El madridismo de Garbiñe Muguruza

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buenos días, amigos. ¿Recordáis aquello de veintidós tipos que se dividen en dos bandos, se disputan el dominio de un balón, se proponen introducirlo entre los tres palos dispuestos en forma rectangular en el área del rival y al final gana el Madrid? ¿Lo recordáis? Bueno pues, aunque os parezca mentira, vuelve.

Es lo que tiene lo vintage. Cosas que ya teníamos por confinadas en el baúl de los recuerdos recobran bríos de actualidad. Primero fue el vinilo y ahora es el fútbol, ese deporte que considerábamos descatalogado después de décadas y décadas de parón FIFA y que ahora tiene un resurgimiento inesperado, como sucede cíclicamente con los pantalones de campana. Pensábamos que habíamos enterrado el fútbol con la imposición de modas sustitutivas, por ejemplo los Francia, 8; Kazajistán, 0 y otros antifútboles. Pero no. Ya está aquí de nuevo. Este fin de semana retorna. Habrá que desentumecer las meninges y repasar en los libros qué era aquello del fuera de juego.

Y, para abrir boca al fútbol, un poco de tenis.

Parecerá contradictorio, pero no hay mejor forma de introducir el retorno del balompié que la imagen de una tenista. Mejor dicho, de ESTA tenista.

Garbiñe Muguruza ha ganado el Masters WTA en Guadalajara, y apunta a ganar Australia y el US Open para consagrarse aún más si cabe. Su imagen acompaña magníficamente el fin del exilio dentro de nosotros mismos a que nos conmina el maldito parón de selecciones. Es el ángel que nos conduce a la salida de la cueva, cantando y tañendo un instrumento de cuerda solo remotamente similar a una raqueta.

Garbiñe Muguruza es madridismo lo sepa ella o no, lo quiera ella o no. Ya sabéis que en esta página consideramos madridismo, por definición, todo aquello que nos gusta, desde Clint Eastwood a Springsteen pasando por Monica Bellucci o Paul Auster, y Garbiñe no podía ser una excepción. Garbiñe es una jugadora excepcional, además de atesorar una clase y una belleza al alcance de muy pocas. ¿Se puede decir que Garbiñe es guapa? Permitid el arrebato de incorrección madridista. Disculpad el exabrupto pasado por Concha Espina: Garbiñe es guapísima, y aparece radiante en las cuatro portadas de la prensa de hoy, iluminando nuestra mañana como el epítome de excelencia y gracia que representa y es.

Garbiñe soñando es lo más opuesto a nosotros despertándonos que se nos ocurre, y no obstante nos alzamos de la cama dando un salto mortal, como los Hombres G, echamos un par de huevos a nuestra sartén, dando volteretas llegamos al baño, nos duchamos y despilfarramos el gel. Es un día de gloria anunciada por la presencia de una estatua griega luminosa y riente, de una simpatía resplandeciente. Viva Garbiñe, amigos: vuelve el Madrid.

No se nos ocurre nada de peor gusto que mezclar en la misma portada a Garbiñe Muguruza con Xavi Hernández. Una cosa es el esplendor en la hierba (o en tierra batida) y otra la turra con el céspet.

La foto elegida por Sport es una en la cual Xavi se parece especialmente al Padre Apeles, que nunca se tomó el dogma de la Inmaculada Concepción con tanta intransigencia como Xavi la ortodoxia del tikitaka. Parece que, por las lesiones, tendrá que jugar el derbi catalán, en su debut en el banquillo, con un extremo que se llama Abde. No sabemos si Abde será diminutivo de Abdekunkus, protagonista de un cuento de Cortázar también relacionado con extraños despertares, pero lo que sí podemos ir adelantando es la convocatoria de Abde para el próximo parón de Luis Enrique, a poco bien que se ponga la cosa, así como la temprana entronización del bueno de Abdekunkus junto a los nuevos pelés y maradonas horizontales de la Masía.

El penúltimo de esos maradonas, antes de Abdekunkus, es un chaval llamado Nico que no juega mal, como les sucede a sus compañeros de hornada, pero que parece lejos de merecer los exorbitados elogios de una prensa entregada a la propaganda de una institución en ruinas.

Si mezclar a Garbiñe con Xavi ya nos parecía un atentado estético sin precedentes, el colocar esta foto de la tenista junto a la de Nico, joven a quien el Señor no parece haber llamado por los caminos del glamour, faltando sólo un grafiti con motivos discutibles a su espalda, nos resulta de juzgado de guardia. Vaya la carrera de Nico por donde tenga que ir (la llamada de Luis Enrique la damos por hecha también), y camine la gloria en la pista de Muguruza por caminos no transitados por el Barça del futuro próximo, es decir, los caminos del éxito. Mezclen churras con merinas. Mezclen ruina con Sterling. Mezclen Pedri con Kubala. Mezclen fútbol y política. Pero por favor: dejen a Garbiñe en paz.

Pasad un buen día.