N. del E: Este artículo se empieza a escribir y se publica en septiembre de 2023. Reflotamos el texto de entonces, seguido de una fascinante actualización.
No pasó desapercibida la simpática anécdota del viaje del Real Madrid a Río de Janeiro en 1961, que nos contó Canário cuando le entrevistamos. Los blancos cruzaron el Atlántico tras concertar un amistoso contra Vasco da Gama en Maracaná. La expedición llegó cuatro días antes del partido y se les pudo ver paseando por la ciudad, por la célebre playa de Copacabana, y departir con los aficionados brasileños a pie de calle. Canário era el jugador más requerido por sus compatriotas, y estuvo muy solicitado durante toda la excursión. No en vano era el único brasileño que había sido titular con los blancos en la sensacional final de la Quinta Copa de Europa en Glasgow, el legendario 7-3 ante el Eintracht de Frankfurt, partido que ya nos había contado "desde dentro" el propio Darcy Silveira Canário en la serie "Así viví" de La Galerna.
No obstante, lo que más llamó la atención a nuestros lectores fue lo que Canário nos contó sobre el propio viaje en dirección a Río de Jainero. Durante el vuelo, Bernabéu se hizo acompañar en todo momento por el carioca, a quien no sólo asó a preguntas sobre su país natal, con objeto de estar bien informado al aterrizar, sino que se descolgó con una petición muy especial.
En efecto. El presidente quería comprarse un loro autóctono de Brasil, y Canario invirtió mucho tiempo y esfuerzo en hacerse con una mascota con pico que satisficiera a D. Santiago. buscando el ejemplar idóneo. Finalmente lo encontraron, tal y como refleja la prensa brasileña del momento, que nos confirma vía hemeroteca la veracidad de la historia de nuestro entrevistado, si bien con un matiz.
En Revista do Esporte hay una mención a un pájaro que se llevaba el conjunto blanco en su vuelta a España. El medio, sin embargo, asegura que era propiedad de Emil Osterreicher, secretario técnico merengue, y no del máximo mandatario blanco. En la nota se añade que el ejemplar es un “papagaio (falador) de Bahia”. Estos animales son de tamaño medio y robustos, con cabeza grande, alas anchas y redondeadas y cuya cola es corta. El pico es duro y el plumaje varía, pero en todos predomina el verde.
¿Se trata del mismo loro, o es que Osterreicher se hizo con otro para sí? No parece probable que la expedición blanca retornara a Madrid con dos papagayos, pues bastante lío burocrático parecía ser el facturar rumbo a España a uno de ellos, con sus papeles en regla y todo. Más bien nos inclinamos a pensar que la Revista do Esporte yerra al atribuir al secretario técnico la propiedad del alado amigo, y que se esté refiriendo al mismo ejemplar al que aludió Canário, es decir, el destinado a hacer compañía ni más ni menos que al gran patriarca merengue.
El hecho es que los periódicos locales no solamente nos confirman la existencia del guacamayo en cuestión, sino que certifican el testimonio de Canário (no deja de tener gracia nominal que el loro fuese facilitado por "un Canário") en el sentido de que el animal no viajó a Madrid acompañando a la expedición, sino que lo hizo en la bodega de la aeronave.
Obviamente, no nos hemos conformado con esta información, y hemos investigado de manera ardua con el objetivo de saber más sobre el loro, en el cual no hemos dejado de pensar ni un solo segundo desde que la anécdota nos fue revelada. Así somos los mitómanos, amigos.
¿Qué fue del loro? ¿Acabaría en la casita de Santa Pola de D. Santiago, como conjeturábamos durante la entrevista? No ha sido fácil hallar referencias a él en la prensa española desde la fecha de la vuelta de la expedición hasta (digamos) el fallecimiento de D. Santiago. Sin embargo, con mucho ahínco y dedicación hemos alcanzado un cierto grado de éxito en nuestras pesquisas, dado que no sólo hemos buceado en la hemeroteca, sino que también hemos contactado con personas cercanas a D. Santiago.
Uno de sus sobrinos, Ignacio Bernabéu, nos explicó que la familia tiene conocimiento de la existencia de aquella mascota, lo cual nos solazó como el máximo de los hallazgos, por supuesto, si bien sin excesivo nivel de detalle.
La bendita hemeroteca refrenda el testimonio de D. Ignacio y habla de un loro de nombre Pancho, al cual se refiere el propio D. Santiago con gran afecto en alguna entrevista. Se trata de un loro que, en efecto, el mandatario blanco tenía en Santa Pola. Si bien es imposible confirmar que Pancho fuera el mismo ejemplar que llegó de Brasil merced al denuedo de Canário, nos maliciamos, lógicamente, que muy bien podría serlo. Los pormenores tocantes al guacamayo, revelados maravillosamente por el gran hombre en el siguiente recorte, rozan la genialidad. En 1964, en una entrevista en Pueblo, el presidente madridista menciona al animal al que puso de nombre ‘Pancho’, como ha sido dicho. Además, aprovecha para aclarar que “no dice palabrotas como aseguran los graciosos. Es un loro bien educado”.
Avanzando en la búsqueda por periódicos españoles, localizamos una noticia en las que aparece más información acerca de Pancho, cuyo nombre suponemos le debía a Puskas y que vino de Brasil (o no, en el improbable pero no descartable supuesto de que hablemos de un loro diferente). La otra referencia encontrada es en 1968 en el diario MARCA. En otra entrevista a Bernabéu en su casa de Santa Pola, se describe que el mandatario “tenía a su lado a su loro Pancho, del que dice que por las tardes le anima mucho con sus gritos de “¡Hala Madrid!”.
