Lleva tiempo en el candelero pero 2021 ha sido sin duda el año de Nasser Al-Khelaifi, «el jeque del PSG». Precisamente en el año en que cumple su primera década al frente del club más famoso de Francia, que no es ni el más laureado (St. Etienne) ni el más prestigioso (Marsella, campeón de Europa), Al-Khelaifi está redondeando su posición de privilegio como magnate del fútbol mundial al ser el hombre fuerte de la UEFA en su guerra contra la Superliga: en abril, tras descubrirse el pastel, fue nombrado presidente de la ECA, la Asociación de Clubes Europeos, en el lugar del caído Agnelli; ahora, en verano, se va a coronar como el rey absoluto del calciomercato al firmar a Messi como nuevo jugador del PSG. Si en 2017 este hombre abrió la billetera y sacó cuatrocientos millones de euros para sacar a Neymar de Barcelona y a Mbappé de Mónaco, a la vez, lo de 2021, con el mundo quebrado por la pandemia, está alcanzado cotas de sultán: todo lo que existe sobre la faz de la Tierra, incluso la vergüenza y la moral de los «legisladores» uefos del fútbol, está en venta, si se tiene el dinero suficiente. Y él lo tiene.
Pero este hombre que en 2011 llegó a París y se compró el Paris Saint-Germain, ¿de dónde ha salido? ¿De dónde saca, como dice el refrán, pa tanto como destaca?
Pero este hombre que en 2011 llegó a París y se compró el Paris Saint-Germain, ¿de dónde ha salido? ¿De dónde saca, como dice el refrán, pa tanto como destaca?
Nacido en Doha en 1973, en realidad, Nasser es uno de los cortesanos favoritos del actual emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al-Thani. Por lo que se dice, la amistad con el entonces heredero de los Al-Thani, se fraguó en la niñez jugando al tenis, y parece una historia de cuento: Al-Khelaifi, el prometedor hijo de un humilde pescador de perlas, se gana el respeto del príncipe de Qatar a raquetazos dentro de una pista, que es el territorio democrático por excelencia, como la muerte: con las mismas reglas, tanto da que se sea mendigo o emperador. Los Al-Thani son una dinastía de sheiks que fundaron el emirato en un peñasco de la península arábiga encaramado sobre el Mar Rojo y en el que hasta el siglo XX sólo había beduinos, piratas y pescadores de perlas. En el período de entreguerras, tras la revolución árabe que desguazó el imperio otomano, el emirato se convirtió en otro protectorado británico más: con capital inglés se empezó a explotar el recién descubierto petróleo, y los Al-Thani lograron sobrevivir entre potencias regionales tan peligrosas como Arabia Saudí, Irán, Irak y Egipto.
La carrera como tenista profesional de Nasser duró diez años, entre 1992 y 2002: jugó 43 partidos oficiales, dos torneos del circuito de la ATP, participó en el equipo nacional qatarí de la Copa Davis y lideró a su equipo nacional en un torneo menor pero que le granjeó, sin embargo, cierta popularidad en el emirato. Cuando se retiró figuraba como el número 995 del mundo y sus ingresos totales ascendían a dieciséis mil dólares.
Todo lo que existe sobre la faz de la Tierra, incluso la vergüenza y la moral de los «legisladores» uefos del fútbol, está en venta, si se tiene el dinero suficiente. Y el jeque lo tiene
Seis años después era nombrado presidente de la Federación de Tenis de Qatar. El tenis le cambió la vida porque el tenis le puso por delante al heredero de los Al-Thani. En la secuencia de apertura de la obra maestra de Woody Allen acerca del nihilismo, Match Point, y precisamente en una pista de tenis, se dice algo que podría esculpirse en mármol sobre la tumba de este hombre: «La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte; asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control». Como todo en la vida de estos hijos de nadie que tocan el cielo de la mano de los más poderosos hombres de su tiempo, su fortuna se debe en gran parte tanto al azar como al don de la oportunidad: cuando Al-Khelaifi dejó el tenis, el emirato de Qatar estaba ya embarcado en un monstruoso proyecto de apertura al mundo: encajado entre grandes potencias regionales con unas excelentes relaciones con Estados Unidos (Arabia Saudí, Kuwait) y un liderazgo espiritual entre Occidente y Oriente (Irán), el emirato, que es el lugar del mundo con una renta per cápita mayor, sintió la necesidad de utilizar el ingente caudal de dinero fruto del océano de petróleo sobre el que se asienta para labrarse una extraordinaria condición de socio, inversor y crédito a cuenta de confianza de Occidente. Para ello desarrollaron una campaña publicitaria cuyo eje fundamental fue la candidatura de Qatar a organizar el Mundial de 2022, objetivo que consiguieron en 2010. Al Khelaifi, naturalmente, forma parte de su Comité Organizador desde el principio.
