En los últimos meses todos los aficionados al fútbol estamos tristes y muy disgustados. A pesar de que nos repitamos que debemos confiar en la acción de la Justicia y que todos los implicados en el célebre Caso Negreira merecen respeto y seguridad jurídica, ¿quién nos quita el enfado? Han manchado nuestro deporte favorito.
Tras el Caso Negreira, ¿en qué estado se encuentra el fútbol español? Ahora que la polémica está en una fase judicial tan aguda, ¿qué excusa tiene el Fútbol Club Barcelona? Tras el estallido de esta presunta corrupción total que implica al club culé y a las más altas instancias del fútbol nacional, ¿qué papel juega en todo ello el entramado del mundo del balompié? El descrédito liguero es absoluto. Y el estado del fútbol en nuestro país ha conocido días mejores. Parafraseando al siempre ocurrente Manuel Ruiz de Lopera, estamos en la U.V.I y entubados por el equipo médico habitual.
Leemos esta semana que la jueza del llamado Caso Negreira aprieta al Barcelona y oímos la noticia con pesadumbre. Desgraciadamente, el espectáculo es dantesco. Dantesco por absurdo y dantesco por estúpido. De paso, por momentos, uno se siento estúpido por ver este deporte por televisión y alentar a los heroicos deportistas que nos deleitan e ilusionan. Pues sí, en estos días que están pasando me siento tonto por amar con pasión el fútbol.
¿Qué necesidad hay de robarnos la ilusión por nuestro fútbol? Los aficionados al fútbol dudamos ya de todo pues somos ciudadanos de a pie. Últimamente, para el hombre de la calle cada vez es más difícil dirimir los entresijos complejos del sistema. Y si encima ya no te puedes relajar viendo fútbol, ¿qué te queda?
Creo que no somos conscientes del daño que ha producido y producirá en la competición todo este escándalo de presunta corrupción. El descrédito amenaza con ser de carácter abrasivo. La Justicia ha de dirimir y nosotros confiaremos con fe ciega. ¿Qué más nos queda? Confiar en que todo saldrá bien y se será justo con los presuntos implicados.
En muchas ocasiones velar por los intereses propios y por salvaguardar el honor de este deporte tan lindo llamado fútbol es tan importante como ganar una Copa de Europa
Desde el pasado 15 de febrero vivo sin vivir en mí. Cuando la investigación se hizo pública no pude evitar enfadarme. Y acto seguido, sentir lástima. Admito que siento lástima por los buenos aficionados, la gente honesta y buena que anima a su club y no tiene culpa de que le roben la ilusión de todos los fines de semana. No hay derecho a que se ponga en duda la limpieza de una competición. No hay derecho a que se ponga en solfa la honestidad de nuestro deporte favorito. Muchos niños acuden religiosamente a sus estadios de la mano de sus padres y abuelos. ¿Alguien piensa en esos niños? Yo también fui niño y me ilusioné con este deporte tan lindo llamado fútbol.
Me siento orgulloso de que el Real Madrid se persone como perjudicado. El club hace estupendamente. Cuando finalmente dio el paso los aficionados merengues celebramos este gesto audaz con exaltado orgullo. En mi opinión de simple seguidor, el club que preside Florentino Pérez dio una lección de señorío al personarse como perjudicado en el Caso Negreira. Yo, y tantos y tantos madridistas por todo el mundo, celebramos la actuación de nuestro club con justificado orgullo. Porque sí, en muchas ocasiones velar por los intereses propios y por salvaguardar el honor de este deporte tan lindo llamado fútbol es tan importante como ganar una Copa de Europa.
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El estado de "nuestro" fútbol es lamentable. El daño hecho lo vamos a ver de aquí a dos años. El año que viene, por inercia, no creo que sea aún escandalosa la desconexión, aunque se notará.
El nuestro entrecomillado va por todos aquellos Manolos y piperos de la vida que salieron corriendo contra Florentino cuando presentó la Superliga en El Chirincirco.
Si y mientras tanto el Negreira Barcelona ganando títulos e incrementando su palmarés . Que haber si nos enteramos QUE ES LO QUE CUENTA.
Lo demás palabrería que de nada sirve.
Lo que sirve es que al comienzo de los partidos de nuestro equipo se plante en el campo durante 5 minutos y así uno tras otro.
Y que también todos los que estemos en la grada interrumpamos el juego de las mil maneras que existen
Ganar es importante, mucho, en la práctica de cualquier deporte o juego ganar es el objetivo. Pero no de cualquier forma. Ganar con trampas no es justificable, es deplorable. Los antis quieren ganar al Madrid de cualquier forma, incluso comprando árbitros. Nosotros no somos así, no debemos ser así.
El fin no justifica los medios.
No entiendo bien esta frase: "No hay derecho a que se ponga en duda la limpieza de una competición. No hay derecho a que se ponga en solfa la honestidad de nuestro deporte favorito"
Yo pienso lo contrario, existe todo el derecho a hacerlo y a reclamar justicia y sanciones.
Lo que no hay derecho, a esto es lo que supongo se referirá el autor, es a corromper la competición, a manipularla y a ensuciar la pureza de un deporte tan apasionante como el futbol.
Lamento decirlo: No seamos ingenuos extrapolando nuestro sentir al resto de este país. Hasta esos aficionados que lanzaban billetes falsos en otros estadios hoy felicitan al Barsa por una nueva liga, como el servil lacayo de su partido político cuyos casos de corrupción relativiza. Aquí sólo hay un enemigo a aniquilar y es el Madrid, por eso no va a suceder nada. La única religión con más adeptos que el madridismo es el antimadridismo.
Voilà !