el acero con el que está hecho el nuevo estadio. Ha mutado de la palabra al sólido bloque edilicio. El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
El Nuevo Bernabéu es la expresión del Verbo. El techo, del que se hicieron muchas bromas (yo también pequé), es verdaderamente un espectáculo. Estaba echado y bajaba la temperatura del estadio algunos grados, la diferencia se notó clarísimamente en cuanto salimos a la calle al mediodía infernal de Madrid. Yo era muy contrario, de entrada, al techo, por una cuestión, digamos, cultural: eliminaría la acción embellecedora y el hechizo antiguo del fútbol bajo la lluvia, por ejemplo, aislando el juego del entorno metereológico, que siempre influyó y lo diferenció de los deportes de pabellón, pero lo cierto es que el efecto acústico que genera la capota es total. Como el Madrid emitió por los videomarcadores un par de vídeos con los goles de las quince finales ganadas, cada vez que salía uno de Cristiano la gente hacía el siuuuu y retumbaban hasta las piedras. Imaginé lo que tuvo que ser el día del Bayern con los goles de Joselu y se me erizó el vello de la nuca.
Entre el techo y el videomarcador 360 grados la sensación atmosférica es superior, otro nivel de presión ambiental no conocida hasta ahora, por lo menos en España. Estos dos elementos ponen el Bernabéu, por un lado, a la altura de los grande estadios ingleses y su abrumadora cultura sónica. Por el otro, lo iguala con los colosales recintos deportivos estadounidenses, concebidos para el entertainment integral. Es, de verdad, un auténtico Madison, que ya tiene por cierto la leyenda que rodea a este lugar, por la mística propia del Madrid, que va siendo poco a poco alimentada por los megaconciertos que se están dando y por los que se van a dar.
El madridismo universal es un tropos en el relato florentinista del Madrid moderno y la idea recorre el discurso y también el hormigón y el acero con el que está hecho el nuevo estadio. Ha mutado de la palabra al sólido bloque edilicio. El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros
El Bernabéu va a trascender, ya no sólo será el sitio donde claudican los sueños de millones de futboleros ingleses, alemanes, italianos o franceses. Será el escenario de otro tipo de ilusiones, instagrameables y tiktokeables en grado sumo, los sueños y delirios oníricos de los millones de fans de las grandes estrellas de la música del momento, sea Luis Miguel o Karol G, Taylor Swift o Manuel Carrasco. El estadio se está convirtiendo en una meca a la que marcharán en peregrinación todos los adictos a todos los géneros musicales y de espectáculo de nuestra era, de un modo que desdoblará su impacto en la cultura popular de nuestro mundo o como poco ampliará el puro y simple que tiene como estadio del equipo de fútbol más importante de todos.
Hablando de escenarios, el control y dominio escenográfico de todo que ha alcanzado Florentino es absoluto. No sólo es el gran presidente de la historia del fútbol mundial, con Bernabéu, ni el gestor empresarial, tiburón de los negocios internacionales y mago de las empresas que cotizan en las bolsas del mundo, que conocemos. Es, también, un director de escena de primer nivel. En realidad todo el show de las presentaciones es el show de Florentino Pérez. Los futbolistas, desde Kaká y Cristiano hasta Mbappé y Endrick, son meros figurantes de un espectáculo imaginado, organizado e interpretado por él. Su camino hacia el escenario, aclamado por las masas, es digno de ver. Pérez ha convertido esta puesta en escena en una liturgia con sus fases bien marcadas, una especie de eucaristía laica cuyo culmen se da cuando agarra la mano del protagonista y la alza a la vista de la parroquia congregada, que prorrumpe en el éxtasis final.
Florentino se conduce como un abuelo, sobre todo con los chavales que vienen tan jóvenes. Está todo preparado, incluso que lloren. Por eso tenía listos unos pañuelos en el púlpito desde el que se dirigieron a la feligresía en cuanto Endrick se emocionó, y con él nos emocionamos todos: sus padres, Pirri, los que estábamos en la grada…con estas presentaciones además, el Madrid ha conseguido algo que no me parece menor: sacarse de la manga un auditorio fabuloso en el corazón de la ciudad, una tribuna improvisada que no es ni una radio, ni un plató de televisión, ni el parlamento, desde la que dirigirse a cuarenta o cincuenta mil personas que, voluntaria y libremente, dedican una mañana de sábado en verano a desplazarse hasta allí y escuchar lo que el presidente les tiene que decir. El impacto de algo así merece un comentario, por lo menos. Miles de españoles y de hermanos hispanoamericanos, que éramos el noventa y nueve por ciento del personal allí presente, fuimos el objeto de un discurso elevador, digno, en cierto modo antiguo, que no viejo, pues Florentino, a diferencia de nuestros políticos y periodistas, no nos habla como si fuésemos tontos, sino que se dirige a quien le escucha respetando su capacidad intelectual y con un discurso que, más allá de los lugares comunes que son ya tradición, en el fondo inspira y anima a ser mejores en nuestras vidas.