Tres años después de dejar la raqueta, en 2005, ya licenciado en Económicas por la Universidad de Qatar, Nasser Al-Khelaifi reaparece en escena como «chairman» de Qatar Sports Investments, el fondo de inversión deportiva de Qatar Investment Authority, el fondo soberano de inversión del emirato que respalda la macrocampaña de propaganda y lavado de imagen de la teocracia arábiga en Occidente. De esta campaña forma parte el PSG, adquirido un año después de conseguir Qatar el Mundial de 2022: así entró en la escena europea Nasser, hasta entonces, también, «ministro sin cartera» del primer gabinete de su amigo Tamin Al-Thani, emir desde 2013. En 2014, Nasser Al-Khelaifi , cuya fortuna personal se calcula en ocho mil millones de euros, compra la filial deportiva de Al-Jazeera, la establece en Doha y la renombra como BeIn Media Group, aparentemente de propiedad privada. Desde entonces el grupo audiovisual se convierte en uno de los más pujantes del mundo, adquiriendo productoras cinematográficas (Miramax, por lo que su nombre se vio relacionado con el del recientemente caído en desgracia, Harvey Westein) y cadenas deportivas y de entretenimiento por todo el mundo.
Al-Khelaifi está redondeando su posición de privilegio como magnate del fútbol mundial al ser el hombre fuerte de la UEFA en su guerra contra la Superliga: en abril, tras descubrirse el pastel, fue nombrado presidente de la ECA, la Asociación de Clubes Europeos, en el lugar del caído Agnelli
Qatar Investment Authority es uno de los tres brazos a través de los cuales el emirato qatarí ha comprado media alma occidental. Los otros dos son Qatar Petroleum y Qatar Foundation. QIA, por ejemplo, controla parte o casi todo el accionariado de nombres tan conocidos e influentes como Barclays, Credit Suisse, Agricultural Bank of China, Volkswagen, Porsche o Harrods. Qatar Petroleum, a través de filiales y empresas subsidiarias, tiene inversiones importantes de diversa índole mineral en la República Democrática del Congo, Eslovenia (hola, Ceferin), Sudán, Bulgaria o Indonesia. Los intereses comunes y proyectos entrelazados entre estos tres fondos de inversión estatales, tutor de los cuales es naturalmente el emir amigo de Nasser, son obvios: todo pertenece en último término al gobierno de la monarquía absoluta de Qatar. Un botón de muestra es el sospechoso contrato publicitario firmado por Neymar con el Qatar National Bank al poco de fichar por el PSG, lo que muchos creen que no es sino la manera en que el equipo francés completa la nómina del brasileño, puenteando las normas de la UEFA relativas al límite salarial.
El PSG, al borde de la quiebra a principios de la segunda década del siglo XXI, se convirtió en la bandera de la «marca Qatar» en el mundo occidental. La verdad es que la oportunidad era que ni pintada: el PSG, a pesar de ser un segunda fila europeo, lleva París en el nombre, quizá la palabra, publicitaria y literariamente hablando, más poderosa que exista. Como insignia de la capital más famosa de Europa, su único club de fútbol representa la ocasión pintiparada para vender el Mundial de Qatar y el emirato mismo, en Europa, como un lugar paradisíaco al que trasladarse y, sobre todo, invertir. Por ello, y porque el dinero del petróleo es ilimitado, Nasser, al frente de QSI, lleva ya casi mil quinientos millones de euros invertidos a lo largo de diez año, saltándose todas las reglas del Fair Play Financiero de la UEFA y concitando sobre sí numerosas sospechas de colusión y soborno.