¿Era Pancho el loro que vino de Brasil? ¿Cómo fue la vida de Pancho en Santa Pola? ¿Sobrevivió Pancho a D. Santiago y, de ser el caso, qué fue de él con posterioridad?
Por nuestra parte, hemos continuado la investigación.
Actualización 16.06.24.
La razón de ser de que Santiago Bernabéu acabara comprando un loro en la ciudad de Río de Janeiro la encontramos en su esposa, María Valenciano. Eso nos indican nuestras últimas pesquisas. El animal fue un encargo de ella a su marido, como se hicieron eco en sus páginas el diario Pueblo y MARCA.
Volvemos ahora a la expedición madridista a Río de la cual procede todo. He aquí la nueva revelación. La noche del 5 de febrero la expedición blanca inició el viaje a Sudamérica y doña María fue a la misma pista del aeropuerto a despedir a don Santiago y el resto del equipo madridista. Un avión “Comet-4” de Aerolíneas Argentinas los llevaría a Dakar en una primera escala hacia el destino final: Río. Allí la prensa presente aprovechó para charlar brevemente con la mujer del máximo mandatario merengue. Lo vemos en las páginas de Pueblo.
-¿Qué ha pedido a su esposo que traiga?
-Un loro.
-¿En serio?
-En serio. Si me trae un perro se muere en siete u ocho años. Un loro vive mil.
(Sabemos ya que Dña. María exageraba, pero ahí queda la petición). Un aficionado merengue que escuchó a doña María se metió en la conversación para meter baza y afirmar que “En cuanto se muera el loro, le coge el Atlético al Madrid en la tabla”.
Antes de despedirse, el último ruego de la mujer de Santiago Bernabéu fue que el loro fuese “bien verde y bien parlanchín”.
El periodista Fernando Albert visitó la casa de don Santiago en Santa Pola en 1968 para realizar el reportaje titulado ‘Las confesiones de Bernabéu’. Él fue otro de los testigos que pudo ver y conocer al animal al que describió de la siguiente manera en el diario Informaciones: “El loro que hay en el recibidor se llama ‘Panchito’ y es un loro muy gentil y bien educado, un poco redicho, que saluda muy finamente a don Santiago y al reportero, cuando pasan junto a él, camino del jardín: ‘Buenas noches, buenas noches’”.
El mismo año, en las páginas del diario AS, el corresponsal del medio en Murcia entrevistó al máximo mandatario blanco en el chalé frente al mar en la avenida de Santiago Bernabéu en Santa Pola. La pieza del periódico deportivo llevaba como título ‘Don Santiago Bernabéu entre ‘La Saeta Rubia’, La ‘Santana’ y el loro ‘Pancho’’. En el preámbulo de la charla con Bernabéu se describe al loro de la siguiente manera: “Don Santiago tiene un loro verde, con las puntas de las alas rojas y unas plumitas azules en lo alto de la cabeza. Una preciosidad en “technicolor””. A la pregunta de si “esto del loro, ¿no es cosa de viejas?” Bernabéu responde que “y de viejos. Me acompaña mucho y dice “¡Hala, Madrid!”. Pero ahora no dirá nada, porque por las mañanas no “trabaja””. También se hace constar que aunque se llama Pancho en honor a Puskas, “quien hizo la compra del pájaro fue el padre de Di Stéfano. El papá de Alfredo me dijo que entendía mucho de papagayos. Y de fútbol. Entiende de todo pero eso no lo vaya a poner usted. Esto de las plumitas azules es como la marca de que el loro tiene clase”.
Es fácilmente constatable que el padre de ‘La Saeta Rubio’, de nombre Alfredo, estuvo junto a la expedición blanca en aquella estadía por Río de Janeiro en 1961. Visitó a su hijo y también se le pudo ver con el secretario técnico Emil Osterreicher, como inmortalizó la prensa brasileña en una foto de ambos paseando por la ciudad brasileña. En la primera de las fotos que siguen, vemos a D. Alfredo con su padre. En la segunda, vemos al padre de D. Alfredo con Osterreicher en Brasil.
Esta revelación abre un nuevo interrogante. ¿Quién se hizo con el loro en Brasil? ¿Canário o el padre de Di Stéfano? Seguiremos investigando. Urge resolver este dilema.
Investigación: Alberto Cosín
Texto: Alberto Cosín, Jesús Bengoechea
Otro artículo excepción de D. Alberto Cosin
Muy agradecido de este seguidor suyo al que hace rejuvenecer cada vez que lee sus artículos por la añoranza de vivencias pasadas
Reciba un afectuoso saludo
Muchas gracias, Gabriel.
Es una historia que nos tiene fascinados a Jesús y a mí. A ver si conseguimos alguna foto del loro. Sigo en ello rebuscando en la hemeroteca.
Excelente labor.
Quizás estoy equivocado. Pero me da que la Galerna tiene más material al respecto y que , hábilmente, la van a ir administrando en forma de algún que otro artículo.
Comprendo su interés por recabar información en relación al papagayo Pancho. Uno también se siente atraído por vivencias y anécdotas de esta índole. Gracias.