Es inevitable buscar el máximo responsable del éxito de un equipo cuando éste se convierte en un referente para el mundo del fútbol. A lo largo de la historia del balompié, tenemos muchos ejemplos de entrenadores o futbolistas que aglutinaron en torno a su figura una escuadra suficientemente heroica como para bautizar un club en un momento dulce de su fútbol. Suelen ser equipos que por su desempeño suponen un salto enorme en el modo de entender la táctica o la estrategia. Podríamos citar al Inter de Milán de Helenio Herrera, El Benfica de Bela Guttman y del gran Eusebio o el Milan de Sacchi. Todos los aficionados guardamos en nuestra memoria citas o comparaciones con equipos históricos aunque no los hayamos visto jugar. Por ejemplo, si queremos decir que un equipo juega de maravilla solemos compararle con el Brasil del Mundial de 1970.
La historia del Real Madrid es rica en cuanto a equipos históricos. Algunos de ellos son tan gigantes que empequeñecen otros más humildes pero con un peso específico digno de tener en cuenta. Todos los que leemos La Galerna conocemos por Alberto Cosín entresijos que incluso desconocíamos. Gracias al saber enciclopédico de Cosín, hemos aprendido esas grandes historias ocultas por la luz cegadora de los grandes nombres. Inevitablemente el Madrid de Di Stéfano, el Madrid de los yeyé, el Madrid de La Quinta del Buitre o el de Los Galácticos son los que tienen su nombre en letras de oro.
Todos los madridistas que nos acercamos a nuestra historia rápidamente memorizamos sus hazañas pues éstas son tan impresionantes que nos obligan a no olvidarlas jamás. Obviamente es un poco injusto dejar otras plantillas ilustres un poco de lado como es el caso del Madrid de Los García, ese equipo entrañable lleno de jugadores españoles y de la cantera. Ese Madrid fue bastante especial pues era un Madrid de entreguerras. El Madrid atravesaba un momento delicado en lo económico, y sin embargo fue capaz de crear un equipo sólido que logró levantar ligas y conseguir el pase a la final de la Copa de Europa de 1981 frente al Liverpool quince años después de la de 1966. Habría que esperar diecisiete años para volver a otra final y ganarla.
El Real Madrid que conocí es el Real Madrid del último Lorenzo Sanz. Es el Madrid que venía de ganar la Séptima y cuya estructura volvió a levantar la Octava y la Novena. La verdad es que los de mi generación hemos tenido una suerte tremenda. Si bien el Madrid de Lorenzo Sanz era un Madrid de grandes jugadores, también era un Madrid un poco desaliñado. Lo mismo te cerraba el fichaje de Nicolas Anelka, una especie de Mbappé de la época cuando el primer Mbappé del Mundial de 2018, que te tenía que malvender a Clarence Seedorf porque se necesitaba dinero de inmediato.
Sin embargo, hay una figura imposible de obviar que para mí lo transforma todo. Por supuesto, hablo de Florentino Pérez. Cuando Florentino llega a la presidencia, en el verano del 2000, con el fichaje de Figo bajo el brazo, todo cambió. Verano a verano, el presidente parecía el genio de la lámpara del cuento de Aladino. Con Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham el Madrid era un equipo de ensueño. Si bien en títulos no lució como se esperaba, en repercusión fue un tremendo éxito. Tanto que jugadores como Cristiano Ronaldo o Karim Benzema confiesan que empezaron a fijarse en el Madrid cuando de chavales vieron aquella constelación de estrellas. Por ello, se bautizó a aquel primer equipo de Florentino como el Madrid de Los Galácticos. Se dice que realmente el término nace cuando el presidente del Valencia Jaime Ortí definió como tal a la escuadra merengue con cierta socarronería.
Aquel proyecto naufraga con la salida de Florentino Pérez en febrero de 2006 tras conquistar la Novena, algunas supercopas y dos ligas. Tras unos años de tumbos e historias para no dormir, la vuelta de Florentino Pérez en junio 2009 fue vista por muchos madridistas como nuestra particular parusía merengue. En su segunda venida, y tras una multimillonaria inversión, Florentino trajo de una tacada a Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, Xabi Alonso y Kaka. En un solo verano recuperó el terreno perdido. No obstante, esta segunda etapa se caracterizó por atender también posibles agujeros en la plantilla. Tan importantes como la llegada de estrellas fueron las incorporaciones de fichajes como Arbeloa, Khedira o Di María. Ya no bastaba la política de “zidanes y pavones”, había que tener una plantilla profunda.
En las últimas semanas se viene estableciendo una comparación entre el actual Madrid y el de Los Galácticos. En mi opinión, el debate está viciado desde el anuncio del fichaje. Mbappé es una auténtica estrella que viene a ser la guinda del pastel y no el pastel
Dicha exigencia llevó al equipo a dominar el fútbol en la última década. El Madrid de Los Jerarcas o el de las 4 de 5 Champions únicamente se puede entender así. Bajo la batuta de Zinedine Zidane, uno de los mayores legados de Florentino, el equipo jugó a un nivel altísimo y dominó con mano de hierro en Europa. Con la temporada 2016/2017 se llegó al cenit del proyecto, pues el entrenador marsellés pudo hasta contar con dos alineaciones para afrontar la temporada.
En los últimos años, el Madrid ha cambiado de nuevo su política de fichajes. Con la llegada de jugadores como Vinícius, Rodrygo o Camavinga, el club se adelantaba y traía a futuras estrellas aún en su momento formativo. Estas jóvenes promesas mundiales crecían sin prisas al lado de auténticas leyendas como Toni Kroos, Dani Carvajal o Modric. A la vez, el club lograba cerrar grandes traspasos de jugadores espectaculares por un bajo precio. Así llegaron David Alaba o Thibaut Courtois. En un ciclo sin fin, el club logra un balance perfecto y mantiene su hegemonía sin aparente dificultad.
Por todo esto, me molesta el ruido mediático en torno a la llegada de Kylian Mbappé. En las últimas semanas se viene estableciendo una comparación entre el actual Madrid y el de Los Galácticos. En mi opinión, el debate está viciado desde el anuncio del fichaje. Mbappé es una auténtica estrella que viene a ser la guinda del pastel y no el pastel. El francés llega a una plantilla que esta temporada lo ha ganado todo y en la que hasta el último efectivo tiene una Copa de Europa.
Por ello, la única comparativa posible es ya la del Real Madrid con su propia leyenda. O si se quiere, incluso con otras otras grandes dinastías en la NBA como Celtics o Lakers. Y bajo mi punto de vista, esta dinastía futbolística tiene un claro responsable, Florentino Pérez. Estamos pues ante el Madrid de Florentino Pérez.
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De acuerdo en todo aunque he echado de menos citar la incorporación de Valverde, quiza no tan exuberante como Camavinga o Vini, pero pieza esencial en este equipo, a mi parecer.
Es curioso, pero es verdad. En este Real Madrid todos los jugadores tienen, al menos, una Copa de Europa, excepto Mbappé. Tiene que venir de meritorio, no de estrella.
Solo un matiz porque es un dato que se ha repetido aquí alguna otra vez y es erróneo y no puedo aceptar que la mejor web del madridismo lo reitere: a Cristiano lo fichó Ramón Calderón.
¡Viva Florentino, viva La galerna y viva Dom Mariani!
Mi único presidente D. Florentino el más grande de la actualidad sin duda alguna tengo debilidad por este ser superior como lo definió acertadamente en su día el buitre..una pega solo, que no ataque con más virulencia el barca gates y no rompa relaciones con el negreilona f.c. pero él sabrá