El PSG se convirtió en la bandera de la «marca Qatar» en el mundo occidental. La verdad es que la oportunidad era que ni pintada: el PSG, a pesar de ser un segunda fila europeo, lleva París en el nombre, quizá la palabra, publicitaria y literariamente hablando, más poderosa que exista
Desde que Florentino lideró el proyecto de la Superliga y el fútbol convulsionó (temporalmente) en la pasada primavera, Ceferin, el presidente de la UEFA, se apoyó principalmente en el «chairman» del PSG para intentar aplastar la revuelta de los doce clubes más prestigiosos de Europa. De pronto, Al-Khelaifi pasó a ser el campeón del fútbol de base, del fútbol modesto. Hubo momentos realmente obscenos que, como pasa siempre, acabarán olvidados de todos, enterrados bajo toneladas de poca vergüenza. Cadenas como Goal, que pertenece al principal socio en Europa occidental de BeIn Media Group, Mediapro, lanzó esperpénticas proclamas dirigidas contra el Madrid y su presidente. Nasser, que es miembro del Comité Organizador de un Mundial que roza los siete mil trabajadores muertos mientras construían los estadios en condiciones de esclavitud, era, súbitamente, Robin Hood.
Lo cierto es que si los diversos golpes judiciales a Blatter y a Platini relacionados con la concesión de los mundiales de Rusia y de Qatar abrió la puerta de los salones en los que se gobierna el fútbol a testaferros de las oligarquías vinculadas al petróleo árabe y al gas ruso, el affaire de la Superliga ha dejado claro que el nuevo orden mundial es uno en el que las instituciones se sustentan en el capital extraño a la tradición, mediante magnates oscuros surgidos de la nada. Contra esto se enfrentan Florentino, Laporta, Agnelli y los representantes del «antiguo régimen».
Cadenas como Goal, que pertenece al principal socio en Europa occidental de BeIn Media Group, Mediapro, lanzó esperpénticas proclamas dirigidas contra el Madrid y su presidente. Nasser, que es miembro del Comité Organizador de un Mundial que roza los siete mil trabajadores muertos mientras construían los estadios en condiciones de esclavitud, era, súbitamente, Robin Hood
Nasser tiene causas judiciales abiertas en Suiza por corrupción en la concesión de los derechos televisivos de los próximos mundiales (ha sido absuelto en primera instancia) y en Francia, investigado por las turbias condiciones en las que fueron concedidos a Qatar los mundiales de atletismo de 2017 y de 2019. No se sabe nada de su vida privada y como en el caso de Ceferin, hay quien apunta a que en realidad no es más que el relaciones públicas de la familia real Qatarí en los negocios «blandos» con que el emirato pretende asentar su imagen de idílico paraíso del dinero. Su fortuna está por completo vinculada a su amigo Tamin Al-Thani y como en el caso de tantos y tantos otros advenedizos a lo largo de la Historia, igual que hoy toca el cielo, puede que mañana sea borrado de los libros de un plumazo al son de no sé qué avatar político en la región más delicada del mundo. Y la historia de los regímenes absolutos árabes está llena de golpes palaciegos y de intrigas familiares.
Fotografías Imago.
7000 muertos Construyendo los estadios del mundial que por supuesto va a ver su p... Madre. Y los analfabetos de los antimadridistas repitiendo los mnatras que les dicen "elbfitbo es del pueblo, florentino mafioso" que penita
Antimadridistas y también madridistas de los disfrazados, piperos y demás. Yo conozco alguno y el sentimiento que me provocan es el de pena.
Las democracias occidentales están condicionadas de tal modo por estos prebostes de la península arábiga (y de otros lares) que los gobiernos no representan realmente los intereses de los ciudadanos que les votan. Esta tropa tiene sojuzgados ejecutivos y medios de comunicación de Europa y América, por lo que es imposible que se les critique o se destapen sus vergüenzas.
La inmensa mayoría de los madridistas está a favor de la Superliga. Otra cosa es lo mal que se ha explicado.
Buenos días, será ahora, porque el año de fundación de La Galerna( primavera del 2015) el único madridista que hablaba aquí, de una Super Liga al estilo N.B.A., era un tal Comunero, irreproducibles los epítetos y calificativos recibidos entonces, de la mayoría de madridistas, unos por palmeros del presidente, que todavía en esa época no había dicho ni "mu" del tema, otros por odio ideológico su analfabetismo confundía Comunero con Comunismo, y un tercer bloque de seguidores blancos porque prefieren por españolismo o por lo que sea jugar en Getafe o en Vitoria, antes que en Manchester o Turín, se que es dificil de creer, como la vida misma
Saludos blancos, castellanos y anti atléticos
Buenos días D. Antonio, buen artículo como es habitual en usted, que sirve para recordarnos la chvsma y la basvra a la cual nos enfrentamos, de todas maneras hay un aspecto del conflicto que creo que no esta siendo analizado, ni por usted, ni por D. Ramón, ni por La Galerna en general y es que es muy difícil criticar que alguien se gaste su dinero como le de la gana, y aquí llegamos en mi opinión al meollo y nudo del conflicto, y es que el dinero no proviene de fondos privados, es literalmente robado del presupuesto de los Estados del Golfo Pérsico y en caso del ruso es ganado en régimen de concesión y monopolio estatal, resumiendo, robos aparte, estamos hablando de un sistema de competencia desleal de libro, imposible competir así, curioso que en el Estado Español la gente no diga ni " mu" de este sistema perverso, ya verán
si fichamos a Mbappe antes de que termine el plazo del 1 de Septiembre, gantandonos 150 o 180 millones de nuestro dinero, no del de nadie, como si molesta o si se crítica.
