Por poner una posible fecha al inicio de las tropelías del Barça en competiciones oficiales, podría ser perfectamente la del 5 de abril de 1990.
Sin tener pruebas tan concluyentes como son los pagos demostrados por el FC Barcelona al vicepresidente del CTA durante - al menos - 17 años, en la fecha indicada de hace la friolera de 33 años, se perpetró un auténtico expolio en Valencia, en la final de la Copa del Rey de 1990 entre el Barcelona y el Real Madrid.
Todo indica, y hay numerosos resúmenes en vídeo al respecto, que aquella tarde en Mestalla, el árbitro gallego Raúl Garcia de Loza despojó a los merengues de un título por su parcialísima intervención. Evidentes son las durísimas entradas de Ronald Koeman y de Guillermo Amor (a Butragueño y a Martín Vazquez), que debieron de ser expulsados en el primer tiempo, mientras que el que sí que vio la tarjeta roja, antes del descanso, fue Fernando Hierro. Recordemos que en España -que no en Europa- arrasaba el Madrid de la Quinta del Buitre, que estaba a punto de lograr su quinta liga consecutiva, y que el proyecto de Cruyff al mando de los azulgranas estaba a punto de irse a pique, recién comenzado. Todo cambió para los azulgranas a partir de aquel día.
García de Loza fue premiado poco después con la internacionalidad, y volvió a ser el esperpéntico árbitro de la liga robada en 1992 en Tenerífe. El gol anulado injustamente a Luis Milla (que trató de ser sobornado por un enviado del FC Barcelona, como reconoció en entrevista para La Galerna) queda en la memoria de todo madridista, para no ser jamás olvidado.
Al año siguiente, mismo escenario, estadio Heliodoro Rodríguez López, y repetición del atraco, en esta ocasión a manos del turolense Celino Gracia Redondo, que se comió varios penaltis clamorosos a favor de los blancos. Recordemos la célebre frase de Hierro, “No sabes cómo jodernos, ¿no?”, tiempo después en Anoeta.
Años después, tanto García de Loza como Gracia Redondo reconocieron que “no estuvieron bien” en aquellos partidos, y que con el VAR aquellas ligas podrían haber cambiado de manos. Triste consuelo para todos los aficionados merengues que aún tienen -tenemos- pesadillas por ambos expolios 30 años después.
Si restamos algunas excepciones (la liga de Valdano en 1995 o la de Capello en 1997), lo cierto es que desde que Sánchez Arminio y su vicepresidente, Enríquez Negreira (ambos en los cargos ejecutivos del CTA desde 1993 y desde 1994, respectivamente, bajo el paraguas de Ángel María Villar) se advierte una clara tendencia de favoritismo arbitral hacia el FC Barcelona. Obviamente, dicha tendencia toma un cariz absolutamente descarado a partir de la reelección de Villar como presidente de la RFEF en 2004, cuando, tras la traición de Laporta al resto de clubs, Villar fue reelegido sobre todo gracias a los votos de las federaciones territoriales y en particular de la catalana, donde se movían como peces en el agua tanto el FC Barcelona como su ya asalariado -desde 2001, demostrado por Hacienda- Enríquez Negreira.
Hay datos absolutamente impactantes, además de los notables estudios estadísticos de los impagables tuiteros Maketo Lari y Juanpa Frutos, que saltan a la vista de cualquier persona que tenga dos dedos de frente.
Y es que desde 2004 -reelección de Villar- hasta 2018 -fecha en la que el FC Barcelona dejó de pagar los servicios de Enríquez Negreira- en competiciones nacionales, el FC Barcelona logró hacerse con 9 ligas, 6 copas del Rey y 8 supercopas de España (en total, 23 conquistas), mientras que el Real Madrid, en ese mismo periodo, apenas ganó 4 ligas, 2 copas del Rey y 3 supercopas (9 títulos).
