Effenberg: “El Real Madrid tuvo suerte ante el City. Yo no me proclamaría favorito”.
Xavi Hernández: “Hemos dominado, hemos tenido buenas ocasiones, pero hemos perdido. Sólo puedo analizar el juego que hemos hecho, que hemos estado mejor que el Real Madrid”.
Rodrigo Hernández: “Sólo he visto un equipo hoy y el Madrid se lleva una eliminatoria que hemos merecido pasar”.
Kubo: “El que ha visto el partido sabe que hemos merecido ganar”.
Ya lo ven, amigos galernautas, el Real Madrid lleva dos semanas que no hace otra cosa que ganar partidos que en realidad merece perder. Ya es casualidad; o suerte, según muchos; o los designios divinos (de un Dios que nos debe querer mucho), a saber. Porque, al parecer, el (descomunal) talento de nuestros jugadores o la astucia de nuestro cuerpo técnico son argumentos directamente descartables a la hora de explicar una victoria del Real Madrid.
El equipo blanco viene de triunfar en el campo más difícil de Europa, de vencer en el clásico con un equipo que iba muy justito de gasolina tras la extenuante prórroga vivida en el Etihad y de derrotar a la Real Sociedad en Anoeta con un equipo plagado de suplentes. Todos los equipos juegan mejor que nosotros. Todos nos dominan a su voluntad pero encuentran imposible la tarea de abatirnos. Es buena noticia que después de tantos partidos sigan atribuyendo nuestras victorias a la buena fortuna, porque eso indica que están lejos de saber cómo derrotarnos.
Todos los equipos juegan mejor que nosotros. Todos nos dominan a su voluntad pero encuentran imposible la tarea de abatirnos
Equipos que presumen más de su estilo de juego que de los títulos que este les ha reportado vienen a explicarle al club más ganador de la historia cómo se consiguen los trofeos. Igualito que aquello de venir a explicarle a tu padre cómo se hacen los hijos. Porque, como dijo alguien (creo recordar que fue nuestro héroe de la Séptima) y enseguida el madridismo se apoderó de esa frase para hacerla su axioma: el estilo del Madrid es ganar. Por encima de estilos, metodologías y sistemas de juego. Al Madrid sólo le importa ganar. Y por eso el Madrid es un club que no muestra complejo alguno tanto a la hora de asir la vitola de favorito y dominar al rival con el balón al ritmo que marquen los Kroos y Modric del equipo como a la hora de ponerse el mono de trabajo y entregar el balón y el favoritismo al equipo rival con toda la humildad del mundo.
Hay quién se atreve a tachar de equipo pequeño esta actitud que ha reportado —no sólo al Real Madrid, sino también a otros grandes equipos de Europa como Inter o Chelsea, por poner ejemplos cercanos— grandes triunfos en la máxima competición internacional, cuando en realidad se trata de una de las características más meritorias que se pueden encontrar en este deporte plagado de egos. Que a un equipo acostumbrado a manejar el tempo del partido, a jugar con balón, a atacar constantemente la portería rival, de repente un día le toque cambiar radicalmente su estilo de juego a uno defensivo y no sólo sea capaz de hacerlo, sino que además se convierte en una roca inamovible incluso para el mejor equipo ofensivo de Europa es una hazaña que debería ser admirada por todos.
Es buena noticia que después de tantos partidos sigan atribuyendo nuestras victorias a la buena fortuna, porque eso indica que están lejos de saber cómo derrotarnos
Creo que no se pone en perspectiva lo suficiente el valor que tiene decirle a jugadores como Kroos, Bellingham, Vinícius o Modric que hoy les va a tocar ver poca bola porque el plan es defender y estos no sólo lo acaten de buena manera, sino que además den una exhibición durante todo el partido de solidaridad, sacrificio, compañerismo y tesón. Sólo en un deporte tan podrido como está últimamente el fútbol se podría criticar algo así. Sin ir más lejos, cuando en baloncesto un equipo defensivo vence a uno ofensivo, se aplaude el trabajo del equipo rocoso. En fútbol, la contaminación es tan grande que difícilmente veremos esto como algo habitual en el futuro próximo.
Si fuera tan sencillo esto de cambiar el plan, digo yo que lo harían también el resto de equipos con la misma eficacia que el equipo vikingo. Hace dos años, nos vimos las caras ante el mismo City avasallador de hace un par de semanas y hasta el 87, que tuvo Grealish la última, estuvo atacando. Después de esa ocasión, los citizen se echaron atrás para hacer eso que critican al Madrid. ¿Saben ustedes cuánto tiempo consiguieron contener al equipo blanco? Exacto. Ni dos minutos. Igual tiene algo de mérito lo que hace el Madrid. O igual tuvo mala suerte el City. Debe de ser esto último.
