Empieza el espectáculo

Hoy hay solo una noticia y es estupenda, además de certera y efectiva, no como las habladurías de verano o la posesión de balón del Barcelona. Hoy comienza la liga para el Real Madrid, y de verdad que lo agradecemos casi de rodillas. Tres meses llevamos en La Galerna ansiando que llegara este día, con la (tal vez vana) esperanza de que por fin comience nuestra prensa a referirse a eso que aquí nos convoca y que, yendo del rosa al amarillo, suelen olvidar con demasiada frecuencia al confeccionar sus portadas: el fútbol. ¿Se acuerdan?

En consecuencia, y aunque sean Abelardo y Cristiano los protagonistas de la portada de Marca, asumimos su titular como si estuviera dirigido a nosotros, porque ya tenemos muchas ganas de que comience a rodar un balón de verdad, y no ese azul de Nivea con el que torpemente hemos hecho amagos de rabona en la playa: un claro y algo patético ejemplo de "quien no se consuela es porque no quiere". Y no es que lo hayamos pasado mal este verano, ni mucho menos. Es justo admitir -incluso con orgullo- que fue decisión propia que La Galerna comenzara a soplar cuando peor dadas venían para el madridismo, cuando terminaba una temporada aciaga y cuando el máximo rival celebraba cada uno de sus títulos. ¿Qué peor momento para salir al mercado? ¿Qué mejor momento para hacer madridismo? Pero sobre todo es necesario agradecer que nuestra (in)oportunidad haya sido tan bien recibida, y que nuestros quebraderos de cabeza para confeccionar (a veces con retales imposibles) esta sección hayan sido aliviados por su creciente valoración por parte de nuestros lectores. Muchas gracias, galernautas, de corazón. Si las penas con pan son menos, el Portanálisis con vosotros es gloria.

Ojalá el muslo de Cristiano que muestra hoy As en su portada nos señale el camino. A él nos encomendamos para el partido de esta tarde y para todos los que están por venir esta temporada. Y a Bale, a Benzema, a James, a Kroos, a Lukita, a Isco, a Marcelo (sí, a Marcelo)... a todos los jugadores de la plantilla, a Benítez, y hasta a Sergio Ramos, cómo no, aunque reconocemos que ay. Parece que quisiera As que también nos encomendáramos a De Gea, e incluso a Van Gaal, pero ya nos disculparán si -como decíamos al principio- preferimos quedarnos con lo tangible, cierto y operativo, y no con los deseos, no con los dimes y diretes periodísticos (?), que tanto rozan lo agónico y rebasan lo extenuante. Hoy no es día para De Gea ni para Van Gaal, sino para Keylor o Casilla y para Benítez, y lo decimos con la cabeza muy alta, orgullosos de que así sea y de encontrar un correlato real y no humo en nuestras aspiraciones. Ya decimos que hoy empieza la liga para el Real Madrid, y aunque se nos antoje excesiva la mitad del titular de As -"nueva era"-, conformarnos con ese simple dato no es conformismo sino celebración.

Por supuesto, también vuelve la liga para el Barcelona, que sí, que es el vigente campeón, tal y como coinciden en destacar (una vez más al unísono) las portadas de Mundo Deportivo y Sport. Sin duda hay algo de aviso a navegantes en la incidencia en el dato por parte de la prensa catalana, porque seríamos unos necios si no consideráramos al Barcelona un rival temible para competir por los títulos; pero, en una segunda lectura, cabe la opción de que Sportivo destaque el campeonato pasado del Barcelona porque anidan sombras de dudas en el inicio del campeonato presente. No es que pretendamos ser psicólogos, y mucho menos psicólogos de periódicos, pero es sabido que la necesidad de autoafirmación nace muchas veces de cierto complejo, tal vez motivado ya no solo por razones ancestrales que pudieran analizarse mejor en un estudio socio-histórico pormenorizado, sino también y más cercanamente por el reciente repaso que el Athletic dio al Barcelona en la Supercopa de España. De aquí que no entendamos (o que lo entendamos como una nueva necesidad de autoafirmación) las palabras de Luis Enrique erigiéndose en favorito para ganar la liga. También pueden denotar cierta prepotencia esas declaraciones, pero ya saben ustedes que los excesos del ego solo se dan en la meseta y en el Madrid, y nunca jamás en Can Barça. Sonreímos y que empiece el espectáculo.