Saludos blancos, castellanos y anti barcelonistas
El artículo es buenísimo, de esas cosas esenciales de las que nadie informa.
Tiene pinta de testaferro.
La competencia desleal es absoluta. Cuanto más me entero de cómo está el tinglado institucional y económico, más admiro al Real Madrid.
Respecto a MBappé, el PSG tras fichar a Messi podría vendérnoslo y con ese dinero (tal vez menos) fichar a Haaland. Haaland les vendría perfecto con Neymar y Messi.
No des ideas, banderín...
Es que es lo único que me cuadra: no pierden dinero y tendrían una delantera genial. Espero que no ocurra y que MBappé y Haaland acaben en el Madrid.
Pido comprensión , disculpad mi ausencia, necesitaré unos días para recuperarme del esguince intercostal producto de lo que hoy he podido ver en diferido; la media hora que me perdí el día de marras en el chiringuito (por lasexta). Y esto de jordi d'alessandro , alias "el perdigones", me ha acabado de descuajaringar.
https://www.youtube.com/watch?v=BrguQxD5ZbM
Tampoco es que se hubiera notado mucho tu ausencia. En todo caso se respiraba mejor.
Poderoso caballero es don dinero....
Lo de la Uefa tiene tintes parecidos a la Mafia calabreses.. Lo de este año del PSG es difícil de esconder y creará un cisma en el fútbol continental de difícil solución.
Un equipo que siendo el que más pérdidas tuvo en su liga, se le permite fichar o pagar las fichas de Messi, Neymar, Mbappe, Ramos, Donaruma... Fichar a Achraf, etc..
Muy buen artículo Antonio, Gracias
Si le hacemos caso a la prensa , la prensa dicta lo que tenemos que hacer. Ayer ponían por las nubes a Bale y a Isco, a ver si no picamos, si hay que poner algún milloncete nos lo ahorramos en disgustos. Por favor , que luego se ríen de nosotros. Lo más lejos posible.
Hoy se permiten poner precio al jugador que pretende el Real Madrid y se despachan con 180 millones del ala.
¿ Cuánto pagó el Barcelona por un central del City? Le castigaron y jugó cuatro partidos de Liga .
¿Cuánto pagó el PSG por Ramos ?
Ahora pone el precio el Real Madrid , por eso se emperran en que hay que bañar en oro París antes de tiempo. Erik, gratis. Ramos, gratis.
El que tiene prisa es el PSG. El Real Madrid no tiene más que esperar o bien escuchar una oferta razonable
Muy interesante, muy ilustrativo y muy didáctico este nuevo trabajo del Sr. Valderrama. Esto solo se puede leer en La Galerna.
A mí me da hasta una cierta sensación de miedo cuando veo los derroteros que está tomando el futbol europeo. Es imposible pelear por los títulos con estos monstruos que tienen un músculo financiero tan infinito como el amparo que les prestan las autoridades deportivas y no deportivas.
A los del Madrid todavía nos queda la esperanza de poder generar ingresos adicionales con el nuevo estadio, pero, ¿y los demás?, por pensar aunque solo sea por un momento en ellos?
Está clarísimo que la única solución es la NBA. Perdón, la Superliga quiero decir.
Las sensaciones no son buenas. Da la impresión de que el PSG prefiere perder al jugador el año que viene aunque sea sin contraprestación económica. Eso si lo pierde, porque ya han demostrado hasta que punto pueden ejercer presión sobre un jugador. Me parece increíble que la UEFA les deje hacer lo que quieran pero claro, el favor de la Superliga hay que pagarlo. Sinceramente comenzaría a olvidarme de Mbappe y empezaría a pensar en fichar uno o dos jugadores de nivel con ese dinero. Encima Ceballos lesionado y Odegaard a punto de ser vendido. En fin...