Equipos que presumen más de su estilo de juego que de los títulos que este les ha reportado vienen a explicarle al club más ganador de la historia cómo se consiguen los trofeos
En cuanto al clásico, ya dijo Kroos que si hubieran estado al 100 % les habrían podido meter 4 al Barcelona, y la verdad es que, aunque parece una sobrada, tampoco es muy difícil de imaginar. El Madrid jugó con lo justo y apretó cuando tenía que apretar. Prueba de ello es que la ventaja en el marcador le duraba muy poco al club negreiro. Aunque el aficionado blanco pudiera pensar que el Barcelona dominó más y que su presión era muy eficaz y nos incomodaba, a mí no se me quita la sensación de que esto formaba parte del plan de Carletto y los suyos: dejar que Xavi pensara que su presión estaba funcionando para que siguiera ejecutándola igual de envalentonado y dejara los espacios que tanto aprecian los Rodrygo, Vinícius y Bellingham en ataque. Aunque hubo muchas pérdidas, realmente sólo se sufrió a balón parado y por la banda de Yamal hasta que salió Fran García.
Contra la Real, el plan, también llamado suerte, de Carletto volvió a funcionar. Esta vez con los suplentes. El dominio estéril de los de Alguacil apenas inquietó de veras la portería de Kepa salvo en un par de acciones esporádicas, mientras que el equipo del italiano sí que sabía encontrar las cosquillas al equipo rival cuando atacaba. Para los amantes de las estadísticas, el Madrid tuvo una ocasión de “gran probabilidad” por ninguna de la Real.
Si fuera tan sencillo esto de cambiar el plan, digo yo que lo harían también el resto de equipos con la misma eficacia que el equipo vikingo
Lo que estos rivales denominan como suerte yo lo defino como conocimiento del juego, y aunque Carlo cuenta con mucho detractores, incluso dentro del propio madridismo, nuestro entrenador de fútbol sabe un rato. Hace mucho escribí un artículo llamado “¿Qué es jugar bien?” en el que defendía y defiendo que un equipo juega bien cuando sobre el campo pasa lo que a este equipo le interesa que pase. En estos tres últimos partidos tan afortunados del Real Madrid, me juego el pescuezo (porque poner la mano en el fuego por algo en este país es deporte de alto riesgo) a que en dichos encuentros han sucedido más cosas que deseaban Carletto y los suyos que las que deseaban los técnicos rivales, pero como según estos últimos, que por cierto perdieron, sus respectivos equipos dominaron al Madrid, pues supongo que estaré equivocado y pongo mi pescuezo a su disposición.
No nos queda otra, pues, que regocijarnos de la buena suerte del Madrid. La verdadera, no la que nos quieren otorgar condescendientemente quienes no nos guardan aprecio alguno. La verdadera suerte del Madrid es no tener un estilo al que renunciar cuando vienen mal dadas. Nuestra verdadera suerte reside también en la gran planificación llevada a cabo por nuestra inexistente dirección deportiva, que ha plagado nuestra plantilla de jugadores que son tan brillantes a nivel cualitativo o físico como a nivel de mentalidad ganadora.
La verdadera suerte del Madrid es no tener un estilo al que renunciar cuando vienen mal dadas
Nuestra suerte es haber inculcado una cultura interna de club en la que se mezclan valores tan dispares como la grandeza y la humildad como si fueran hermanos gemelos. Nuestra suerte es haber sido capaces de transmitir esa misma cultura al exterior hasta el punto de que los mejores jugadores del mundo prefieren rechazar contratos mucho más lucrativos para venir a vivenciar el significado de este club. Nuestra suerte es ser capaces de convencer a todos los jugadores, miembros del cuerpo técnico y aficionados del Real Madrid de todo el mundo de que en este club, como reza uno de nuestros lemas, se lucha hasta el final. Porque hasta el final, amigos, hasta el final, va el Real.
Getty Images.
Los madridistas tenemos muy claro que para la opinión pública, construida con la colaboración de los medios de comunicación al uso, el Real Madrid adolece de una falta de estilo definido, de una ausencia de estética y/o plasticidad...pero le salva la pegada, la potra y los árbitros . Lo sabemos , que vamos a hacer...Pues, no queda otra, ganar , ganar y volver a ganar. Y si viene alguna derrota, esporádica e inoportuna. a levantarse tocan.
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Yo, más que de opinión pública, hablaría de opinión publica-da
Yo no estoy de acuerdo. Jugar bien es lo que hizo el City contra el Madrid en el Etihad. Eso no quiere decir que lo del Madrid no tuviera mérito. Lo tuvo y mucho. Fue un ejercicio defensivo impresionante. Pero si me preguntan, yo prefiero jugar como lo hizo el City, fundamentalmente porque jugando así lo normal es pasar. Que el Madrid es el equipo más competitivo de Europa no lo niega nadie, además me parece que los dos (CIty y nosotros) cada uno con su estilo, son los mejores del continente. Eso no quiere decir que nos olvidemos de lo que es jugar bien al fútbol. Para mí, contra el Bayern, habrá que hacer algo más. No será suficiente con aguantar. Los mismos que hoy alaban al equipo por defender muy bien contra el City se habrían rasgado las vestiduras de haber caído en los penaltis tras pasar casi todo el partido encerrados y sin llevar la iniciativa.
