El baloncesto es un juego que desborda la pasión, eleva la belleza, educa, forma personas y enamora a gran parte de la Humanidad. Regala instantes inimaginables que, muchas veces, quedan a sangre y fuego en los corazones, en los sueños y en los anhelos. Juntar algo tan maravilloso con ciertos ingredientes supera cualquier paladar.
Eso es lo que ha ocurrido en la Final de la ACB. Se han mezclado muchos de los mejores rasgos del alma que define este deporte y, como resultado, se ha vuelto a demostrar que nada es imposible. Y mucho menos cuando de por medio andan las canastas y el Real Madrid. Desde luego, sin olvidar a un oponente de un planeta cercano: el Barcelona.
Un adversario lleno de talento y buen juego que, al cabo de todo, como a otros muchos, le ha roto los versos un poeta eterno. Con la plantilla más costosa de Europa, preñado de calidad en todos los rincones de la cancha y un entrenador al frente curtido en los aros de medio mundo, después de someter a la tropa de Pablo Laso a un suplicio de victorias consecutivas en los duelos directos durante los peores momentos del curso, el cuadro azulgrana ha capitulado sin paliativos. Cosa del Real Madrid, una especie de caldero atávico del que brota una poción mágica que nadie más conoce.
Al margen de conjuras y embrujamientos es difícil explicar que, literalmente, sin bases, por mor de las lesiones y otros avatares, el Real Madrid, haya despachado al Barca de esta forma en la lucha por el título. No se circunscribe a lo ocurrido en la Final. Abarca un espacio mucho más amplio. Desde fatalidades indeseables como la lesión de Randolph hasta algún desliz disciplinario puntual, el récord de partidos perdidos por cuestiones físicas (277 encuentros de baja en total, récord histórico del club), o asuntos tan serios como los problemas cardíacos que han sacado a Pablo Laso del banquillo en el arreón hacia la meta. Un sinfín de cornalones de doble trayectoria para cualquier equipo.
El Barcelona, un adversario lleno de talento y buen juego que, al cabo de todo, como a otros muchos, le ha roto los versos un poeta eterno. Cosa del Real Madrid, una especie de caldero atávico del que brota una poción mágica que nadie más conoce
Y, en ese punto, es cuando surge lo que hace del Real Madrid un ser mitológico. Ocurre en el fútbol, pero también en el baloncesto. La Liga de Campeones conquistada tras dejar en la cuneta a los mejores de la Premier y al PSG corre de la mano de lo que Laso y su gente han conseguido. Solo un punto separó a los blancos de la Euroliga, agria decepción en tiempos también adversos dentro de la gresca liguera nacional. Partieron con desventaja de campo en el asalto al trono contra el Barcelona, cayó Randolph (cuya camiseta colgó del aro nada más levantar la copa de la 36 Liga), Chus Mateo, IMPRESIONANTE, ocupó el timón y, después de un revés tras otro, la conclusión se ha repetido: campeón el Real Madrid.
Un título al menos por año desde que Laso llegó a la banda, 33 finales de las 44 a las que podían llegar. Y, sin olvidar, desde luego, que el baloncesto blanco no funciona por arte de birlibirloque. En la cancha brilla lo que se ve; por detrás lo que nadie suele pensar. Juan Carlos Sánchez y Alberto Herreros no hacen ruido ni en la ducha. Trabajan y trabajan. Por encima, el club les respalda sin más preguntas de las necesarias. Cumplen su obligación con sobresaliente.
Luego bajas a la cancha y se hace de noche cuando Edy Tavares, el caboverdiano MVP, despliega sus inabarcables 2,34 metros de envergadura y se pone a imitar al inolvidable Sabonis. Y entre tanto, el Barcelona, un equipo de lujo, diluyéndose en el caldo de cultivo que empezó a hervir en las semifinales de la Euroliga en Belgrado. Hundido el perímetro en el choque de trenes contra los blancos y desbordado, absolutamente desbordado, por dentro, en especial debajo de su propio aro, campo de vuelo de los interiores madridistas.
Los datos estadísticos están disponibles para quien quiera consultarlos. Lo inescrutable es la cuestión que subyace en el fondo: de dónde surge el espíritu que hace campeones a quienes visten camisetas blancas, ya sea en fútbol o en baloncesto. Nunca es bastante. Ganar es obligado. El que pisa esa casa se convierte en un ser insaciable de victorias, atribulado en la derrota, escrutado por todo y por todos cada segundo del día, educado en unos códigos que desatan la admiración de cualquiera que ame el Deporte.
