El FC Barcelona tiene mejor plantilla que el Real Madrid y ganarle al club blanco es uno de los objetivos de la temporada. Estas dos frases, impuestas por la presidencia del club blaugrana, deben de ser uno de los bonus u objetivos que firman los jugadores al fichar por el equipo de la ciudad condal, porque no hay un sólo fichaje culé que decida omitirlas en su presentación. Mientras, un señor de interminable sonrisa e histriónica risa agita una bandera verdeamarela y asegura a cualquiera que quiera detenerse a escucharle que, además de lo que dicen sus nuevos fichajes, también son los reyes del mercado canarinho. El Madrid ha fichado en los últimos años a promesas que ya son realidades como Militao, Vinicius o Rodrygo, además de a un Endrick que tiene muy buena pinta. Los tres últimos, fichados muy jóvenes y pretendidos por los mejores clubes de Europa. Pero resulta que el Barcelona es el rey del mercado brasileño porque este año han firmado (o no, váyanse ustedes a saber con esta gente…) a un joven y prometedor delantero de Brasil.
Lo malo no es que Jan, más metido que nunca en su papel de Joker, realice sin ningún atisbo de pudor este tipo de aseveraciones, no. Lo malo tampoco es que su afición, adicta a sus inverosímiles espejismos, le siga el juego. Lo malo tampoco es que seguramente realice semejantes afirmaciones para llamar y desviar la atención de la prensa y la sociedad mientras espera a que prescriba algún otro delito que haya cometido en los últimos años el FC Barcelona. Lo malo es que prácticamente nadie, por alguna razón que (felizmente, porque prefiero no hacerlo) desconozco, le contraría ni le debate tan siquiera. Ni a la cara ni en los medios. El Barcelona no controla el mercado brasileño por haber fichado a un jugador. Ni tampoco tiene mejor plantilla que el Real Madrid. Es más, si nos valemos de los más estrictos tecnicismos, el Barcelona, a día de hoy, no sólo no ha mejorado su plantilla con respecto a la del año pasado, sino que además la ha empeorado, ya que ni ha podido inscribir a sus nuevos fichajes (Gündogan e Íñigo Martínez; tampoco saben cuándo va a llegar Vítor Roque debido a la incertidumbre de su inscripción), ni tampoco a los jugadores que renovaron el año pasado en unas circunstancias, digámoslo de una forma suave, extrañas. No, digámoslo cómo es, para mostrar a nuestros lectores el respeto que se merecen: más que probablemente fraudulentas.
El Real Madrid, por su parte, ya ha realizado varios fichajes, entre ellos el mejor de lo que llevamos de verano, el de Jude Bellingham. Al fichaje bomba del británico, centrocampista total que va a asombrar a la media España que aún no le conoce, hay que sumarle las llegadas de Fran García, Joselu, Brahim y el turco Arda Güler, este último pareciendo esconder entres sus céleres pies ese talento diferencial que poseen los elegidos y que promete hacer las delicias del público del Bernabéu. A pesar de que la marcha de Benzema ha podido debilitar el ataque blanco (llegará un delantero, ¿verdad?, ¿verdad?), no parece demasiado descabellado pensar que la plantilla del Real Madrid es, a 20 de julio, la mejor de España. No veo por ningún lado una plantilla que aúne el físico y talento de jugadores como Vinicius, Camavinga, Bellingham, Valverde, Rodrygo, Militao, Rüdiger, Tchouaméni, Alaba, Mendy, Fran García o Güler. Con estos jugadores y los que me dejo en el tintero hay de sobra para afirmar que el Madrid tiene el mejor equipo de la competición española, lo cual le convierte en el máximo favorito para levantar la próxima liga.
