El mapa de dolor de Hazard

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buenos días, amigo. Hoy te hablamos a ti en lugar de usar la segunda persona del plural, más genérica, con que solemos dirigirnos al madridismo galernista.

Hoy te hablamos a ti, doblegado por esta era nefasta, acaso confinado en tu casa mientras ves cómo el objeto predominante de tu ilusión (a saber, el Real Madrid C. de F.) languidece a diez puntos de un líder implacable en la Liga, eliminado ya por el Alcoyano de la Copa y zarandeado por las huestes bilbaínas en un torneo como la Supercopa que es menor, sí, pero que habría endulzado esta temporada que pinta tan aciaga como pasmosa.

Te hablamos a ti, que te escudas en la Champions para que no se te corte el aliento, a ti que hurgas en los bolsillos en busca de los últimos restos de esperanza y luego te humedeces los dedos con hidrogel por si la esperanza está también infectada.

A ti que te aferras a la esperanza de la Champions recordándote que en peores temporadas la hemos ganado, pero sin que esta vez el brillo de la expectativa se adhiera a la piel del corazón. A ti vamos a darte una buena noticia, y la buena noticia para ti es la siguiente: por lo menos no tienes que escribir el portanálisis.

Solo tienes que leerlo. O ni eso. No es obligatorio. No vamos a darte falsas esperanzas: no vas a hallar en él el menor atisbo de consuelo. Todo será cuando acabes de leerlo una mierda tan totalizadora como lo era antes de empezar a hacerlo. Bueno, puede que peor, en el supuesto de que a la hora de comenzar a leer este portanálisis no supieras lo de Hazard.

Pero ahora ya lo sabes. Te lo cuenta As, que hasta te hace un croquis para que no te dejes sin llorar ninguna esquina de la anatomía de Eden. Esquinas inlloradas no. Nunca un edén quedó tan lejos del paraíso. Solo nos falta en esta portada de As una flechita que vaya directa a la entrepierna para especificar la localización geográfica de una orquitis incapacitante. Todos habríamos fichado a Hazard cuando lo fichó el Madrid, y sin embargo en esta hora maldita todos volveríamos a la pajarería con la jaula en la mano suplicando un reembolso de nuestro dinero, cuando no al menos un trueque por la cacatúa que cante más triste. Estamos madridistamente desfondados, nosotros también, no te preocupes. Advertíamos que no te ofreceríamos el menor consuelo y tal vez mentíamos, si por consuelo se entiende la constatación de que todo el mundo está igual de mal, mal de muchos consuelo de Tebas.

Sí, amigos, nosotros también recorremos bajo la lluvia el Google Maps del cuerpo maltrecho de Hazard, y en cada punto de dolor exhalamos un quejido que ya no sabemos si interpretar como solidaridad o como simple cansancio. Todos le habríamos fichado cuando lo fichó el Madrid, sí, y no obstante llevamos un rato con la mirada perdida en un punto inconcreto del mapa, por ejemplo en el tétrico pueblo llamado Lesión Muscular en el Recto Anterior del Muslo Izquierdo, justo al nordeste de la contusión en el tobillo derecho, la de los diez días, no las de los veintisiete o sí, qué más da. No indica Google Maps hora alguna de llegada a casa porque nos hemos subido al Uber de la incertidumbre, pero no de una incertidumbre que parte de cero sino de otro pueblo no menos lóbrego denominado Fisura de Peroné Distal Derecho.

Fisura de Peroné Distal Derecho (76 días): contigo empezó todo. Eres el Kevin Roldán de la orografía del detritus. Ya sabéis que los topónimos varían en función del idioma que los refiera, y hay algunas lenguas donde a Fisura de Peroné Distal Derecho se le dice simplemente Meunier. Con Meunier empezó todo, y luego ya dimos en lesionarnos en sesión continua y totalmente solos. Mira, mamá, sin manos. Al suroeste de Meunier está Microfisura Incompleta en el Tobillo Derecho, otro pueblo que ríete tú de los que abundan en las praderas gélidas de Fargo.

Qué asco de mapa, hermano. Hasta los propios puntos cardinales gimen en él de dolor y fatalidad.

A Hazard le podríamos llamar simplemente Hazy. Es un diminutivo como de pedir árnica. A hazy shade of winter era una canción desoladora de Simon y Garfunkel que viene muy al caso justo a los dos días de que la marmota Phil aflorara en Punxsutawney para ver su propia sombra (shade) y pronosticar seis semana más de invierno (winter). Solo seis semanas, quién las pillara, dónde hay que firmar. “There is no way this winter can ever end”, auguraba Bill Murray micrófono en mano desde Punxsutawney, y tenía razón. No hay forma humana de que este invierno vírico acabe jamás, y en lo que respecta al Real Madrid, como también en lo que concierne a todo lo demás, no es precisamente asintomático (menos mal que Florentino sí, ánimo, presi).

Time time time,

see what’s become of me

while I look around for possibilities

Mira, tiempo, en qué nos hemos convertido. Quevedescamente, no hallamos cosa en que poner los ojos que no sea recuerdo de una lesión de Hazard. Mira en qué nos hemos convertido mientras mirábamos alrededor en busca de posibilidades y Zidane las cedía al Arsenal hasta final de temporada. Es lo que tienen las posibilidades, que son veleidosas como un niño noruego que quiere jugar. Cuánto dolor el de Hazard, el tuyo y hasta el mío, portanalista anónimo con un agujero en la línea de flotación de su pasión madridista. El dolor purifica y curte. Pues a lo mejor, dolor, pero deja en paz a Hazard.

Déjanos en paz a todos.

Leaves are brown.

And the sky is a hazy shade of winter.

(...)

Hang on to tour hopes, my friend.

That’s an easy thing to say.

But if your hopes should pass away

simply pretend that you can build them again.

Pero no nos quedan fuerzas ni para fingir que podemos reedificar nuestra esperanza, como cínicamente recomienda la canción. ¿Cómo coño vamos siquiera a fingir que podemos rearmarnos de ilusión cuando las hojas son marrones, el cielo es una brumosa sombra de invierno, las esperanzas pasan de largo y el Marca le dedica una portada a una victoria copera del Barça?

Hay que decirlo de nuevo para creerlo, igual que a veces tienes que repetirte que el planeta ha sido puesto de rodillas por un ente microscópico parido en una película de serie B oriental.

Hay que decirlo de nuevo para creerlo: Marca le da la portada entera a una victoria copera del Barça. ¿Qué será lo próximo en este festival encadenado de sarcasmo cósmico? Sea lo que sea, adelante con ello, estamos preparados.

¿Plagas bíblicas de criaturas dantescamente inconcebibles? Vengan.

¿Invasiones alienígenas al ritmo de Pereza? Adelante.

¿Cesión con opción de compra de Casemiro al Hércules de Alicante? Sea, con tal de que luego alguien nos lo explique.

Os dejamos con las portadas culés porque si nosotros las hemos visto tú también, te jodes.

Pasa un magnífico día.