En formación lineal, la unidad militar mediática obedece a la orden dictada desde Sant Joan Despí. «Máxima preocupación en el Barça por la falta de competitividad de la Liga femenina» titula Mundo Deportivo, mientras que Sport es más conciso al publicar «El Barça teme fugas en el femenino». La reunión que mantuvo el pasado martes la presidenta de La Liga F, Beatriz Álvarez, con los pesos pesados del vestuario del Fútbol Club Barcelona Femenino se hizo pública horas después. Los periodistas especializados en fútbol femenino remataron sus opiniones con una dura crítica al Real Madrid. «El Real Madrid es un club que tiene la capacidad de acelerar ese proceso, que yo creo que es lo que se le pide», dijo Sandra Sánchez Riquelme en DAZN. Los soldados de la unidad que empuña el micrófono a modo de arma designaron a solo uno de los dieciséis clubs que componen La Liga F como responsable de los males detectados por las jugadoras del Barça.
En junio de 1941, Ramón Serrano Suñer movilizó a la juventud española para que se alistase a combatir al enemigo soviético al grito de «Rusia es culpable», un lema en el que se ha sustituido al país de los zares por el club de Concha Espina, para responsabilizarlo de los problemas del fútbol internacional. Las estrategias propagandísticas de la Falange son copiadas por el Fútbol Club Barcelona, quizás por la influencia decisiva que tuvo el franquismo en su historia, o acaso a instancias de Alejandro Echevarría, cuñado de Joan Laporta, que sigue siendo una pieza clave en el equipo catalán, a pesar de haber dimitido en 2005 tras publicarse su vinculación con la Fundación Francisco Franco. Arriba y Ya han sido «relevados» por nuevas cabeceras, que azuzan a las masas con un «el Real Madrid es culpable».
La maniobra obedece a los múltiples frentes que cercan a Joan Laporta a las puertas del deshielo. El Barça ya ha encontrado un responsable externo antes de que su afición reciba un parte de guerra desfavorable. El fútbol femenino sigue sin ser rentable, incluso para su gran dominador en el Viejo Continente. La firma de nuevos contratos televisivos ha dotado a Estados Unidos y Reino Unido de un arsenal económico para que el mercado entre en una inflación similar a la que produjeron el Paris Saint Germain y Manchester City en el fútbol masculino. Los clubs de los países que hace más de ocho décadas conformaron el bando aliado ya han hecho llegar su interés a las jugadoras del Barça. Las negociaciones para que la cara visible de la sección, Alexia Putellas, siga enfundada en la casaca azulgrana no contentan las pretensiones económicas de la futbolista. La renovación Putellas se ha visto entorpecida por la irrupción de las balas perdidas del duelo que libran Laporta y Nike. La doble ganadora del Balón de Oro percibe buena parte de sus ingresos de la firma de Oregón. Como en los conflictos bélicos, las versiones sobre lo acontecido entre el Fútbol Club Barcelona y la firma estadounidense varían según su fuente, pero en el horizonte ya aparecen los tribunales, a los que Nike no quiere que se vincule el «swoosh» por el «Caso Negreira». El Barça ya ha filtrado a su unidad mediática que Puma está dispuesta a vestir a sus equipos, con el deseo de que la firma alemana realice un pago anticipado antes del 30 de junio que permita a los directivos salvar los más de dieciocho millones de euros depositados como avales, una obligación eliminada con la nueva Ley del Deporte, que también actualizó la prescripción de los presuntos delitos cometidos en el affaire Negreira. Moltes gràcies, Albert Soler.
La dirigente de La Liga F tiene previsto reunirse con el resto de equipos de la competición, incluido el Real Madrid. Los soldados del micrófono y el teclado también están molestos con la institución blanca por trasladar al femenino su política de que las jugadoras no concedan entrevistas a medios que se lucran con titulares inverosímiles que contienen el término mágico «Real Madrid» en el campo de batalla de Google y las redes sociales. No hay que obviar el «dopaje financiero» del que disfruta La Liga F actualmente gracias a la inyección de dinero público. A pesar de la consecución del Mundial, la asistencia a los campos no ha aumentado.
Tampoco lo han hecho las audiencias de DAZN (que ahora emite en abierto los partidos femeninos), a diferencia de Estados Unidos y Reino Unido. Con los equipos ingleses en manos de propietarios que obvian los números rojos, el fútbol español corre el peligro de «sudamericarse», es decir, contar con una potente selección y un torneo doméstico de menor categoría. Las escasas empresas españolas que pueden permitirse patrocinios deportivos siguen sin encontrar rentabilidad al fútbol femenino, como demuestra que La Liga F no haya sido capaz de vender su naming tras la espantada de Finetwork. La reclamada llegada del Real Madrid tampoco ha resultado del gusto de los mismos que la solicitaban para inflar una falsa rivalidad. El fútbol femenino sigue siendo dependiente de su hermano mayor (el masculino), lo cual por supuesto es culpa de Florentino Pérez. Con el Real Madrid en segunda posición de La Liga F, no encontrarán en la prensa una cantidad comparable de críticas al Atlético de Madrid femenino, que está fuera de puestos europeos tras ganar tres ligas antes del inicio de la hegemonía culé.
En la Ciudad Condal tienen motivos para estar preocupados, a pesar de sus atracones a goles. La directiva de Laporta presupuestó que el femenino jugaría en varias ocasiones en Montjuic para aumentar su recaudación. De momento, solo lo ha hecho una vez en lo que va de temporada: en noviembre, precisamente en la visita del Real Madrid. El Barça disputa los cuartos de final de la Champions League femenina en el Johan Cruyff, donde ha tenido que colaborar la UEFA para que instalase una sala VOR, conforme a la reglamentación de la competición. ¿Qué más da? ¡El Real Madrid es culpable!
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