Seguimos sin saber perder, que dijo un día un chuleta, y a menudo aupamos los méritos de los delanteros, que son las vedettes de todo equipo, y dejamos a media tinta, o a ninguna tinta, el virtuosismo del defensa, o los defensas, que vienen a ser la clase turista de la alineación. Pero no tanto. Así, procede hacer el elogio de Sergio Ramos, que es y no es un central, porque juega de relámpago de peligro en el área rival cuando toca. Y a veces también cuando no toca, que es cuando más me gusta a mí, y quizá menos a los devotos de la normativa. Ramos ha despachado, a menudo, el partido con un cabezazo de poderío, y esto, en él, no es una sorpresa, sino más bien una costumbre. Hay una hemeroteca gloriosa de los goles de Ramos, que es un matarife de arriba, cuando juega abajo. Y la hemeroteca sigue abierta, obviamente. Ramos es un salvaje de buenas maneras, un cherokee con el alma de pichichi flamenco. Un atleta, así en general. A mí Ramos me ha caído siempre, porque amo el fútbol, y ahí era y es y será un tope, y porque antaño embelesaba a algunas chicas de esplendor que son la maravilla. Hasta que se eligió fijo de esposa, y se cerró en familia próspera. Arriesga Jorge Valdano, que para mí es autoridad, que la condición última de Ramos no es ser capitán sino ser rey. Realeza es lo suyo, sí, majestad con peluquería apache. En Sergio se reúnen varios jugadores en uno. Su sitio de esplendor mayor es el sitio de central, aunque algunos experimentos de alegría de penúltima hora lo han recolocado en la banda, por temporadas. Ramos tiene rebeldía de melena, que es una rebeldía de tradición, y la rebeldía la lleva, aunque la melena se la corte. Y hay en él, también, una chulería muy madriles, aunque él sea andaluz, y bajo mucho orgullo. Quiero decir que se ve siempre que va sobrado de jerarquía, bajo el lema de la esperanza es la pelea. El Madrid ha tenido centrales históricos, y de mucho compás, con Fernando Hierro en la copa, pero Ramos reúne eso, más una seria rabia cruzada de larga técnica. Hay también en él un virtuosismo anímico que viene a tope para el resto de compañeros, porque una cosa es sentirse fuertes, y otras cosa sentirse campeones, según la máxima de Don Alfredo Di Stéfano. En eso estamos. En Ramos, la melena de titán va por dentro. Siempre propone un magisterio de energía. El 4, su dorsal, es una cifra de lo incalculable.
Fotografías Getty Images.
Estupendo artículo, a la altura del capitán.
Yo confieso que cuando hace años se hablaba de Ramos como el nuevo Pirri yo enarcaba una ceja escéptico. Y creo que durante bastantes temporadas fue un jugador irregular, capaz de lo mejor pero también de errores provocados por su exceso de confianza. Pero lo que ha terminado siendo en estos últimos años excede cualquier previsión, y a estas alturas Ramos está instalado de pleno en la mitología del fútbol, no sólo la madridista. Jorge Bustos lo retrató muy bien en su serie de vidas cipotudas: "juega como si acabara de apearse de su propia estatua ecuestre".
Merecido artículo para Don Sergio Ramos.
(Por cierto, y a propósito del capitán. Me llama la atención que los antis, siempre que se refieren a él, ponen por delante que es el jugador más tarjeteado en la historia de LaLiga. Ellos lo recuerdan porque creen que así demuestran las malas mañas de su juego, pero se les olvida que esa misma estadística podría estar demostrando que es el jugador que más han perseguido los árbitros, o que más escrupulosamente ha sido juzgado. Sobre todo si tenemos en cuenta cómo han tratado esos mismos árbitros a otros jugadores, en especial a los del Barsa y del Malakito).
¡Grande, Sergi Ramos!
Hala Madrid.
Sergi, no; Sergio, por supuesto.
Disculpad el error, uf.
A esos mismos que hablan de las tarjetas de Sergio Ramos se les podría recordar que, a pesar de ser el jugador que más tiempo ha vestido la camiseta de la selección nacional y ser uno de los jugadores que más veces ha participado en competiciones europeas a nivel de club, sin embargo, no ha sido expulsado NI UNA SOLA VEZ por tarjeta roja
Igual el problema no es Sergio Ramos, si no los árbitros españoles
Esto mismo iba a comentar. Es muy llamativa la diferencia de sanciones cuando juega con la selección. Huele muy mal.
Merecido texto a la figura de SR.