Nacho Fernández es el nuevo capitán del Real Madrid. En el Madrid no es baladí ser el gran capitán. En un club castizo y generoso que se rige por valores a la antigua usanza, ser el máximo baluarte de la capitanía es tener mando en plaza. El señor Fernández será el primus inter pares. Así pues, para la temporada 2023/2024 los portadores del brazalete son: Nacho, Modric, Carvajal y Kroos. Así queda la capitanía: dos madrileños y dos leyendas foráneas. Dos canteranos que aman a su Madrid con locura y dos figuras estelares del centro del campo. Los cuatros son jugadores queridos por la afición y que conocen a fondo el vestuario del primer equipo. Síntesis perfecta del espíritu universal del Real Madrid.
Nuestro nuevo capitán bien merece que nos ocupemos de él. Para mí, el capitán de un vestuario es el prócer del equipo. Un sabio. Un padre para los chavales. Un espejo donde han de mirarse los canteranos. Un reflejo del madridismo dentro y fuera del campo. Por todo ello, me gustaría loar su figura. Procedo.
Ser capitán nunca es fácil. Y menos en el Real Madrid. Es un vestuario plagado de estrellas y de jóvenes promesas. El capitán debe mediar, balancear egos y estatus
Don José Ignacio Fernández Iglesias, natural de Madrid, nació un 18 de enero de 1990. Con 33 años, acumula a sus espaldas doce temporadas. Fue don José Mourinho quien le hizo debutar un 23 de abril de 2011. El escenario fue el Estadio de Mestalla, marco incomparable, plaza de tronío. Es decir, el defensa matritense debutó como debutan los grandes: al más alto nivel y con la afición rival en contra. El mariscal de Setúbal conocía perfectamente al canterano. Lo había estudiado y sabía de su potencial y versatilidad. El mariscal de Setúbal ponderaba la valía del defensa. Las espadas en todo lo alto. La afición de Mestalla rugiendo en plena mascletá emocional. Y ahí, en mitad del ruedo nacional, don José Ignacio Fernández Iglesias. Plantado, en su sitio. Sin miedo alguno, con toda la valentía del mundo. Seguro de sí mismo. Concentrado. El canterano sabía que era su gran oportunidad y la iba a aprovechar. Porque Nacho Fernández, parafraseando a Jaime Gil de Biedma, como todos los jóvenes vino al mundo para llevarse la vida por delante.
Aquel partido en Valencia acabó con un 3-6 a favor del Madrid y Nacho, a pesar de unos calambres que casi le cuesta no acabar el encuentro, aguantó como el Cid Campeador hasta el final del mismo. Creo que este espíritu estoico simboliza al jugador y a la persona. A Nacho nadie le ha regalado nada. Ni en la vida ni en el fútbol. Es un hombre hecho a sí mismo. Es un tío por derecho. Por derecho, levantó una carrera espectacular en el mayor club de la historia del fútbol. Y todo esto lo hizo contra todo pronóstico. Pues, como usted y yo sabemos, en el Madrid siempre llega en verano algún fichaje de última hora que relega al canterano al banquillo. ¿Quién sale adelante? El canterano capaz de sobreponerse a la adversidad. Es decir, Nacho el estoico.
Ser capitán nunca es fácil. Y menos en el Real Madrid. Es un vestuario plagado de estrellas y de jóvenes promesas. El capitán debe mediar, balancear egos y estatus. En ese vestuario, es cosa fina erigirse capitán pues el Madrid es el Madrid y nada más. Al igual que no existe ni existirá un club de la dimensión del Madrid, no existe otro capitán como el del Madrid. Nacho sabe que ser capitán del club de Concha Espina es asumir mucho peso sobre sus espaldas porque, como todos aprendimos gracias a Spiderman, un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Nacho será un gran capitán. Una figura sana y sabia. Un veterano laureado que narrará los entresijos del club a los noveles que llegan al Madrid
A lo largo de su carrera, Nacho ha tenido a muchos capitanes. Primero, Casillas. Segundo, Ramos. Y, por último, monsieur Benzema. ¡Qué trilogía! Cada cual de su madre y de su padre. Casillas, el ponderado. Ramos, el pura sangre. Benzema, el tranquilo. Intuyo que de los tres habrá sacado muchas cosas. A su vez, el defensa madrileño tomó como guía otros segundos y terceros capitanes como Casemiro o Modric, por citar grandes nombres que en las últimas temporadas han ejercido en el campo la capitanía.
Como aficionado y conocedor del Real Madrid estoy encantado con la capitanía de Nacho Fernández. Estoy seguro, como lo estamos todos, de que Nacho será un gran capitán. Una figura sana y sabia. Un buen hombre que le dará los mejores consejos del mundo a los jóvenes. Un veterano laureado que narrará los entresijos del club a los noveles que llegan al Madrid. Porque Jude Bellingham o Brahim Díaz necesitan ese gran Faro de Alejandría que es Nacho Fernández. Porque la afición del Madrid quiere y admira al seis del Madrid. Oh, capitán, mi capitán, en usted confío.
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