El fútbol siempre nos recuerda que no podemos cantar victoria. Una liga encaminada a la sala de trofeos no está ganada hasta que matemáticamente puede darse por hecha. Aunque virtualmente el Real Madrid tenga este campeonato nacional bajo su pulgar, no es prudente confiarse en exceso. El empate el pasado domingo en Vallecas es un contratiempo asumible. Si bien es cierto que podemos considerar como un pinchazo empatar contra un Rayo Vallecano que lleva una trayectoria algo errante desde enero, creo que desespera más la forma de perder una victoria que parecía muy próxima a los tres minutos. El Madrid realizó uno de esos contraataques marca de la casa que nos encandila. Es de admirar cómo Federico Valverde es capaz de cabalgar como un potro desbocado y tener suficiente precisión para poner un pase de gol perfecto que deja a Joselu solo ante el portero con la única misión de poner el pie y anotar el primer tanto.
¿Qué pasó luego? Faltita a faltita, que dirían los propios jugadores del Rayo, el Madrid se fue diluyendo y un partido que parecía más que controlado durante toda la primera mitad acabó en empate. Como aficionado, aborrezco estos partidos sosos que acaban siendo un verdadero pestiño cuando un equipo decide parar el juego continuamente con faltas y un árbitro más que permisivo se las tolera. No es un espectáculo a la altura del fútbol de élite que esperamos que sea nuestra liga.
Aborrezco estos partidos sosos que acaban siendo un verdadero pestiño cuando un equipo decide parar el juego continuamente con faltas y un árbitro más que permisivo se las tolera
Acabamos el encuentro con minutos repartidos entre no habituales y buenas sensaciones para jugadores que necesitan rodaje como Arda Güler. Por ello, destaco como algo positivo del pasado domingo las rotaciones introducidas por Carlo Ancelotti. Creo que son necesarias aunque esta semana el equipo haya podido descansar bien para afrontar la visita del Sevilla Fútbol Club al Santiago Bernabéu. De todos modos, el Madrid debe solventar con facilidad este partido pues el equipo andaluz anda dando tumbos desde la primera jornada liguera. Aunque por otro lado, siempre un arbitraje surrealista con decisiones peculiares puede poner de su parte y acabar en tablas un encuentro sencillo. Algo así sucedió en la primera vuelta con un delirante arbitraje en Nervión que anuló un gol legal por una falta inexistente y un fuera de juego etéreo. Vamos, nuestro pan de cada día con el estamento arbitral.
Y entre una cosa y otra, el culebrón de nunca acabar volvió al candelero del que nunca se fue. El pasado jueves 15 medio mundo se hizo eco de la no continuación del señor Kylian Mbappé en el Paris Saint-Germain. Esta noticia no oficial se presentó como tal pues al parecer el entorno mediático del PSG quiso deslizarla. El anuncio se produjo justo un día después del Miércoles de Ceniza. Y no es de extrañar pues, en mi opinión, Kylian Mbappé debe sumirse en una profunda penitencia antes de anunciar públicamente su decisión. Toda penitencia conlleva una reflexión honesta para alcanzar una posterior iluminación. Pido un acto de contrición por parte del internacional francés. ¿Qué menos después de tanto circo?
Si les soy sincero, bromas aparte, a mí todo el tema Mbappé me aburre y desespera. Entiendo la alegría y el alborozo con que se ha recibido la noticia por gran parte del madridismo. Ni que decir tiene que es un grandísimo jugador, posiblemente el mejor jugador del planeta en la actualidad. Lo que pasa es que todo el circo que tiene montado a su alrededor me produce un rechazo tal que soy incapaz de separarme de ese hartazgo para valorar con regocijo su posible llegada al Real Madrid.
Querido Kylian, ¿esta vez vas en serio o es otra de tus estratagemas? Mientras te decides, nosotros seguiremos a lo nuestro que es ganar la Liga y la Champions como hicimos en el 2022, la última vez que estuviste deshojando margaritas
Con Kylian Mbappé nos pasa a bastantes como esas viejas y aburridas parejas de muchos años que discuten todo el rato, rompen cada sábado y se dan segundas oportunidades los domingos antes de medianoche. ¿Hasta cuándo? ¿Cuántas peleas más hay que atravesar? ¿Vale la pena aguantar tanto? Porque ya lo de Mbappé no es un amor imposible, es más bien esa pareja con la que rompes cada tanto y vuelves no sabes ya muy bien por qué.
Sé que es un sentimiento personal, pero muchos madridistas nos preguntamos si aceptar una vez más a Mbappé es juicioso o va contra todas las reglas. Sí, ya sé que Mbappé es un fenómeno pero el Real Madrid es esa chica rubia espectacular por la que todos los quarterbacks suspiran en las películas americanas y darían la vida entera por ir con ella al baile de fin de curso. Querido Kylian, ¿esta vez vas en serio o es otra de tus estratagemas? Mientras te decides, nosotros seguiremos a lo nuestro que es ganar la Liga y la Champions como hicimos en el 2022, la última vez que estuviste deshojando margaritas.
Getty Images.
¡Cuánta razón, Daniel!. Cansino hasta la saciedad.
Me quedo con el final, nosotros a lo nuestro, que no es otra cosa que ganar.
Aquí salgo yo con mí polo rojo, orgulloso con mi cara de retard y mi barriga de tragapaguitas
https://youtu.be/-OdMv41zG9A?si=xwuWrjBgC4ur5B0O