Mañana jueves el Real Madrid cierra en Vitoria frente al Deportivo Alavés su curso 2023. Ha sido un año extraño con el estallido del Caso Negreira. Lo deportivo tomó un tinte de crónica negra. Por meses, el aficionado puso en tela de juicio todo lo que estaba viendo. Es imposible asistir impertérrito al campeonato nacional. No solamente el estamento arbitral sale tocado, también el fútbol español. Y la prensa convencional. Los principales medios de comunicación han decidido mirar a otro lado y tratar el tema como una obsesión graciosa de cuatro freaks. Salvo honrosas excepciones como El Mundo o Libertad Digital, la mayoría de la prensa generalista decidió hacer realidad aquella máxima del fútbol de patadón y para arriba. Por ello, el balance futbolístico del año ha sido gris tirando a negro. Como aficionado no puedo separar el grano de la paja. Evaluar el año en términos futbolísticos no sería justo. Lo deportivo ha sido ensombrecido por la trampa y el engaño.
El pasado domingo frente al Villarreal Club de Fútbol el Real Madrid ofreció su mejor cara. La noche prometía, pues el campo estaba en su esplendor con la cubierta retráctil luciendo en lo alto y el ambiente era ensordecedor. Daba un aspecto mágico, como de platillo volante que acaba de posarse en plena Castellana para comunicarnos que al fin fuimos contactados.
Con el estallido del caso negreira, Evaluar el año en términos futbolísticos no sería justo. Lo deportivo ha sido ensombrecido por la trampa y el engaño
Y en la grada nuestro nuevo niño crack: Endrick. El brasileño pasó unos días por la capital para conocer su nuevo entorno, ver las instalaciones de Valdebebas y saludar a los compañeros del primer equipo. También acudió al palco con toda su familia, novia y staff. La atmósfera era total y la gente estaba enloquecida. Endrick tuvo su primera entrevista antes del encuentro y dejó sus primeras declaraciones como jugador merengue: "Es un sueño desde chiquito estar aquí, será una gran historia". Enchaquetado, tranquilo, sonriente y en perfecto castellano añadía: "Creo que vamos a hacer una gran historia de aquí a seis meses".
En esas estábamos cuando el balón empezó a rodar. El Madrid inmediatamente se hizo con el control del encuentro. Juego dinámico, en bloque alto. Modric se colocaba en la zona del mediapunta y Valverde jugaba de cinco. Toni Kroos se dedicaba a flotar, ofrecer opción de pase y oxigenar la medular con su juego preclaro de perfecto cirujano. Por su parte, Jude Bellingham iba y venía en labores ofensivas y defensivas. De nuevo, el británico parece ser algo más que un jugador, luce como un perfecto tres en uno. ¡Qué capacidad técnica y física! Jugamos con tres más gracias a él.
Brahim Díaz volvió a ser de la partida y dejó detalles de su técnica otra vez. El mediapunta quiere demostrar que tiene sitio de sobra en este Real Madrid y aprovecha cada ocasión para presentar sus credenciales. El malagueño tiene suficiente fútbol en sus botas para ser jugador de rol o asumir la titularidad cuando las bajas arriba amenacen al once.
Brahim quiere demostrar que tiene sitio de sobra en este Real Madrid y aprovecha cada ocasión para presentar sus credenciales. El malagueño tiene suficiente fútbol en sus botas para ser jugador de rol o asumir la titularidad cuando las bajas arriba amenacen al once
Jude Bellingham abrió de nuevo el marcador con un testarazo perfectamente medido. Parecía Santillana o Cristiano. Rodrygo Goes puso el 2-0 en el marcador y refrendó su buen momento como goleador. El brasileño ha recuperado el colmillo retorcido de cara a gol y aleja los fantasmas que en el primer tercio de la temporada lo tenían sumido en una depresión. A la vuelta del descanso, Morales aprovechó un despiste defensivo y resolvió la jugada con un gol propio del delantero con olfato que siempre ha sido.
El Villarreal tomó aire por unos instantes pero en el minuto 64’ Brahim Díaz marcó un gol maradoniano yéndose de todos los que le rodeaban, corriendo con el balón pegado al pie y recortando al último rival antes de ajustar el disparo a las redes. Simplemente, un golazo marca de la casa. Las mocitas madrileñas sonreían en la grada. Luka Modric aprovechó un balón muerto en el área para cerrar el marcador y anotar su primer tanto. Segundo partido consecutivo del genio croata en el once y participación de sobresaliente.
Por supuesto que la nota triste la puso la lesión de David Alaba. En la primera parte el internacional austriaco sintió cómo su rodilla sufrió un tirón en una jugada fortuita. Tras la finalización del partido, el parte médico del Real Madrid daba a conocer que nos encontrábamos con "una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda" y que inevitablemente debía pasar por quirófano. Es decir, adiós a la temporada. Tercera rotura de cruzado para la plantilla. Increíble mal fario. Obviamente, la pregunta ya flota en el aire, ¿hemos de fichar un central? Supongo que sí. ¿A quién? Complicado saberlo. Siempre es delicado acudir al mercado invernal.
Por su parte, el antimadridismo sociológico vive días inciertos. Aunque ha logrado anotarse un nuevo tanto al adjudicar el VAR a Mediapro, sus dos grandes baluartes deportivos están deprimidos: el Atlético de Madrid de Simeone está en horas bajas y el Fútbol Club Barcelona de Xavi Hernández anda como pollo sin cabeza. Bien es cierto que tener a Tatxo Benet, máximo directivo de Mediapro tras la salida rara de Jaume Roures, al frente del tinglado les garantiza el control del relato en la realización deportiva y este hecho no es moco de pavo.
El Atlético lleva desde el partido Olímpico Lluís Companys sumido en un juego apático. El pasado sábado salió vapuleado de San Mamés tras un baile del Athletic Club que bien pudo acabar en tragedia con una manita. Los pupilos de Simeone están acabando el año de forma errática. Hasta hace poco buena parte de la prensa les daba por favoritos para ganar el campeonato, llegando a decir que el Atleti era el único equipo que jugaba a algo. ¡Qué curioso!
El Barcelona parece una unidad de desatino en lo universal. Admito que estoy disfrutando de tanta impostura grotesca. Es imposible querer nadar y guardar la ropa todo el rato
Del Barça ya mejor ni hablar. Dan hasta lástima. Algo de vergüenza ajena siento cuando observo la deriva de este equipo en permanente peligro de extinción. O de deconstrucción, si nos manejamos dentro del constructo que se sacó de la manga Xavi. Tras la derrota frente al Girona, encadenó otra derrota frente al Amberes y un empate frente al Valencia. El Barcelona parece una unidad de desatino en lo universal. Admito que estoy disfrutando de tanta impostura grotesca. Es imposible querer nadar y guardar la ropa todo el rato.
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Escribe bien y no le importa no ser humilde. Cada cual es feliz a su manera. De el mal de nada ni nadie nos puede satisfacer. Digo
De todas formas mucho cuidadito hoy, que como al Madrid le de por perder (y es muy probable, debido al cóctel "bajas-sobreexcitación del rival-Negreira boys") y sumado a que ayer la Farsa ganó (con más pena que gloria, pero ganó) se ponen de nuevo a 4. No hay que aflojar.
La pasada temporada el Barca legaron a estar a mucha más distancia que ahora y ganaron la liga, así que ojito, no sea que pase esta temporada lo mismo