El Real Madrid juega este sábado 1 de junio en el mítico estadio de Wembley la que, posiblemente, sea una de sus finales más complicadas de todas las que ha disputado desde que hace diez años empezase la Tercera Edad de Oro del Club, tras la vivida en los años 50, en los albores de la Copa de Europa, y la trilogía 1998, 2000 y 2002, cuando se sumaron tres entorchados en cinco ediciones.
El Madrid, desde que en 2014 levantase la Champions League al cielo de Lisboa, ha ganado cinco títulos y esta será su sexta final en once ediciones, una proeza que salvo que seas el propio el Real Madrid nadie tiene la capacidad de igualar.
El Real Madrid juega este sábado 1 de junio en el mítico estadio de Wembley la que, posiblemente, sea una de sus finales más complicadas de todas las que ha disputado desde que hace diez años empezase la Tercera Edad de Oro del Club
En estas últimas cinco finales se ha enfrentado en dos ocasiones ante el Atlético de Madrid, la Juventus y en dos más ante el Liverpool. En todas, ha salido indemne, encadenando ocho entorchados desde el año 1998. Ningún club está cerca siquiera de poder acercarse. Estamos hablando de dimensiones de otra galaxia.
Lo cierto es que esta final ante el Borussia Dortmund es la más complicada de todas las que ha disputado en los últimos años. El Madrid no juega ante el Borussia. O mejor dicho, no solamente juega ante el Borussia. La final la disputa el Real Madrid contra el resto del mundo.
El antimadridismo global en España ya ha comenzado a difundir el bulo, uno más, de que el Borussia es casi un equipo de pandereta y que el Madrid lo tiene hecho desde que tome el avión en el aeropuerto de Barajas. El objetivo no es otro que desmerecer una posible victoria y convertir en un fracaso de proporciones bíblicas una factible derrota, transformando una temporada magnífica con títulos de Liga y Supercopa ganados en buena lid y con las dificultades extra que supusieron las lesiones de larga duración de Courtois, Alaba y Militao, en una pesadilla.
En la creación de ese caldo de cultivo colaboran prensa y redes sociales, siempre encantadas de sumar en las filas de un antimadridismo popular.
El antimadridismo global ya ha comenzado a difundir el bulo de que el Borussia es casi un equipo de pandereta y que el Madrid lo tiene hecho. El objetivo no es otro que desmerecer una posible victoria y convertir en un fracaso de proporciones bíblicas una factible derrota
En ese equipo del resto del mundo también se alinean instituciones deportivas internacionales que estarían encantadas de ver al Madrid doblar la rodilla por su defensa cerrada de la Superliga, e incluso españolas, enfrentadas a cara de perro con el club blanco. Todo suma para dar por ganada de antemano una final con la gran esperanza de convertir Wembley en una catarsis blanca.
La realidad es más bien la contraria. Estamos ante una final superlativa. Si el Bayern Munich o el Manchester City no están en la final es porque los ha eliminado el Madrid, y si el PSG o el AC Milan tampoco comparecen en Wembley es porque su verdugo fue este Borussia al que tantos dan por rival enclenque. Tan enclenque que fue capaz de golear en menos que canta un gallo al gran Atleti de Simeone en el Signal Iduna Park en cuartos de final de esta edición.
En este Borussia para los restos juegan futbolistas de nivel como el meta revelación de la Champions League, Kobel, Adeyemi, Jadon Sancho, Niklas Süle, Hummels, Emre Can, Julian Brandt, el ariete Füllkrug, Marcel Sabitzer o Marco Reus, el equivalente emocional a Kroos en el equipo amarillo. Un plantel espectacular y comprometido en la consecución de un objetivo que no es otro que levantar la segunda Copa de Europa de la historia del club amarillo este 1 de junio en Wembley.
Edin Terzic cumple tres temporadas al frente de un equipo que el año pasado perdió la Bundesliga en el último suspiro y que ha sido capaz este año de llegar a la final de la Champions League tras haber vendido la temporada pasada a Jude Bellingham y hace tres a Erling Haaland.
En ese equipo del resto del mundo también se alinean instituciones deportivas internacionales que estarían encantadas de ver al Madrid doblar la rodilla por su defensa cerrada de la Superliga, e incluso españolas, enfrentadas a cara de perro con el club blanco
El Borussia es un club vendedor que sabe reinventarse una y otra vez y esa capacidad se la dan sus 158.000 socios, sus ocho Bundesligas, su Copa de Europa ganada en el 96, sus 5 Copas de Alemania, su Recopa y su espléndido estadio, el Signal Iduna Park con sus 81.000 localidades y su Muro Amarillo donde cada partido se agolpan 30.000 ‘borussiers’.
El Dortmund no es un recién llegado, no es un cualquiera, como nos quieren hacer creer. Es un equipo con una trayectoria detrás, sólido y que está ante la oportunidad de escribir la página más brillante de toda su historia. Y además, el sábado estará apoyado por todo el antimadridismo global, una masa difícil de cuantificar pero absolutamente entregada a la causa.
Por eso, estamos ante la final más difícil de todas las disputadas. Justo el tipo de reto ante el que el Real Madrid se crece y agiganta su leyenda.
Getty Images.
Osea que un equipo que se ha cargado al Milan, un equipo que ha echado a la calle al equipo del pueblo en un plis plas , un equipo que mandó al corral de desguace al PSG, equipo este que le metió a los Caganet 4-1 en su campucho dicen , los indeseables, los miserables antimadridistas que es un equipo morralla, solo tiene una explicación que la ENVIDIA LES CORROE.
Esto lo explica perfectamente el título de una canción de Hombres G
SUFRE MAMÓN
Solos contra todos
Lema de los ultras sur
Nuestro equipo sabrá oler la sangre de todos los de dentro y de fuera que desean su derrota para tapar sus miserias.
De hecho, ya la lleva oliendo intensamente desde el 3-2 al Barça.
Pero nadie en el madridismo pedirá que nos retiren este cáliz de vino lleno de sangre. No deseamos tal alivio.
Aceptaremos este juego de "tiro al blanco" con gallardía, sabiendo que en la horda primitiva, el padre, que acumula todos los bienes, es vigilado con desdén por los hijos, los que dando muerte al padre se apoderarán de todo lo que legítimamente le pertenece, pero que una vez lo posean, se darán muerte entre ellos por su codicia.
¡Hala Madrid! ¡A por la quince!