La expectación era máxima. El pasillo estaba preparado. Un Real Madrid-Barcelona era el escaparate perfecto para hacer esta gran distinción, una prueba de fair play, de valores y de señorío. Estaban todos, ordenaditos, esperando la salida del equipo con su uniforme recién planchado, sus tarjetas relucientes y un brillo de admiración en los ojos.
Cuando el Barcelona saltó al campo todo el pasillo estalló en vítores, jaleos y aplausos.
- ¡Bravo! ¡Viva la madre que os parió!
- ¡Estamos con vosotros!
- ¡Ánimo!
En primera fila del pasillo, Arminio dio un efusivo abrazo a Messi y todos los árbitros, con una coreografía largamente ensayada, se postraron de rodillas y comenzaron a hacer reverencias. Entre subida y bajada de sus brazos miraban por el rabillo del ojo a sus estrellas, sin apenas poder contener la emoción.
Cuando salió Mascherano empezaron a gritar:
- ¡Mache quédate, Mache quédate, Maaaache quédate!
- ¡A por récord! ¡A por los seis años sin penalti! ¡Tú puedes!
Suárez salió pegando codazos y patadas y varios árbitros se levantaron del suelo como un resorte y le ofrecieron sus tibias.
- ¡Aquí, pégame aquí!
"Muérdeme", dijo un lanzado Fernández Borbalán desgarrándose el uniforme y ofreciendo su cuello.
"¡A mí! ¡A mí!", gritó un contrariado Undiano Mallenco empujando a su colega. Este se revolvíó y le lanzó un puñetazo que dio con los dos en el suelo, donde siguieron golpeándose con saña.
- ¡Es mío!
- ¡No, mío!
Martínez Munuera, viendo que Suárez lanzaba mordiscos al aire y que sus dos compañeros seguían revolcándose por el césped, aprovechó la ocasión, se acercó a él, hizo amago de sacar una tarjeta del bolsillo (por la falta de costumbre, a Suárez eso le enfureció todavía más) y se llevó dos buenos tariscos entre gritos de placer.
Busquets y Umtiti fueron los siguientes en salir por el túnel y justo al llegar al comienzo del pasillo tropezaron, hicieron un tirabuzón perfecto, y rodando sobre sí mismos llegaron hasta el córner, donde fueron auxiliados por Gaspart, Villar y un temeroso Meana que no desaprovechó la ocasión:
- En directo para la Cadena SER. ¿Ha sido penalti?
"Y expulsión", dijo Mateu Lahoz sacando la tarjeta roja a Ramos.
"¿Apunto una o dos tarjetas rojas?", preguntó Hernández Hernández.
-Dos, apunta dos, una por Busquets y otra por Umtiti, ha sido un penalti doble.
Jordi Alba, desde el suelo (salió directamente reptando del túnel), se percató de lo que estaba sucediendo, lanzó una botella de agua vacía al ojo de Casemiro y en la explosión Piqué, Iniesta y Rakitic cayeron heridos entre gritos de dolor. De Burgos Bengoetxea desenfundó una tarjeta roja y se la mostró a Casemiro seis veces. El acta arbitral no dejó lugar a dudas:
B-EXPULSIONES.
- FC. Barcelona:
Ninguna.
- Real Madrid CF:
En el minuto 1 del pasillo, el jugador (14) Carlos Enrique Casemiro fue expulsado por el siguiente motivo: seis rojas directas.
Jugador: Carlos Enrique Casemiro. Una vez mostradas las seis tarjetas rojas dicho jugador se llevó las manos al ojo afectado en una clara y manifiesta demostración de altanería y desconsideración hacia mi persona.
Juan Carlos Rivero, en medio del pasillo, auxiliado en las bandas por D’Alessandro, Fouto, Carreño, Lama, Iturralde y el Lobo Carrasco (quede aquí constancia de que sus prácticas onanistas durante todo el pasillo no gustaron nada a la grada) preparaban la encuesta del día:
Hoy os preguntamos, ¡última oportunidad! y con la mano en el corazón, ¿prefieres que pierda el partido el Madrid o que lo gane el Barcelona?
Como ven este es el pasillo que la RFEF y multitud de medios de comunicación (algunos financiados con nuestro dinero) llevan haciéndole día a día al Barcelona en los últimos años. Del otro, del que supuestamente el Barcelona debería hacernos en el Clásico, van a oír hablar durante toda la semana en innumerables tertulias. Mi postura (y creo que la de la mayoría de mis compañeros de La Galerna) está clara. Nuestro señorío se ha demostrado a lo largo de la historia en multitud de ocasiones. La última por omisión: no hay ni un solo responsable del Real Madrid implicado en las escuchas de la Operación Soule. Nadie ha representado mejor que este club lo que significa el juego limpio, la grandeza, la altitud de miras, la dignidad y la fe inquebrantable en la victoria.
Si el Barcelona no quiere hacernos el pasillo nos da igual. No nos preocupa. Otro tema es que sus excusas resulten ridículas e infantiles. Decir que no nos hacen el pasillo porque no han participado en la competición es una boutade. La única forma que tiene un equipo europeo de participar en el Mundial de Clubes en haber ganado previamente la Champions. Y en esa sí participaron. Poco, pero participaron. Igual el problema es que, acostumbrados a perder, han perdido también sus tan cacareados valores por el camino.
A nosotros, a estas alturas del partido, solamente hay dos pasillos que nos interesan. El primero lo encontrarán en el centro de Madrid, en plena Castellana. Allí, en un estadio que acaba de cumplir 70 gloriosos años, en su Museo, hay un largo pasillo franqueado por triunfos, trofeos e historia. En ese largo pasillo está el mejor reconocimiento que puede tener cualquier Madridista. Cada nuevo título es un pasillo en sí mismo.
El segundo, si la justicia confirma las acusaciones de la Operación Soule, es el que llevará a la celda a los culpables de la corrupción del fútbol español.
Ya ven, necesitamos muy pocos pasillos para ser felices. Con el de los triunfos y el de la justicia nos conformamos.
Sublime!!!! Lo peor es que alguna vez ese acta arbitral será verdad.
Permítame que le diga que es vd. un genio. No se puede describir mejor el contubernio federativo-arbitral-nacional-culé.
Bravo.
Genial, faltaba Pique señalando al palco , con los ojos entre abierto escudriñando, intentando vislumbrar lis hilos. Hilos distintos de los que tienen sobre sus cabezas y que no logra encontrar en el palco