Jugar bien es atacar bien y defender bien. El Madrid atacó mucho mejor porque necesitó menos ocasiones y menos posesión para marcar. El Madrid, es evidente, defendió mucho mejor. No sé si confundimos jugar bien con jugar bonito o con dar siete mil trescientos pases en cada acción. Y, eso sí, aunque perdamos, que tengamos la posesión. ¿Y?
Pues sí, David, quizás cualquier equipo querría jugar como el City... la cosa es si se puede.
El RM en seguida se dió cuenta de que jugando a eso saldría escaldado, y por eso jugó a otra cosa.
El City tiene muy buenos jugadores, pero otros equipos también los tienen. Sin embargo, el City tiene algo que nadie tiene, y es la presión alta y la presión tras pérdida.
Esto de la presión alta lo practican también otros equipos.... durante un número moderado, y más bien escaso, de minutos. Digamos que durante alguna fase del partido. Sin embargo el City lo practica desde el minuto cero hasta el cien. Por qué otros equipos no hacen eso creo que es una pregunta que incita más bien a la sonrisa, "pues porque no se puede, no te da el físico".
Y claro, al City sí que le da el físico, por lo que podemos ver. Quien más kilómetros recorrió en ese partido fue un tipo con tan poca pinta de atleta como Bernardo Silva, 30 años, y nuestro mayor velocista energético de 23 años resulta que perdió ya muy avanzado el partido una carrera contra un tipo de 33 que salía de lesión. Quedó tan tocado que ya no dió para más, y tuvo que pedir el cambio.
Digo todo esto porque lo que más se destaca cuando se habla del City es ese juego de posesión que acaba hundiendo al rival, dados los grandes jugadores que tiene, y se menciona mucho menos esa presión brutal que resulta que se hace cuando no se tiene la pelota.
Los motivos por los cuales solo el City es capaz de ejecutar esa presión tan prolongada en el tiempo y los demás equipos no, pues que cada uno piense cuáles pueden ser. Pero que es así no hay ninguna duda.
Así que en ese contexto el RM, que es un equipo plagado de estrellas mundiales, tuvo que jugar a lo equipo de Maguregui en los 80, y el gran acierto es que fueron capaces de hacerlo.
Vivimos un partido histórico y no nos dimos cuenta en ese momento. Por ejemplo, yo ví cómo el RM efectuaba saques de puerta pateando un jugador desde la cruz del área pequeña, no una sino más de una vez, y cómo el balón era continuamente rifado -y perdido- en esos saques de puerta. A mí en ese momento ver aquello me enervaba, pero si un equipo plagado como digo de estrellas mundiales más listos que yo en esto del fútbol se decide por hacer eso, a lo mejor es que hacer otra cosa es mucho peor.
Luego vinieron los penaltys, y yo me hice mi lista, y volvieron a darme en el morrro, porque en lugar de Valverde y Brahim que era lo que yo pensaba chutaron dos defensas.
En fin, que creo que con el paso del tiempo se va viendo el tamaño de la proeza, y lo muy difícil que era salir victorioso de aquel agujero negro.
Esa misma semana vi dos partidos de competiciones europeas en la que jugaban dos equipos ingleses , el Aston Villa (4º) y el West Ham (8º). Ambos jugaron a un ritmo altísimo y presionaron de forma tremenda, pero a partir del minuto 50 , más o menos, pegaron un bajón en ambos aspectos, lógico por el desgaste físico.
Es sorprendente que al City no le suceda eso y estén en el minuto 90 al mismo nivel fisico que el 5. Especialmente me sorprendieron dos casos, Bernardo Silva , que no parece un futbolista con un físico privilegiado, y Walker, recien salido de una lesion y que sin embargo no pareció estar falto de ritmo.
Quizás dentro de un tiempo alguien nos de una explicación a esta anomalia y conociendo el historial de alguno de los protagonistas principales , y posiblemente esta tenga que ver con aspectos alejados del mero entrenamiento.
Santi convendrás conmigo que si no se puede igualar al City con la manera de jugar como lo hizo el Madrid algunas veces se te aparece la Virgen como el otro día pero otras no como el 4-0 del pasado año
Pero dejemos al City, jugar hoy contra el Bayern de la misma manera porque en el aspecto físico nos superan sería IMPERDONABLE
Que gran comentario David
Nos pegaron duro: no nos tumbaron. Les pegamos duro: los tumbamos. FIN.