Si extrapolamos lo que hace el Real Madrid al mundo literario estaríamos hablando de un tópico. Una frase hecha retórica y literaria de contenidos semánticos fijos -con expresiones formadas recurrentes- que se repite con leves variaciones a lo largo de la historia de la literatura.
Lo sucedido en Valdebebas ante el Gladbach fue arte, literatura pero sobre todo un concierto de la filarmónica de Viena. Sobre todo por su gran director de orquesta: Luka Modrić. El Murakami de nuestro Real Madrid cuando diálogó con el director musical Seiji Hozawa en aquel libro llamado “Música, sólo música”.
Literatura y música. Leyenda y “Tokio blues”. O mejor dicho, la batuta de Modrić escribiendo su mejor partitura y sus músicos entregados absolutamente a la causa melómana.
El Madrid es un cliché y un tópico en sí mismo. Y siempre vuelve. Como vuelve el ballet de la ópera de París o el ballet y Mariinski. No somos realmente conscientes de lo que significa Lukita para cualquier bella obra del Real Madrid en su ópera natural, la Champions League.
El Madrid es un clásico y no defrauda. Como cuando ves el concierto de Año Nuevo de Viena. Como cuando te empapas de la música de la familia Strauss.
La última nota y los bises siempre serán nuestros: los madridistas.
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos