Desde aquí digo, a 31 de diciembre de 2022, que no creo que Bellingham sea mejor que Tchouaméni ni más influyente en el juego del Madrid. Quizá es una apuesta prematura, pero Tchoauméni es el jugador que viene a rematar la política de fichajes de jugadores muy buenos en lo técnico y, sobre todo, superiores en lo físico.
Dicen que viene Bellingham, y solo queda pensar que la planificación es tan buena que faltan dos defensas para tener el 11 titular de los siguientes ¿12 años? Aquí tiro este sueño hecho prácticamente realidad: Lunin, defensa 1, Militão, defensa 2, Valverde, Camavinga, Tchouaméni, Bellingham, Rodrygo, Endrick y Vinicius. Suenan ya los Alphonso Davies o Reece James, y suenan por algo.
Pero vayamos a Zorrilla, donde el Madrid pretendió en la primera parte jugar como si Kroos fuera Tchou y como si Ceballos fuera Kroos. No salió, aunque la primera mitad fue entretenida, con un Valladolid señor en todos los aspectos del juego y un árbitro con buena pinta. Jugar con el Valladolid, en su campo y en los meses de invierno está a la altura de ir a Bilbao, San Sebastián o Sevilla. Sergio León, expulsado, y Fresneda fueron más señores que el 95% de los jugadores que se han enfrentado al Madrid este año. Además de esto, Fresneda tiene un pintón y leo que tiene 18 años.
La segunda parte fue cayendo por su propio peso porque, a cada cambio del Madrid, el partido se iba inclinando hacia la portería de Masip como si Carletto tuviera un gato y fuera levantando con él un lado del césped. Cuando salieron Camavinga y Tchou, y con la expulsión de León, el Valladolid sabía que era imposible rematar a puerta en condiciones y solo quedaba esperar al final, como el que espera a la muerte.
Al final, da la sensación de que el Madrid ganará la liga si Benzema es Benzema. Con 20 goles producidos por el gato de aquí al final bastará, tengo la sensación.
Getty Images
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