No es pesar ni desazón, pero sí un ligero poso decepcionado. Tampoco es tristeza ni aflicción, pero no puedo decir que la felicidad sea plena. Resulta tan antitético como paradójico, pero la victoria ante el Barcelona me defraudó. A Dean Martin pongo por testigo de que poca gente más resultadista vais a encontrar en vuestra existencia, pero no puede calificarse de plena y arrebatada la dicha que me embarga. Dejemos aquello de vencer a un rival determinado para dar por cumplido el objetivo de la temporada, pues eso es cosa de culés, atléticos, o valencianistas. El partido del Barcelona había que ganarlo y se ganó, si bien, y juro solemnemente que no me estoy relañizando por mucho que a las 11:23 de la mañana mientras escribo esto me apetezcan una o nueve croquetas, no me gusta la manera en que se ganó.
El Real Madrid se enfrentó al Barcelona más flojo de las últimas dos décadas. Nadie duda que de haberse invertido los roles y ser el Madrid el equipo con más carencias y con mayor fragilidad en todos los ámbitos, nuestro rival habría salido a arrasarnos, tratando de endosarnos una goleada lo más abultada y dolorosa posible.
Nadie duda que de haberse invertido los roles y ser el Madrid el equipo con más carencias y con mayor fragilidad en todos los ámbitos, nuestro rival habría salido a arrasarnos, tratando de endosarnos una goleada lo más abultada y dolorosa posible
La figura del gigante amable es recurrente en la cultura popular, desde la obra Mi amigo el gigante del gran titán de la literatura infantil Roald Dahl, la buenísima y recomendabilísima banda inglesa de rock progresivo Gentle Giant hasta el cine, en el que pocos encarnaron mejor esta figura como Carlo Pedersoli, más conocido como Bud Spencer. Un físico imponente, una fuerza hercúlea y un reverso tierno con un corazón aún más grande que su corpachón son rasgos definitorios del personaje al que me refiero. El Real Madrid es ese gigante amable, es Bud Spencer, es un tipo capaz de tumbar a rivales o enemigos sólo a base de bofetadas a mano abierta, pues, pese a ser efectivas para neutralizar al adversario, hacen menos daño físico, si bien dejan el amor propio hecho jirones. Todos sabemos que tiene capacidad sobrada para reducir a fosfatina la totalidad del esqueleto de su antagonista, pero no lo hace sino por elección, por convencimiento.
El partido que enfrentó al Barcelona contra el Real Madrid me dejó la sensación de que nuestro equipo compitió, por supuesto, sólo faltaría, pero que tampoco quiso hacer daño ni escarnecer al rival, sólo vencerlo. Cierto es que la grandeza de la historia de nuestro equipo se cimenta en gestas logradas en fechas más primaverales o caniculares que en otoño, pero es humano sucumbir a veces a los instintos más primarios y vesánicos, igual que hacen nuestros adversarios cuando ven que sangramos, y querer no sólo superarlos, sino aplastarlos y ensañarnos como sabemos perfectamente que harían ellos con nosotros. A este impulso primal encuentro dos objeciones, pero para ello habría que impedir que, como cantaba Camilo Sesto, nos traicionara la razón y nos dominara el corazón. La primera es el esfuerzo físico que requeriría desatar un torbellino de fútbol que aniquilase al Barcelona. Un Real Madrid con el actual historial de lesiones, más aún teniendo por delante la cantidad de partidos que deberemos afrontar, debe ser conservador y gestionar sus recursos de manera eficiente, evitando cualquier desgaste más allá de lo estrictamente necesario.
El Real Madrid es ese gigante amable, es Bud Spencer, es un tipo capaz de tumbar a rivales o enemigos sólo a base de bofetadas a mano abierta, pues, pese a ser efectivas para neutralizar al adversario, hacen menos daño físico, si bien dejan el amor propio hecho jirones
Mi segunda objeción está íntimamente ligada a la primera, y ya se ha insinuado en este texto: ganemos por uno o por diez goles, los tres puntos obtenidos de esa victoria son exactamente los mismos que se sumarían al casillero del equipo en caso de vencer a un equipo entrenado por Paco Jémez, así que no habría nada extraordinario que celebrar, pues, afortunadamente, en el Bernabéu se celebran los trofeos importantes y no se da una temporada por amortizada en el momento que vencemos a un rival al que tengamos especial inquina.
Sí, somos el Real Madrid, y, para qué negarlo, somos un poco Banana Joe.
Fotografías Imago.
Pues a mí me parece que el equipo lo que hizo fue dosificar fuerzas, que aún queda mucho. Y me parece una postura inteligente. No he sentido esa necesidad de machacar, solo quería ganarles.
Así que estoy satisfecha, contenta, feliz...
Jaja, creo que muchos madridistas compartimos lo dicho en el artículo. Últimamente, en los enfrentamientos con el Barsa, parece que nos posee el espíritu de Butragueño (el de ahora, no el de antes).
Hay de todo, que para eso somos madridistas. Lo que sí puedo asegurar es que el "espíritu de Butragueño" no lo quiero cuando se trata de soportar arbitrajes infames, y otros agravios. Ahí me gustaría otro espíritu, el de Arbeloa, por ejemplo.
