Intuyo que en La Galerna vamos a seguir hablando de Antonio Escohotado mucho tiempo. Es lógico. Durante más de cuatro años, hemos sido depositarios de los textos futboleros (o mejor: con el fútbol como excusa) de un gigante del pensamiento. Personalmente, me siento retrospectivamente abrumado por esta suerte, así como por la dádiva de su amistad. También me siento editorialmente huérfano, como corresponde ante una pérdida así. Era un amigo, y también la firma estrella de esta casa.
Las redes están ponderando su madridismo, plasmado en sus 243 colaboraciones con nosotros, así como en el libro La Forja de la Gloria, que tuve el orgullo de escribir con él. Muchos exponentes de Twitter Madrid han mostrado sus respetos a “ese gran madridista”, y en la propia Galerna se ha glosado la importancia de su figura como aglutinadora de un relato nuestro, eso que tantas veces hemos echado en falta. Sin ir más lejos, sirva como muestra este fenomenal texto de Fantantonio.
Personalmente, me siento retrospectivamente abrumado por esta suerte, así como por la dádiva de su amistad. También me siento editorialmente huérfano, como corresponde ante una pérdida así. Era un amigo, y también la firma estrella de esta casa
Antonio habría estado enormemente honrado por esta consideración por parte del colectivo vikingo, aunque creo que no se habría privado de expresar algunas matizaciones. Algunas de ellas están presentes en el comienzo de este vídeo, al inicio del cual su interlocutor le interroga sobre sus crónicas en La Galerna, lo que da pie al sabio a extenderse en su faceta de aficionado.
“Me gusta la parte de fútbol que no es de ganar o perder, sino de humildad, maestría y coordinación. (...) Aunque tengo mi corazoncito, y deseo que gane este o el otro, trato de reprimirlo, y pienso: qué va, qué va. Que venga lo real, se apodere del instante y nos dé ese baño de lo que no esperábamos”.
Escohotado: “Me gusta la parte de fútbol que no es de ganar o perder, sino de humildad, maestría y coordinación. (...) Aunque tengo mi corazoncito, y deseo que gane este o el otro, trato de reprimirlo, y pienso: qué va, qué va. Que venga lo real, se apodere del instante y nos dé ese baño de lo que no esperábamos”
Vuelvo a ver las imágenes de esta entrevista con Toni Segarra, y reconozco absolutamente al Antonio futbolero que conocí. Cuando llegué por primera vez a un acuerdo con él para que escribiera en este portal, me advirtió que él no se consideraba madridista. Que era del buen fútbol. Que deseaba que ganara aquel que jugase mejor. A pesar de que hasta ese momento solo declarados madridistas habían escrito en La Galerna (con la excepción de la sección maldita El Córner del Anti), sobra decir que no lo consideré un problema. Nadie en su sano juicio le pone pegas a Escohotado. Además yo intuía lo que el tiempo no haría sino refrendar, es decir, que diciendo esto el filósofo trataba de escapar como de la peste del prototipo del hincha —detestaba el forofismo—, pero que esta animadversión a la figura del hooligan no solo era compatible, sino que armonizaba perfectamente con un amor profundísimo hacia el Real Madrid, el club por el que sentía una afinidad indisimulada y progresivamente cada vez más y más indisimulable.
Cuando llegué por primera vez a un acuerdo con él para que escribiera en este portal, me advirtió que él no se consideraba madridista. Que era del buen fútbol. Que deseaba que ganara aquel que jugase mejor
Tanto en las crónicas que nos dejó por aquí como en La Forja de la Gloria, existen abundantes muestras de este talante del sabio. En el cara a cara solía abundar en la proclama: una de las claves del éxito de la institución era según él la exigencia innegociable de su público, el bisturí de la música de viento en la grada cuando el equipo no rinde. Yo siempre fui de la escuela contraria, nunca entendí ese carácter arisco de la afición del Madrid con el propio equipo. Tengo para mí que Antonio extrapolaba a las masas del estadio su propia autoexigencia intelectual. Sucede que no todo el mundo es como Escohotado, y aunque yo mismo, sobre todo desde que le conocí, trato de elevar mi espíritu por encima de las servidumbres del fanático, no siempre lo logro con la asiduidad que quisiera. Ahora, al menos, sé que lo quiero, y aunque no me veo abucheando a ningún jugador propio en el Bernabéu sí me esmero en trascender un seguidismo gregario que ahora ya no me hace sentir ningún orgullo. Cincuenta y dos años, no está mal, y Antonio tiene mucha culpa. Es una especie de "Sí, son los míos, pero si juegan mal, y por su propio bien, que pierdan". No es fácil hacer llegar a ese compromiso interior a un forofo, cuánto menos a miles de ellos amparados por el rebaño. Pero si no se intenta jamás se llegará allí.
