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El largo crepúsculo de los viejos dioses

El largo crepúsculo de los viejos dioses

Escrito por: Antonio Valderrama25 marzo, 2025
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El enésimo parón de selecciones, a cuenta de la infumable Nations League que se ha inventado la UEFA, no reviste más interés que el antropológico. Por un lado, no deja de sorprender la revitalización del fútbol internacional. En una época en la que ya nadie cree en los Estados-nación resulta que las selecciones cobran un nuevo ímpetu. Por otro lado, estos partidillos sin sustancia permiten ver mejor el relevo generacional que se está produciendo en la aristocracia del balompié moderno. La nouvelle vague toma definitivamente el control al tiempo que los últimos representantes del mundo de ayer, Cristiano Ronaldo y Luka Modric, alargan el crepúsculo de sus carreras como esos toreros que nunca quieren cortarse la coleta.

En el planeta Lamine, donde todo es aura, padreadas históricas, “edits” de TikTok, veladas de influencers, youtubers y todo tipo de espectáculos de variedades con streamers, tanto Modric como Ronaldo son vagones del Orient Express que siguen circulando. El tiempo y los años los están arrugando como si fueran pasas. Van a quedarse en la pura fibra llevando al límite aquella teoría del un año más, un kilo menos. Los dos, que con Messi, Benzema y Sergio Ramos han esculpido el rostro del juego en los últimos quince años, se amojaman mientras sueñan con un último Mundial, el de 2026. Al que van a llegar como el Cid en su última carga de Valencia, muerto encima del caballo.

Disponer de él como veintiminutista de lujo es como poder recurrir a Buonarroti para alicatar el baño en una emergencia

Sin embargo, hay belleza en ese empeño imposible por detener el tiempo. Ronaldo y Modric son como Josué, que quiso parar el sol hasta que pudiera acabar con todos sus enemigos y Dios se lo concedió. Ambos encarnan la esencia misma de la idea de jerarca y, siendo justos, nadie tiene más derecho que ellos de prolongar sus vidas profesionales en esta ilusión de permanencia en la que viven desde hace tiempo. El rendimiento del croata sigue siendo satisfactorio. Disponer de él como veintiminutista de lujo es como poder recurrir a Buonarroti para alicatar el baño en una emergencia.

Ronaldo, no obstante, parece atrapado en una negación de la realidad. El domingo leía a Isabel Coixet en el XL Semanal, que citaba a James Baldwin. El escritor americano decía que el ser humano actuaba de un modo extraño ante la única certeza realmente existente, que es la de la muerte: “nos aferramos al poder, a los coches, a hacer dinero, a las propiedades, a los viajes espaciales, a las vitaminas, al deporte, a las drogas, al alcohol, a los hobbies, a la posteridad”. Y así “nos encarcelarnos en tótems, tabúes... razas, ejércitos, banderas, naciones, todo para crear una falsa sensación de seguridad”. La falsa sensación de seguridad de Ronaldo es él mismo: él es su propio tótem y se agarra con desespero a la imagen, cada vez más deformada, que le devuelve el espejo, convencido de que sigue siendo el rey. Mientras él disputa la Champions asiática y viaja a Teherán, Bakú o Birmania con su equipo árabe, Modric aún danza sobre el filo de una Copa de Europa. No hay nada tan cruel como el tiempo. Acaso el fútbol, por eso este juego, que no deporte, se parece tanto a la vida.

Puede que el Madrid y Cristiano nunca se dijeran que el uno, para el otro, fueron lo mejor que pudo haberles pasado nunca. A lo mejor, con Modric, el madridista compensa aquel desplante con el portugués que tanto se pareció al amor, por el lado del despecho

La segunda película que dirigió Coixet se llamó Cosas que nunca te dije. Puede que el Madrid y Cristiano nunca se dijeran que el uno, para el otro, fueron lo mejor que pudo haberles pasado nunca. A lo mejor, con Modric, el madridista compensa aquel desplante con el portugués que tanto se pareció al amor, por el lado del despecho. También, observando la terrible Nations League, pienso que habría que decirle a los nuevos cracks de ahora que ellos, también, serán viejos un día. Tutto passa. El fútbol, en sólo una generación, ha pasado de ser un drama griego a tomar los coloretes ridículos de una sitcom banal. Es el signo de los tiempos. Todo ha perdido solemnidad. El fútbol, sin lo solemne, se queda en un espectáculo bajo, de poco interés. En su decadencia lo sostiene el Madrid, que parece que ya gana con el único objetivo de salvar al fútbol de sí mismo.

Todo es ahora exaltación absurda de la juventud, convertida en un valor y en un destino en sí misma. A pesar de lo grotesco que a veces resulta la imagen de Ronaldo chutándole obsesivamente a las dunas del desierto, como cuando Mark Lenders, en Campeones, les daba balonazos a las olas, los niños ven en él y en Modric referentes anacrónicos de una lucha agónica contra la muerte. Todos, hasta los críos, saben cuál es el final de la historia. Pero ¡qué viaje tan bonito! Cuando se retire por fin el 10 del Madrid quedará, del fútbol pretecnológico, su rostro fusionado con el césped, como si se tratara de una cara de Bélmez: a sus piernas le saldrán raíces y su talento, reducido a una expresión mínima, fosilizado, convertido en materia, será una especie de mapa donde ya cada vez menos podrán leer las coordenadas antiguas del juego que el mundo amó durante casi dos siglos.

 

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

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Un comentario en: El largo crepúsculo de los viejos dioses

  1. Gran columna de uno de mis columnistas favoritos de la galerna, cuando mencionas "aquel desplante con el portugués que tanto se pareció al amor" con el Madrid me parece a mí que más que amor se pareció a una relación que puedas tener con una meretriz, porque al final Cristiano se fué por dinero, por mucho que unos años antes dijera el portugués que le faltaba "cariño" en verdad solo fué dinero, porque titular era, ganaba champions a mansalva en los últimos tiempos (con lo que le favorece para ganar balones de oro) y seguía marcando goles a cascoporro, pero comparación con el sueldo de messi, esa campaña que le hizo el fraudelona cuando los problemas con hacienda del argentino que el Madrid no le hizo a Cristiano (que me parece bien que no se la hiciera el Madrid) y que básicamente tb se hubiera solucionado con que el Madrid pagase la deuda con hacienda aunque fuera de forma subrepticia subiéndole la ficha.
    Otro debate tb puede ser ¿Renovación de Modric un año más si o no? Yo tengo mis dudas ahora mismo, no sé para qué lado tirar pero si Güler pudiera jugar más minutos en el lugar del croata sería un buen motivo para terminar en verano la exitosa relación de Modric y el Madrid.

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