Sigo sin estar de acuerdo. Son 3 puntos nada más, pero muchos intangibles también. La prueba es que en los medios culers apenas podían disimular el alivio (sí, alivio), por no haber recibido una goleada. Hablan de que podían haber empatado y de que el partido estaba igualado, pero lo hacen con la boca pequeña. Saben que se han librado.
Abrazos madridistas.
Lo que piensen o dejen de pensar los culés, es problema de ellos. Lo único cierto es que han perdido, en su campo, con el Real Madrid y los tres puntos consiguientes, que les dejan bastante más abajo de la tabla. Todo lo demás que digan o sientan son bobadas de mal perdedor.
Saludos a los madridistas que no piensan igual 🙂
En mi interior deseaba un 0-5 o similar, pero bueno, el resultado es el mismo y los tres puntos son nuestros. También, con el ego que tienen, igual es mejor ganarles así para que puedan decir "AL LORO!!!!! QUE NO ESTAMOS TAN MAL" en cualquier caso, viendo la ruina que tienen y lo que se vislumbra en el horizonte de fichajes de nuestro Madrid, otro año no me extrañaría que alegrarán un ataque de gastroenteritis o algo similar de toda la plantilla, por que si el partido de ayer se juega con unos asesinos tipo mbape y el noruego no les recogen ni con pinzas. 3 puntos mu ricos. Hala Madrid!!! P. D. El rival como se está viendo en los arbitrajes de este año y el pasado es el malakito de memfis, como equipo suplente de the tinglado por incomparecencia del equipo titular
Comparto lo dicho en el artículo, a diferencia del Barcelona o del mismo Bayern, el Madrid de los últimos años no hace sangre y no devuelve las ofensas recibidas en anteriores ocasiones. Hasta ahora hay culés que celebran el 2-6 o el 5-0 de hace unos años y hubiera sido una perfecta oportunidad de empezar a devolver esas afrentas.
En mi opinión, un Clásico es más que sólo 3 puntos, y el golear al Barcelona en su campo hubiera sido un golpe sobre la mesa de impacto mundial y un aviso a los rivales de Liga y de Champions que este Madrid no toma prisioneros.
¿QUÉ HABRÁ SENTIDO VARANE?
No comparto para nada el artículo. Los antimadridistas y la prensa, valga la redundancia, no les está importando por primera vez decir que el Barcelona es un desastre con tal de quitar méritos al Madrid. Nos hemos dejado llevar por el mensaje marcado por las filas contrarias. Ha sido un Barcelona-Madrid como tantos otros, ganado con suficiencia por el Madrid.
La Galerna, Tu quoque?
El Madrid ahora mismo no es un equipo tan fuerte como el Bayern o el Chelsea como para arrasar en el Camp Nou. Falta poderío físico en el centro del campo y otro delantero diferencial que acompañe a Vinicius y Benzema.
Supongamos que... o no, porque lo que voy a exponer a continuación YA lo hemos escuchado.
Se alinean los astros y ganamos la Champions y la Liga, con resultados semejantes antes los grandes. A los 5 minutos se llenarán las ondas de "han ganado, pero no han demostrado ser superiores".
Creo que hoy es el día de poner en el "tocadiscos" a Alaska y los Pegamoides, tienen varios temas que nos vienen al pelo, pero si por un casual ponemos uno de Alaska y Dinarama pues creo que queda resumido el sentimiento de mi propia persona, y quizás del de alguno/a de los/las que opinan por estos lares...
Sobre todo Cibeles es mi diosa, que es como su propio "nombre indica" , una idem.
yo no lo entiendo haber si alguien me lo explica parecese que hemos perdido en lugar de haber ganado un prtido practico despues de jugar en Ucrania sin pasar apuros y todo es drama. ayer al Madrid podia haber ganado por mas pero no hacia falta simplemente por eso haber si alguien lo entiende y el miercoles otro partido por las pachangas de las seleciones ese es el problema. y seguir permitiendo que eso ocurra
Pues no estoy de acuerdo con el artículo. El equipo tiene que volver a jugar mañana miércoles, el fin de semana otro, y así... Hay que guardar fuerzas; 3 puntos ganados con suficiencia y a otra cosa. El nuevo equipo del tinglao, a la chita callando, es el malakito (vaya penalti les pitaron para conseguir el empate)... ese va a ser el rival de esta temporada.
Sólo quiero apuntar un detalle del partido, y es el silencio y el murmullo de temor que se sentía cada vez que Vinicius cogía el balón.
Qué gozo.
(Y eso que yo soy de los que ha metido caña a Vini desde el principio, pero al César lo que es del César)
El partido salió así, con pocos goles. Ocasiones hubo para haber terminado 0 - 3. Su golito del final fue pura anécdota. El Madrid no podía arriesgar los tres puntos. Si hubiera salido con las líneas más adelantadas ellos se habrían sentido más cómodos y el resultado sería más incierto. No estamos atrás como para asumir esos riesgos contra un equipo que por mal que esté tiene pegada. He sondeado sus medios en estos días y aunque el resultado haya sido corto, andan muy revueltos, con dudas, a punto de montar la pañolada a las primeras de cambio. El Rayo les puede dar la puntilla, con el permiso del árbitro, que no sé ni quien es porque me da igual, están todos abducidos por el sistema. Nosotros a lo nuestro, no estamos para compararnos con nadie ni para mirar atrás, teniendo en cuenta que el próximo verano podemos tener un proyecto muy ilusionante por delante.