Elche, 1, - Real Madrid, 2: Vini dicta sentencia

Tal día como hoy, a la hora del aperitivo, el madridismo sufrió un déjà vu. Mala hora para atragantarse con unas aceitunas en un viaje extrasensorial al pasado. Ahí estaba sentado Carletto en el banco, como hace un tiempo, Marcelo galopando en “su” banda izquierda, Lucas, de nuevo cuasi titular indiscutible en la derecha y, ojo, Mariano y no Jovic, ni Hazard perdido en el Edén, dando descanso a Karim en punta. Y por supuesto Casemiro, Kroos y Modric que no falten. Lo de siempre. La vida sigue igual que diría nuestro exjugador Julio Iglesias. Sólo faltaba Zizou con su jersey de pico en la banda e incluso llegamos a añorar a Isco haciendo la croqueta sobre el verde del Martínez Valero, estadio de infausto recuerdo.

Un regreso en toda regla al escenario del crimen, donde tiempo ha se pitó un penalti por agarrón sobre Pepe que provocó la comparecencia de Victoriano, el jefe de los árbitros, para deslizar problemas familiares y/o mentales del trencilla en cuestión, el bueno de Muñiz Fernández del que nunca más se supo. Así que en mala hora —a las estadísticas blancas fuera del prime-time me remito— el Madrid se enfrentaba no sólo al aguerrido Elche en su guarida, sino también al delirio del silbato en la Liga, a secas, de Javier Tebas.

No fue sin embargo uno de los de siempre quien protagonizara a los 120 segundos el primer aviso del Real Madrid en tierras alicantinas, un disparo desde la frontal que despejó con ciertos problemas Casilla, en singular, arquero con pasado blanco y buen recuerdo en la hinchada merengue. Memorable cuando lució la tablilla del cuarto árbitro en pleno descuento en Cardiff para celebrar con un “12” la Duodécima Copa de Europa.

Poco duró Rodrygo sobre el césped, roto a los 15 minutos, un primer cuarto de hora donde su disparo fue lo único reseñable de la escuadra de Ancelotti. Delante un Elche ordenado, contemplativo, sujeto a los golpes de inspiración del flaco Pastore, forzando al Madrid al juego posicional que tan poco le gusta y que en sus botas tiende a ser tan pastoso como una croqueta de chapapote. Mal asunto. Hay trámites en la Administración en tiempo de pandemia que resultan más sencillos.

Casemiro sirvió rápido a Mariano que, poseído por el espíritu de Karim, descargó de fastuoso tacón a la izquierda, donde entró Vini como una exhalación para, de un zurdazo seco, de delantero centro, adelantar a su equipo en el marcador

El Elche incluso se atrevía con algo más; un disparo duro que despejó Courtois así lo demostró a los 18 minutos, con Rodrygo ya en la caseta y Asensio en su lugar, la banda derecha, y Hazard mirando al tendido. Que los locales se animaran en ataque, no obstante, acabó por propiciar el fallo que necesitaba el Madrid para correr y abrir el marcador. Un error en el pase del cafetero Mojica en la medular permitió a Casemiro servir rápido a Mariano que, poseído por el espíritu de Karim, descargó de fastuoso tacón a la izquierda, donde entró Vini como una exhalación para, de un zurdazo seco, de delantero centro, adelantar a su equipo en el marcador. 0-1 a los 22 minutos. En tres toques. Bueno para el Madrid.

Mariano enrage en dura pugna con su marcador y bicicleta ante Casilla incluida pudo incluso sentenciar el partido pocas jugadas después. El Elche no acababa de entender el encuentro. Se habían invertido los papeles y los ilicitanos aún no se habían enterado. Cual Jedi corrompido en Lord Sith, era ahora el Madrid quien se había convertido, agazapado, contemplativo, ordenado y al contraataque en todo aquello que juró destruir.

La posesión se equilibró para jolgorio del Jardiner Hernández del que no sabemos si está ya preparando sus maletas en el desierto y el Elche intentó amenazar el arco belga del Madrid. Apenas lo hizo, bien sujeto el cuadro merengue por sus dos centrales, Militao y Alaba, auténticos jerarcas donde no pasa ni la humedad que bromeaba Valdano.

Bien sujeto el cuadro merengue por sus dos centrales, Militao y Alaba, auténticos jerarcas donde no pasa ni la humedad que bromeaba Valdano

Un error, eso sí, del propio Alaba en el despeje a los 38 minutos, muy presionado por Lucas Boyé, permitió a otro Lucas, Pérez que no Vázquez, recibir un taconazo de Pastore en el área chica blanca. Cruzo demasiado con su pata de palo, la derecha. Nuestro Lucas, en el descuento del primer tiempo —dos minutazos, tomen nota los pamplonicas— salvó en una cabriola imposible un remate franco tras una contra ilicitana propiciada por un error en el pase de Vinícius en la medular que recordó al de Mojica minutos antes. El gallego tiene estas cosas y justo es reconocérselo.

0-1 al descanso y el partido aparentemente controlado.

Salió el Madrid resuelto a finiquitar el partido en los primeros compases del segundo tiempo, sin embargo, no encontró la claridad suficiente para amenazar con verdadero peligro la portería de Casilla. Por el contrario, a falta de media hora para el final, no sufrían en demasía los de Carletto ante unos locales, impetuosos y corajudos, sobre todo Boyé, pero imprecisos, en cualquier caso.

A pesar de todo, empujados por el aliento de la hinchada local, el Elche insistía sobre todo por banda de Lucas que, recordémoslo también, no es lateral, está ahí de furancho y sufre el muchacho en defensa. El frenesí duró poco. Lo que tardó Raúl Guti, el único jugador sobre el verde con una tarjeta amarilla ganada por un agarrón en un contraataque blanco a los siete minutos, en merecer su expulsión con una imprudente tarascada sobre Toni Kroos cuando éste se disponía a sacar el balón en defensa. Segunda amarilla de libro y la primera también.  No sabemos si saldrá el jefe de los árbitros a decir que hoy el del pito, el primo de Bengoechea, también está mal de la azotea. Presto Ancelotti, con superioridad numérica, se apresuró a cerrar ambos laterales con el ingreso de Carvajal y Mendy en detrimento de Lucas Vázquez, en los últimos minutos superado, y Marcelo, que cuajó un buen partido.

Faltaba apenas un cuarto de hora y Modric, el faro balcánico, no estaba cuajando un buen partido. Es igual. A los 72' un pase interior del hechicero croata sobre Vini permitió que la perla brasileira, ya un diamante en bruto, aguantara el choque con su marcador y en el último momento levantar la pelota sobre la desesperada salida de Casilla. Una picadita de categoría.

A los 72' un pase interior del hechicero croata sobre Vini permitió que la perla brasileira, ya un diamante en bruto, aguantara el choque con su marcador y en el último momento levantar la pelota sobre la desesperada salida de Casilla. Una picadita de categoría

El 0-2 y la tranquilidad. Ideal a estas horas para poder comerte el postre; postre que se nos atraganto cuando a falta de cinco minutos una pifia defensiva, que inició Casemiro y culminó Kroos, permitió a Pere Milla quedarse sólo en al área y batir a Courtois.

Demasiado tarde para el Elche. Vini, que un minuto antes había dejado su sitio a Hazard para disputar los minutos de la basura, ya había dictado sentencia.

Fotografías Imago.