El Barcelona no controla el mercado brasileño por haber fichado a un jugador. Ni tampoco tiene mejor plantilla que el Real Madrid. Es más, si nos valemos de los más estrictos tecnicismos, el Barcelona, a día de hoy, no sólo no ha mejorado su plantilla con respecto a la del año pasado, sino que además la ha empeorado, ya que ni ha podido inscribir a sus nuevos fichajes
O más bien lo haría si no fuera la liga española de la que estuviéramos hablando. Porque estamos hablando de una competición sumamente especial. Una competición cuyo presidente no muestra reparo alguno en cambiar repentinamente sus normas financieras para favorecer especialmente al equipo que ha estado sobornando al vicepresidente del estamento arbitral durante 17 años, únicamente porque ahora el presidente de dicho equipo se retiró de una demanda y ahora le visita a comer los fines de semana en su casa de Huesca. Una competición que viene de ser ganada por un equipo que sólo pudo inscribir a sus fichajes de la pasada temporada merced a unas palancas realizadas también de manera sospechosa y cuyos pagos hoy sabemos que ni siquiera se han efectuado en el plazo establecido. Una competición cuyos derechos televisivos y cuyas imágenes de la sala VOR pertenecen a un personaje que, no contento únicamente con ser socio y principal motor económico del equipo mencionado anteriormente, se permite el lujo de campear a plena luz del día, indiferente ante un qué dirán inexistente por parte de una prensa a la que también controla, por la Ciudad Deportiva de su club, acompañado de su presidente y compañero, Joan Laporta, en la pretemporada del FC Barcelona. Una competición cuya justicia depende de un estamento cuyo presidente, o más que presidente deberíamos llamarlo capo o Don, amenazó cual jefe de una banda criminal al único colegiado que se atrevió a denunciar la corrupción y el fraude deportivo que manchaba al deporte español por el caso Negreira, amenaza a la que parece que también se sumó la propia RFEF. Una corrupción amparada por una prensa que, salvo honrosas excepciones, ha decidido ignorar casi completamente cada nuevo escándalo que surge casi semanalmente para manchar más y más la imagen de algo que ya, más que el fútbol español, más que un deporte, es un cenagal.
Se trata de una competición tan absolutamente necrosada por cada centímetro que se mire, que ya me produce suficiente vergüenza que el Madrid, único club de la liga que parece decididamente interesado en que se aplique la justicia, participe; imagínense ya la que me produciría que la ganara. Porque sinceramente, una liga en la que se descubre que un club lleva adulterando la competición durante al menos dos décadas, con todo lo que ello conlleva (títulos no ganados, descensos, perder la oportunidad de disputar competiciones europeas, objetivos no logrados y los consecuentes despidos o ventas de entrenadores o jugadores de esos equipos…) y en la que sólo hay un equipo que se persona en esa causa judicialmente, no merece ni que el balón se eche a rodar. Que no haya ni un sólo equipo aparte del Real Madrid que muestre un mínimo de interés en cambiar todo lo que rodea al oscurantismo del fútbol español no habla sino de la dignidad de esta liga, o más bien de la ausencia de la misma.
estamos hablando de una competición sumamente especial. Una competición cuyo presidente no muestra reparo alguno en cambiar repentinamente sus normas financieras para favorecer especialmente al equipo que ha estado sobornando al vicepresidente del estamento arbitral durante 17 años, únicamente porque ahora el presidente de dicho equipo se retiró de una demanda y ahora le visita a comer los fines de semana en su casa de Huesca
En cualquier otro país, cualquiera de las circunstancias anteriores sería un escándalo de proporciones bíblicas que llenaría durante meses los noticieros de los medios de comunicación de opiniones enfervorecidas de periodistas, jugadores, entrenadores y directivos, que clamarían al cielo exigiendo justicia y demandando castigos proporcionales al daño causado. En la liga española, impera la ley del silencio y los Tebas, Roures, Medina Cantalejos, Rubiales y Clos Gómez de turno se sienten seguros en esa maloliente atmósfera de decrepitud creada por ellos mismos en la que nadie tiene que dimitir. Nadie tiene que dar explicaciones. Nadie tiene que pagar por nada. Nadie les va a hacer ninguna pregunta incómoda. Sólo tienen que esperar a que pase un poco de tiempo, que capee el temporal de las redes sociales y que, con suerte, surja otro escándalo que salpique a otro y haga olvidar el suyo. Con el apoyo de los medios y su probablemente interesado sesgo, se ha logrado banalizar cualquier escándalo y conseguido que esta sociedad asimile como normal lo anormal y lo amoral. Se ha conseguido normalizar el silencio de los que antes, en alguna época hoy demasiado lejana, veían sus cabezas rodar a consecuencia de polémicas minúsculas en comparación a las actuales. Se ha inmunizado frente al escándalo a la sociedad y afición futboleras hasta el punto de que esta ya ni reacciona ante el bombardeo de noticias que no ha cesado de surtirnos de escándalos durante el presente año; pero que en cambio ha decidido (piensan que unilateralmente) creerse por un lado cada absurda explicación, con cajas y dvds, eso sí, que daba Laporta para justificar lo injustificable y que lo que no se puede tolerar es el comportamiento del jugador que más entradas, agresiones e insultos recibe de toda la liga. Como última muestra del surrealismo que vive instalado en el fútbol español, la pasividad del presidente del consejo superior de deportes, que reconoce no estar siguiendo el mayor escándalo deportivo de la historia de este país, o el pasotismo del mismísimo presidente del gobierno, que considera todo el asunto un mero borrón. Dos décadas de borrones, suponemos.