Perfectamente explicado.
Talento, trabajo y fortaleza mental.
Por Cojones y por nuestro LASO!!!
Es evidente que se hace necesaria una renovación de la plantilla, guste o no guste, porque la edad media tiende a irse muy para arriba, lo más lógico es la salida de Rudy y Llul, o una limitación pronunciada de minutos para la temporada que viene. Llull aporta poco en ataque y en defensa mejor ni lo comentamos. Rudy algo menos en ataque. El equipo pega un bajón cada vez que salen, porque salen juntos en la segunda unidad.
El punto fuerte, la bomba atómica diría yo, que tiene el Madrid, es Tavares. Podemos ampliarlo a Tavares – Porier. Para sacar todo de ellos en ataque se necesita un perímetro de mucho diámetro. Llull y Rudy no pueden penetrar porque no tienen fuerza y solo pueden tirar parados y liberados. Son un lastre, les flotan.
Lo de este grupo humano excede las palabras, y aunque creo en la importancia del colectivo, el gran arquitecto es Laso. Llevaba la seccion dos decadas en decadencia, una de ellas muy triste, y ha vuelto a ponerla a la altura de los mejores años.
Si, creo que el banquillo tmvien empieza a necesitar relevo, pero el pasado es imborrable y el bloque ahora esta impregnado del caracter Laso, entre quien entre
El Real Madrid de Baloncesto asume pérdidas récord tras el curso 2021-22
La última temporada del club blanco se saldó con el título de Liga tras la victoria ante el Barcelona y el fin de la era Pablo Laso al mando de la 'nave blanca'
El Real Madrid de Baloncesto cerró el curso 2021-22 con un balance positivo en el lado deportivo. Tras un pronunciado bache, el equipo se proclamó campeón de Liga Endesa ante el FC Barcelona y eliminó al eterno rival en la Final Four de la Euroliga para quedarse 'a un solo tiro' del título más importante de clubes europeos -cayó ante Efes-. Tras el curso, Pablo Laso, entrenador y pieza vital del equipo, salía de la entidad en una decisión polémica. Y meses después ha trascendido que la sección vuelve a dar pérdidas. En este caso de 31 millones, lo que supone un récord negativo.
Cabe destacar, en primer lugar, que las secciones de clubes deportivos suelen incurrir en pérdidas con asiduidad. Por ejemplo, las del Barcelona incurrían en 45 millones de euros el curso pasado y existe el rumor del posible cierre del equipo de atletismo. En el caso del Real Madrid de Baloncesto es la tónica habitual de los últimos cursos.
'2Playbook', medio especializado en la industria del deporte, señala cómo se forman los 31 millones de euros que el club blanco incumple en su presupusto del curso. Especialmente, vienen dados por el 'personal deportivo y administrativo' y el 'total de gastos de explotación'. En otras palabras, es la masa salarial cifrada en 41 millones de euros. Algo que lastra por completo la suma total.
Las pérdidas del Real Madrid 2021-22
Es una tónica habitual en la sección de baloncesto del Real Madrid, porque, por ejemplo, en el curso 2018-19 se alcanzaron cifras similares con 26,47 millones. Pero en la 2021-22 se refuerza por las firmas de jugadores como Nigel Williams-Goss, Guerschon Yabusele, Thomas Heurtel o Gabriel Deck. Y el número se acentúa porque en la anterior campaña se había acordado una reducción del 10% en los salarios.
Para combatir las pérdidas de la última campaña, desde '2PlayBook' también señalan que habrá un recorte por parte de la entidad blanca. En este caso, del 22% en nóminas , rebajando las pérdidas hasta los 23,6 millones de euros. Algo que mantendría en línea con lo de otros cursos, como la citada 2019-2020 para reducir ese total de las últimas campañas que se va por encima de los 100 millones sumando todas las pérdidas.
No es una novedad en clubes deportivos. Algo lógico y que ocurre en otras secciones de baloncesto de clubes importantes, como el Barça. "Buscamos fórmulas imaginativas para adaptar la masa salarial a la realidad del club", dijo en su día Josep Cubells, responsable de la sección de baloncesto culé.