El fútbol genera noticias todo el año. Una vez finalizada la temporada, arranca el mercado de fichajes. En el mundo del fútbol, la época estival es una especie de estado mental para el aficionado. Los medios aprovechan para perpetrar portadas con cotilleos más que con certezas. Cuando acumulas años viendo fútbol sabes que corres el riesgo de llegar a marearte con tantos futuribles fichajes que, normalmente, nunca llegan a materializarse. De hecho, la sección del portanálisis está que arde en estas fechas tan entrañables. Por ella desfilan agentes estrafalarios, padres que desmienten a los representantes de sus hijos o auténticos iluminados que saben a ciencia cierta qué movimiento de dominó propiciará que el próximo crack mundial recale en tal o cual club.
En estas lides, nuestro club también es distinto. Es cierto que el Real Madrid jamás baja la intensidad ni se duerme en los laureles. Rastrear el mercado, sopesar posibles incorporaciones o necesarias ventas es trabajo de la secretaría técnica. Pero en este ejercicio prima el sentido común. Aunque el Real Madrid vive en un continuo principio de acción y reacción, el club permanece ajeno al frenesí del mercado. Y es de agradecer pues traslada al aficionado que existe un plan trazado y que este no se modifica en función de modas, intoxicaciones periodísticas o decisiones caprichosas.
El mercado de fichaje tiene bastante de competitivo. Todos los equipos hacen lo que pueden en función a sus presupuestos: el contexto socioeconómico condiciona más de lo que podemos llegar a sospechar. La Liga atraviesa un momento económico muy delicado. No hay dinero. En los últimos años, el nivel general de la competición nacional se ha debilitado: por mucho que Tebas se esfuerce en contradecir la realidad, no podemos competir con la Premier League. Ya hasta la Serie A nos toma la delantera pues, de un tiempo a esta parte, el fútbol italiano está dando un paso al frente. Y en estas nos hallamos bailando con la más fea.
El madridismo ha celebrado con algarabía la llegada de Jude Bellingham pero quiere más porque el madridista es de naturaleza voraz. El madridismo ansioso exige fichajes de relumbrón. A veces, ese madridista inquieto debiera recordar que la plantilla se ha reforzado también con Fran García y Brahim Díaz. En mi opinión, ambos fichajes son muy interesantes porque aportan juventud y talento al equipo. Conviene no olvidar que, de vez en cuando, las plantillas necesitan cada tanto sus relevos por posiciones. El estancamiento en el vestuario no es bueno y salidas como las de Asensio o Hazard resultan lógicas. Más allá de la indudable calidad de estos dos futbolistas de categoría, el periplo de ambos ya finalizó.
El madridismo ha celebrado con algarabía la llegada de Jude Bellingham pero quiere más porque el madridista es de naturaleza voraz. El madridismo ansioso exige fichajes de relumbrón
El refuerzo en la delantera es el gran interrogante. Para cubrir ese vacío vuelve Joselu al Madrid. El canterano retorna al club tras una notable temporada en el Espanyol. Joselu llega para ocupar el único puesto de delantero centro puro. Encontrar un delantero centro a la antigua usanza es más difícil que hallar rosas en el mar. La posición de delantero centro es una posición en permanente peligro de extinción en el fútbol moderno desde Guardiola y sus imitadores. Así pues, la misión de Joselu no es moco de pavo.
Florentino Pérez ha acuñado una frase que siempre repite en cada presentación: «En el Real Madrid la exigencia es máxima». La ha repetido tantas veces que, lejos de resultar manida, ya todos los madridistas nos la sabemos de memoria. En muchas ocasiones, en estos actos multitudinarios, Florentino parece que pretende dirigirse más al pueblo madridista que a la prensa. Y es de agradecer. Es loable que el presidente aproveche estos momentos de relevancia mediática para acercarse a todos los madridistas. Florentino Pérez habla cuando es necesario. Pero cuando habla, se expresa claramente. Pues eso, para Joselu la exigencia será máxima. Pero, a buen seguro, el delantero de 33 años se ganará el afecto de la grada de Chamartín. Pasión y respeto por nuestro escudo no le faltarán.
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Yo creo que el madridismo ni tiene un ansia voraz ni pide jugadores de relumbrón. Lo que pide es sentido común. Si vendes a tu delantero titular que te aporta 40 goles por temporada, balón de oro el año pasado, lo suyo es que fiches a alguien con más posibilidades que el delantero centro de un equipo descendido con 33 años. ¿Es tan difícil de entender? Pero aparte del delantero hay otras carencias que se han demostrado importantes en la plantilla a lo largo de la pasada temporada, por ejemplo, en los laterales. Aquí se ha fichado a Fran Garcia, que está muy bien, pero que demuestra lo que decíamos muchos el año pasado, faltaba un lateral en la banda izquierda (lo de Mendy ya me parece un mal menor). Pero es que pasa lo mismo en la derecha, donde no sé que pintan Lucas Vazquez y Odriozola, cuando ninguno de los dos aporta nada. Lo de que hay que dejar trabajar al club está muy bien. Pero es que el año pasado dijisteis lo mismo y al final no se fichó a nadie a pesar de que las carencias estaban claras.