En estas mismas páginas dejó escrito esto tan bello e imposible (imposible para alguien que no llene de incondicionalidad por un color su gusto por el balompié): "No se imaginan algunos cuán placentero resulta ver fútbol intentando ser ecuánime, como cuando vamos a un museo o al cine". Me considero cinéfilo, pero no me siento capaz de sentarme a ver la última de JC Chandor con el mismo espíritu con el que me enfrento a un Real Madrid-Alavés, aunque en el fondo de mi corazón sé que Antonio estaba (está) en lo cierto. Se ha citado mucho desde su fallecimiento su reflexión acerca del placer —desconocido para muchos— de cambiar de opinión, pero en mi caso es más difícil todavía. Seguir con ese espíritu un partido del Madrid no supondría para mí cambiar nada en el terreno de la opinión sino en el de los afectos, o al menos supondría anestesiarlos, someterlos. Uno de los grandes méritos de Antonio es que lo lograba, aunque yo no osaría jamás decir que en su corazón sintiera por el club blanco un ápice menos de devoción que yo.
Escohotado: "No se imaginan algunos cuán placentero resulta ver fútbol intentando ser ecuánime, como cuando vamos a un museo o al cine"
"¿Has visto que ya uso la primera del plural?", me soltó un día, y en efecto yo había reparado en ello. De pronto, en medio de una de sus crónicas se coló un ¨nosotros", en referencia al equipo de Concha Espina. Lo había notado, sí, y me gustó tanto como me desconcertó comprobar que no había sido un descuido. Me lo preguntó con una expresión de niño travieso absolutamente encantadora. "Entonces sí que eres del Madrid", pensé pero no dije, comprendiendo que en realidad nunca lo había ocultado. El sabio solo había rechazado una forma de ser del Madrid que en realidad era un rechazo frontal a una forma de ir por el mundo, aquella contra la cual luchó siempre, es decir, la de no ponerlo todo en tela de juicio, incluso quién quieres que marque el próximo gol.
Todo el mundo conoce su foto con Florentino Pérez, cuando fue a visitarle a Ibiza. Florentino le regaló una camiseta con el dorsal número 1, que decía "Escohotado".
Pasé meses preguntándome si luego se la pondría. Tuvo que morirse para que yo obtuviera la respuesta. Entre sus amigos y familiares empezaron a circular fotos legendarias, a algunas de las cuales tuve acceso. Y allí estaba Escota, acompañado por Nieves, la maravillosa mujer que le cuidó en sus meses postreros en Can Partit, luciendo la blanca prenda por cuya manga asomaba un brazo esquelético. Y esa sonrisa otra vez. Ya era público que se había ido a Ibiza a morirse, que es una cosa que según algunos supone el retorno al útero materno, aunque para Antonio seguro que significaba volver al Bernabéu con su padre, y quedar de nuevo prendado de esa pared entre Gento y Rial. "Y decía que no era madridista", suspiró un hijo transido de un buen humor infinitamente melancólico.
Se puede amar hasta el extremo sin permitir que el objeto de tu amor humille tu raciocinio. Y creo que en eso, descrito por mi parte con torpeza, consistía el madridismo de Escohotado.
Fotografías Imago.
Ya te echamos de menos, don Antonio, aunque tu muerte no fuera tan difundida como otras, y tus exequias fueran discretas. Un gigante intelectual, pero fuera de la corrección política y dentro del Madrid, que es incorrección doble.
Por cierto, felicitar desde aquí a otro gigante madridista, que cumple hoy 31 años, el campeonísimo Magnus Carlsen, y a ver si le vemos dentro de poco haciendo otro saque de honor en nuestro templo
Gran artículo, gracias Jesus por acercarnos a este enorme filosofo y madridista, DEP
El vacío que ha dejado el maestro es extraordinario. Una especie de "agujero negro"...¡ qué paradoja ! Es notorio que quien escribe este artículo es su amigo y lo conoce bien ; empleo el tiempo presente para resaltar la inmortalidad de la obra y figura de Antonio Escohotado.
