Pasado el momento de la gran alegría, conviene reflexionar un poco sobre lo que estos últimos años hemos vivido en el Real Madrid y sobre lo que presumiblemente nos espera.
Una vez más, estamos en la final de la Copa de Europa (soy tan viejo que sigo llamándola así). Con el mérito añadido de que ha sido en un año de lesiones que parece imposible de igualar. Lo más importante, ahora, es ganar la Champions, por supuesto. Sin ponerme ninguna venda antes de ninguna posible herida, quiero anticipar algo: lo que ya ha hecho el Madrid no sólo tiene un mérito extraordinario sino que yo lo veo como la feliz culminación de una estrategia ejemplar.
Ya sé que en el fútbol, como en la vida, la fortuna juega muchas veces un papel decisivo: un balón entra o da en el poste, un árbitro concede o no un gol y todo cambia. Pero también sé que, si se hacen las cosas mal, es casi seguro que saldrán mal. Y, si se hacen bien, es seguro que tendremos alguna probabilidad más de que el resultado sea feliz.
Cuando hablo de hacer las cosas bien o mal, no me estoy refiriendo, por supuesto, a la ética, sino a algo más sencillo: lo sensato, lo razonable, el buen sentido. Es decir, algo que suele estar olvidadísimo en este mundo actual, en el que tanto juegan la fachada, la mentira y el disparate. (¿Hace falta mencionar a alguno de nuestros políticos?).
Sin ponerme ninguna venda antes de ninguna posible herida, quiero anticipar algo: lo que ya ha hecho el Madrid no sólo tiene un mérito extraordinario sino que yo lo veo como la feliz culminación de una estrategia ejemplar
Se puede creer que un hombre que dirige una empresa importante posee de sobra, por definición, esas cualidades de sensatez y sentido de la realidad. La experiencia demuestra que no siempre es así. Recuerdo un curioso libro que leí sobre los errores graves, inexplicables, que cometieron muchos grandes empresarios y que causaron perjuicios inmensos a sus negocios.
Florentino Pérez, en cambio, pasará a la historia como un caso singular de gestionar con ejemplar sensatez una empresa muy compleja, en la que, además de los factores económicos, juegan papel decisivo los sentimientos y la imagen.
No estoy haciendo elogios baratos, nacidos de la euforia del momento actual. Imaginemos que hubiéramos perdido esa eliminatoria de semifinales o que perdemos la próxima final: los madridistas sentiríamos gran dolor, sin duda, pero eso no supondría ninguna tragedia decisiva ni habría que cambiar el rumbo del equipo. Básicamente, seguiríamos igual, con una economía saneada, una plantilla joven y prometedora, un estadio impresionante y un prestigio internacional inmejorable. Ésa es la realidad, al margen de la fortuna en alguna jugada y de las decisiones de algún árbitro.
En estos años, Florentino Pérez ha actuado con inteligencia y cautela: no ha despilfarrado el dinero, ha actuado teniendo en cuenta el medio y largo plazo, además de la actualidad. En concreto, ha fichado bien, ha vendido jugadores bien y ha dejado irse a los que lo merecían y a los que lo deseaban.
Florentino Pérez pasará a la historia como un caso singular de gestionar con ejemplar sensatez una empresa muy compleja, en la que, además de los factores económicos, juegan papel decisivo los sentimientos y la imagen
Eso ha supuesto, en bastantes ocasiones, no aceptar las exigencias de unas estrellas ensoberbecidas, ni dar importancia a los reproches de muchos periodistas interesados, ni acceder a los arrebatos sentimentales de muchos hinchas. Y algo especialmente difícil, muchas veces: frenar lo que nos pide el corazón para actuar como nos aconseja la razón. (¿Es preciso mencionar el nombre de Mbappé?).
Se entiende mejor todo esto viendo el ejemplo contrario, el del Barcelona, dando bandazos irresponsables en los económico, en lo deportivo y en la imagen. Es la justa traslación al mundo deportivo de un pueblo que ha elegido negarse a ver la realidad para vivir en el desvarío autocomplaciente.
El Madrid, en cambio, ha escogido lo contrario: la estabilidad de un proyecto sensato, realista, razonable. Estoy seguro de que, con Florentino, vamos a seguir por ese mismo camino, que tantas alegrías nos ha dado ya y que —estoy seguro— nos las va a seguir dando. Espero que la próxima sea el día 1, en Wembley.
Getty Images.
La terrible dificultad de hacer parecer sencillo lo razonable.
Engrandecer la grandeza es un trabajo sólo al alcance de los elegidos de los dioses.
D.Florentino Pérez, siempre detrás de Vd.
HALA MADRID.
Mi más absoluta devoción por Florentino Perez !!!
Es un razonamiento sensato de describir una gestión bien echa.alvaro
Esas palabras en septiembre del ínclito Manolo lama diciendo que si luego salían mal dadas para el Madrid que no echásemos la culpa a los jugadores, que el problema venía del diseño de la plantilla o algo así, vamos, querer dar un palo a floper, imagino que ahora se retractará igual que con sus opiniones sobre Vinicius.
D. Andrés Amorós, un placer verle escribiendo en La Galerna. La Galerna, un placer leer algo único en prensa/literatura deportiva.