El Nuevo Bernabéu, en mi opinión, aún no está acabado y tiene cosas que mejorar. Los asientos son estrechos, pequeños y mejorables. Habría que mejorar eso pero yo no soy ingeniero. Sin embargo, son detalles. Lo estructural está ya presente y tiene un potencial que descubriremos. Su magnitud no es la de un estadio de fútbol sino la de un templo antiguo. No está pensado a la medida del hombre porque el Madrid no está hecho a la medida ni del país ni del hombre que lo habita. No hace falta y por supuesto que es política, cuyo vehículo fundamental, desde los babilonios, fue la arquitectura, por más que sorprenda a los redactores y entrevistados por El País. El Nuevo Bernabéu es una muestra arquitectónica de la fe en el futuro y como comunidad cívica necesitamos muchas más para no perder la esperanza. Que es por lo que seguimos siendo del Madrid.
Getty Images
El mejor presidente que marcara una historia en la familia de los que amamos y queremos al club más grande del mundo con una gran historia que vivirá en la vida de nuestros corazones soy Madrid desde la cuna y sueño con un día ir al estadio y conocer los jugadores y aserlo antes de morir Hala Madrid ♥️más que una pasión una historia
Es la primera vez que leo, en La Galerna, el tema de la estrechez e incomodidad de los asientos, cuyo comentario comparto y lamentablemente sufrimos tal precariedad durante toda la temporada.
Añadiría, que además resultan hasta peligrosos para una salida por motivos de emergencia.
Los asientos no abatibles, resaltan las dificultades de movilidad incluso en una situación normal. Lo sufro en el sector 209.
Los asientos no pueden estar más separados ni ser más grandes porque se perdería capacidad y el Bernabéu debe tener más de 80000 espectadores de capacidad porque si no entre otras cosas no podría jugarse la final de un mundial etc.
Es la gran tacha que le pongo a no haber hecho un gran estadio a las afueras (¿puede que Valdebebas?)con 100000 o más de 100000 espectadores en vez de reformar el Bernabéu y así se haría con las comodidades y los servicios deseados en vez de tratar de hacer lo posible con el espacio que hay en el Bernabéu actual aunque no quedaría tan bien situado como está ahora, creo que es algo que se debería de haber preguntado a los socios por parte de Floper.
Por otro lado ya va siendo hora de hacer una columna por parte de la galerna para hablar de las plataformas éstas antinuevobernabeu, yo creo que hay que insonorizar pero éstos grupos quieren que no se hagan conciertos ni nada, de hecho la muerte de un ciudadano el otro día ante el puñetazo de un criminal en los aledaños después del concierto ha sido utilizado de forma miserable por éstas asociaciones para hecharselo en cara al Real Madrid como si fuera culpa suya, que ya hay que ser sinvergüenza para eso.
Me alegro mucho por ser del Madrid. Muchísimo.
Ser del Madrid te diferencia y distingue de jugadores, entrenadores, directivos, aficionados y periodistas culés. Quienes , precisamente por negar y no mostrar vergüenza por el caso VARsalona/Negreira, me hacen sentir la máxima vergüenza ajena y repugnancia por semejante colectivo. Ni olvido ni perdón.
.
He escrito dos comentarios en ésta noticia, uno por la mañana y otro por la tarde muy parecido viendo que no me lo publicaban, y siguen sin publicarme ninguno de los dos.
Me gustaría saber que filtros se usan para decir que mensajes se publican y cuales no en éste medio porque viendo la de Trolls que escriben por aquí de vez en cuando tiene tela...
Don Santiago, Don Alfredo y Don Floper. El tercero a años luz.
El cuarto, quise decir.
El Sr.Presidente, personalmente me ha dado 2 lecciones una de madridismo, staba deguro de ser el mas madridista de España ahora creo q soy el segundo, el primero es D Florentino Perez.
La gestión. D Santiago q en gloria sté. Hoy tenemos un gestor inigualable q hace cada dia, mas grande al Madrid.