Este absoluto avasallamiento de 23 a 9 contrasta con la igualdad de logros internacionales, donde el Barcelona ganó 10 entorchados (4 UCL, 3 supercopas de Europa y 3 mundiales de clubs), frente a 11 logrados por el Real Madrid en esos años (4 UCL, 3 supercopas y 4 mundiales).
Por cierto, que, en este caso, no deja de llamar la atención que quien fuera director y jefe de proyectos de UNICEF y vicepresidente del comité ejecutivo de la UEFA (desde 1994 hasta 2015), además de responsable del comité de árbitros de UEFA (desde 2007 hasta 2015), el turco Senes Erzik, en los años en los que el club culé lució tan orgullosamente la publicidad gratuita de UNICEF, dejó su cargo en 2015. Desde ese año, el Barcelona no ha vuelto a ganar ni un solo título internacional y apenas ha llegado una sola vez (en 2019) a jugar las semifinales de UCL frente al Liverpool (donde fue arrasado 4-0 en Anfield), además de sufrir incontables palizas (ante Juventus, Roma, Bayern, PSG…) cada vez que salía a jugar por los estadios fuera de España.
Es decir, que durante la etapa de Erzik al frente de los árbitros de UEFA, el Barcelona logró 3 Champions (2009, 2011, 2015), además de supercopas y mundiales, precisamente en aquellos años donde tan famosos, por deplorables, se hicieron los arbitrajes de Ovrebo, Bussaca, Stark, De Blekheere, Frisk y alguno más. En la célebre rueda de prensa tras el bochornoso arbitraje de Stark en la ida de semifinales de UCL de 2011, ya lo dijo absolutamente todo José Mourinho con sus célebres “¿por qué?”.
Datos que saltan a la vista: desde 1998, el Madrid ha ganado tantas copas de Europa -8- como ligas españolas. Con lo complicadísimo que es ganar una copa de Europa, en estos últimos 25 años el Madrid ha ganado el 32% de Champions, compitiendo contra todos los grandes del continente, y el mismo porcentaje en España, con muchos menos rivales poderosos. En esos mismos años, el FC Barcelona ganó 4 copas de Europa y 11 títulos de liga.
Desde 1993, tan solo 2 copas del Rey del Madrid por 9 de los culés. Las diferencias de títulos nacionales con respecto a los títulos internacionales son aberrantes.
Como datos curiosos, Cristiano Ronaldo tan solo logró 2 ligas en 9 años de jugador del Real Madrid (y 4 Champions), y el fabuloso Luka Modric ganó su primera liga el año en el que levantó su tercera copa de Europa como madridista. Modric lleva 3 ligas en 11 años y 5 copas de Europa. Las anomalías estadísticas son increíbles, pero no son casuales, sino causales.
Y es que el cóctel que sale al mezclar una interminable relación de corrosivos elementos, Villar, Gaspart (vicepresidente de la RFEF entre 2004 y 2017), Sánchez Arminio, Laporta, Enríquez Negreira, Rosell, Bartomeu, Albert Soler (directivo del Barcelona en varias ocasiones y director del CSD en otras etapas), además de las dudosas relaciones con el patrocinio de UNICEF, los continuados escándalos arbitrales que todos recordamos por parte de los Rodríguez Santiago, Iturralde González, Undiano Mallenco, Clos Gómez, Hernández Hernández, De Burgos Bengoetxea y tantos otros, desemboca en el absoluto cenagal en el que se encuentra ahora mismo inmerso el fútbol español, ensuciado hasta las cejas por tantas y tantas tropelías siempre protagonizadas por la misma entidad y por sus dirigentes.