Me cuadra que un tipo genial huya, más o menos conscientemente, del fanatismo de la masa. También me cuadra que un individuo con su inteligencia y propia exigencia la traslade a los futbolistas del Real Madrid. Permitidme la confesión particular de que uno, desde su tierna infancia, piensa lo de que : "Sí, son los míos, pero si juegan mal, y por su propio bien, que pierdan" . Solo cuestionaría, relativamente, lo de "por su propio bien".
En ese sentido cabe el pensamiento a medio camino entre el cristianismo (Biblia) y el socialismo (marxismo) : "De cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades" .
En algún momento, no hace demasiado y estando en vida , imaginé la muerte de "nuestro" -con perdón- querido Escota ; así le llamaba- abreviando el apellido- un buen amigo, también intelectual y escritor catalán ,que el pasado sábado antes de un almuerzo (excesivamente frugal - en el próximo encuentro estamos decididos a que haya chuletones) me comentaba que en su biblioteca contaba con la trilogía de "los enemigo del Comercio" y que, además, había leído otros libros suyos en la Facultad. Pero en ningún momento imaginé que la muerte de alguien al que no conocí suficiente y personalmente, me abrumara de tal manera.
Buen artículo. Reflexionar sobre cómo debemos comportarnos nos hace evolucionar. El fútbol no queda fuera de esa reflexión. La autocrítica sobre nuestro propio comportamiento es una costumbre muy recomendable.
En mi caso, he pasado a la defensa constante del Real Madrid, cuando nunca fuí así. Yo creo que es un acto de rebeldía al comprobar que lo políticamente correcto es meterse con el Madrid siempre. Creo que es incorrecta la visión que tienen algunos de que si no te metes con el Real Madrid eres un fanático. Pero no por defender al equipo más a menudo he dejado de ser crítico. Simplemente creo que el equilibrio entre defenderlo y atacarlo ya está suficientemente desproporcionado hacia el lado del ataque. Creo que no se valora en su justa medida lo que consigue este equipo. Y creo que la presión del público es beneficiosa y necesaria, pero como digo, en su justa medida.
Esa interpretación de los hechos es lógica, coherente y justa. Desde esa perspectiva podríamos entender la "utilidad" de algo que está permanentemente en nuestra mente, el maltrato generalizado al madridismo. En más de una ocasión pienso que el club ha decidido, sabiamente, no desgastarse excesivamente en una lucha en contra del the Tinglao por lo que a combatir el relato se refiere. La injusticia sirve de argamasa y genera rebeldía. El enemic cuenta con el bombardeo de los medios de comunicación de masas. El madridismo, con el Radio, la Galerna, Defensa Central y algunos que otros comunicadores vía youtube relacionados directamente con la Galerna; especialmente brillantes Quillo Barrios y Ramón (estilos diferentes pero complementarios). Ojalá Madsquad, a través de la galerna tv -via twitch- vaya creciendo, en cuanto a audiencia, en las 2 emisiones (francés e inglés); muy interesante por el contenido y por la posibilidad que ofrecen de mejorar idiomas . Al respecto tienen todo el humilde apoyo que puedo ofrecer. Y les propongo a los Athos Dumas, María García-Mella Cid, Jesús Bengoechea et alter un ejercicio de humor-ficción, a la vez que superación; tengan en mente la versión en catalán . Llevo años postulando que nadie como el Real Madrid para anular y derrotar al independentismo catalanista. Los goles de Cristiano Ronaldo, Benzema, Sergio Ramos, Vinicius, Modric, Mbappé (si los dioses quieren) y las canastas de Sergi/o Llull, Thompkins, Felipe Reyes, Carroll, Randolph, Tavares, Causesur, Rudy, Yabusele, Heurtel, Hanga... han sido, son y serán el mejor antídoto contra la necedad supremacista e insolidaria de los que te dije. Ya me he excitado y me he venido un poco arriba. ¡ Ojo con el Athletic ! que viene con más descanso y son fuertes físicamente. Disculpad si el pupurri de opinión no está a la altura de lo que , habitualmente, suelo ofrecer a mis admiradores-seguidores. Y en especial al que tengo obsesionado: ¿fuego amigo ? o ¿ fuego, amigo ?.
:))