Nadie tiene que dar explicaciones. Nadie tiene que pagar por nada. Nadie les va a hacer ninguna pregunta incómoda. Sólo tienen que esperar a que pase un poco de tiempo, que capee el temporal de las redes sociales y que, con suerte, surja otro escándalo que salpique a otro y haga olvidar el suyo. Con el apoyo de los medios y su probablemente interesado sesgo, se ha logrado banalizar cualquier escándalo y conseguido que esta sociedad asimile como normal lo anormal y lo amoral
En cualquier otro país, el Barcelona sería recibido con deshonores en cada campo que visitara. Se le estarían recordando sus numerosos escándalos con innumerables pancartas y silbidos y el ambiente sería tan irrespirable tanto desde la grada como desde el verde que al equipo blaugrana le costaría competir como acostumbra a hacerlo. O por lo menos, y si no fuera mucho pedir, en cualquier otro país este mismo ambiente hostil no se reservaría únicamente para cuando los rivales jugaran en casa contra el único equipo que lucha contra la ilógica implantada en esta liga utópica salida de una novela de Orwell o de un cuadro de Dalí, así como contra la principal estrella de esta liga, su jugador más vistoso y el que más faltas e improperios recibe.
En cualquier otro país, en circunstancias normales, por plantilla, historia, prestigio y grandeza, el Real Madrid sería el claro favorito para ganar la liga. En España, salvo que Florentino empiece a visitar la casa de los domingos de Javier Tebas (que no tiene pinta), sabemos que difícilmente le van a dejar poder ganarla.
La cantidad de escritos que se han elaborado por el famoso caso de corrupción, que personalmente estoy harto
Pues claro que no estamos en otro país estamos en ESPAÑA Y la corrupción es como una bomba de racimo y sus efectos se esparcen por la POCILGA del fútbol
Esto no se arregla con palabras se arregla con hechos pero hechos puestos en práctica por nosotros los aficionados del Madrid. También por la directiva pero está no quiere.
Pues a seguir haciendo el PAYASO
Sin un delantero centro de nivel, el Madrid no va a ganar la liga. Le faltan 40 goles. Alimentar el absurdo debate de que se puede jugar con Rodrygo o incluso con Bellingham en ese puesto, es otra chorrada más de las que se escuchan a diario.
Espera y verás
Argumenta por favor.
B uenas tardes, no tiene mayor importancia, pero de tanto repetirlo aburre el tema y este es que el problema del Madrid no es el gol, sino la defensa, es más la liga pasada fuimos los máximos goleadores, 75 goles por 70 de La Orga, fue en defensa donde perdimos el campeonato( arbitrajes aparte claro), recibimos 36 goles por 20 de La Orga, el problema es que para mejorar en defensa hay que entrenar mucho, la táctica, el ojeo de los rivales viendo videos de su forma de jugar, la preparación de los partidos etc.... No veo al italiano dedicándole al tema 3-4 horas diarias que es lo mínimo necesario para ser un buen equipo defensivo.
Saludos blancos
Más razón que un Santo compañero David , sin un nueve de garantías para conseguir un puesto en Champions y ganar algun torneillo que sirva de consuelo
Pero David , aviso a navegantes, el PSG ha dejado en tierra a MBAPPE y no estará en su gira por Japón
El articulista se esfuerza que el Madrid no puede ganar porque existe un entramado mafioso que controla los árbitros, la competición, los medios de comunicación y la política y algunos le contestan que es imposible ganar sin un delantero centro. ¿¿¿????
-¿De dónde vienes?
-Naranjas traigo
Alucino. Yo ya lo doy por imposible, es inútil.