Pese a que los pagos a Negreira cesaron en 2018, aparentemente, una vez que el ex árbitro dejó de ser vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, la sombra de la corrupción no puede dejar de extenderse hasta nuestros días, ya que no se puede obviar que muchos de los árbitros de aquella etapa 2004-2018 son los mismos que ahora dirigen ese CTA, presidido hoy en día por Medina Cantalejo, el de la mano en el fuego, con Clos Gómez de responsable del VAR, con Undiano Mallenco en el organigrama…
Por no hablar de las numerosas ramificaciones que se extienden a todos los organismos relacionados con el fútbol profesional: el sospechoso acuerdo del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, con el entonces capitán del Barcelona, Gerard Piqué, para la organización de la Supercopa en Arabia, o el del acuerdo de la empresa de Piqué con La Liga de Tebas (incluyendo la Copa Davis), el aval de Roures para echar una mano a Laporta (sin ese aval, Laporta no sería presidente de su club), la figura de Roures como arte y parte como presidente de Mediapro, avalista del club y responsable de aportar las imágenes al VAR. Hay un verdadero y lamentable festival de casos de conflicto de intereses en cada asunto relacionado con el club catalán.
Con todo, lo más grave apunta a ser lo del descarado dopaje arbitral que, vistas las decisiones de los trencillas y del VAR (penalti de Kessié al Valencia, no penalti del Betis a Benzema, la supuesta mano de Muniain, el gol anulado a Asensio, la no expulsión de Gavi…) en las últimas semanas, parece no tener nunca fin y que quedó suficientemente probado cuando se destaparon los pagos del FC Barcelona a la empresa de Enríquez Negreira (más de 7 millones de € durante 17 años, entre 2001 y 2018).
Todo huele mal. Y todo apunta siempre a la calle Arístides Maíllol, s/n, donde se encuentran las oficinas centrales de un club que da permanentes lecciones de valores y de seny, y que tiene una ristra de delitos y de siniestras sospechas en todos los ámbitos habidos y por haber, y donde 4 de sus 5 últimos presidentes, por ejemplo, han tenido graves problemas con la justicia.
El historial es amplio y muy duradero en el tiempo. Pero ahí siguen disputándose cada semana las competiciones nacionales, como si tal cosa, con bochornosos episodios de victimismo interpretados por Laporta, por la cúpula de la RFEF y del CTA, todos bien sazonados por múltiples heraldos de los medios de comunicación, siempre dispuestos a resucitar el penalti de Guruceta Muro de hace más de 50 años.
Olvídense de la trilogía de Francis Ford Coppola sobre “El Padrino”. Escarbando en los últimos 30 años y, sobre todo, en todos los años de lo que va de siglo XXI, se pueden hacer varias temporadas trufadas de corrupción en las plataformas digitales protagonizadas por el FC Barcelona. Y todas ellas basadas en hechos reales.
dicen que recordar es volver a vivir, les recuerdo por tanto que el euskaldun Sr. Guruceta le arbitro dos partidos al fútbol club Varcelona, dos empates contra el Madrid, y contra el Deportivo de La Coruña, esa es toda la historia contra los catalanes
Muy completo el texto, Emilio. Ni la rabia que me producen, aún a día de hoy, varios de esos episodios me impiden ponerme de pie para aplaudir a dos manos este tipo de artículos. De estos que sacaremos a colación cuando al populacho se le olviden este tipo de datos.
Excelente artículo y muy completo.
Solo un pequeño comentario, las corrupciones de manejos del barca no se pueden circunscribir solo al futbol de primer nivel. El barca tiene muchos otros deportes y filiales.
Excelente artículo, pero esa frase de Hierro fue contra la Real Sociedad en Anoeta, después de la liga "robada" en Tenerife, con tres penaltis claros que se comió Gracia Redondo. Ese día el pésimo árbitro expulsó a Hierro.
En Tenerife empezó todo, aunque García de Loza ya había ensayado antes.
Lo del colegio aragonés de árbitros y el Real Madrid, es digno de estudio. El antimadridismo es la primera condición que ponen ahí para ascender.
La única forma de haber limpiado esto es que los 19 clubs de primera se hubiese plantado, que estoy convencido hubiesen hecho de haber sido el Madrid.
Y lo peor, que todos estanos seguros de que al Barcelona no le va a pasar nada.
Me acuerdo de esa final de Copa. La entrada de Amor a Martín Vázquez por detrás, que le rompió la media, y era la segunda amarilla. A la jugada siguiente echaron a Hiero...