Hay un grupo de niños sentados sobre la yerba como patitos. Todos con su buen color y sus torpes patitas naranjas y su gracioso bamboleo y sus curiosas membranas interdigitales. Todos patos de distintas especies: mandarín, real, colorado, doméstico... Y mamá pato. Bueno, no sé si es mamá pato, también podría ser la pastorcita que aparece en Los duelistas llevando a la familia pata por los húmedos caminos de la Dordoña.
Todos los patitos son bonitos menos uno. Nadie le quiere en el corral donde recibe picotazos, empujones y burlas: "¡Ojalá te agarre el gato, grandulón!", le dicen. Los patitos bonitos se visten de Messi: Messi mandarín, Messi colorado, Messi real, Messi doméstico. El patito feo se viste de Ronaldo. Todos quieren ser patitos bonitos, como Messi. Y decir: "Cuac, cuac". El patito feo dice: ¡Uuuuh!, y hasta los patos salvajes le gritan: "¡Eres más feo que un espantapájaros!". Pero él se mantiene firme entre los patitos bonitos.
El patito feo sufre el desprecio de los patos y de las gallinas y de todos los animales y hasta de la niña que trae la comida y le propina puntapiés. Los gansos se ríen de él. Los perros de caza le muestran sus fauces babeantes. El patito feo no sabe ronronear, ni poner huevos, ni arquear el lomo, ni echar chispas, que es lo que le gusta a todo el mundo.
Messi ronronea y pone huevos y arquea el lomo y echa chispas y el corral se alboroza. Y este patito feo no se marcha como en el cuento. No hace el atillo ni se zambulle. El patito sigue ahí junto a todos los patitos bonitos. Este patito feo le ha cambiado el guión al mismísimo Hans Christian Andersen. Y está tan tranquilo porque quiere llegar hasta el final de la historia a pesar de que de esta cuestión no hay que entresacar el quid sino el cuac.
Holden Caulfield se preguntaba adónde irían en invierno los patos de Central Park, y quizá alguien debería decirle que se viniera a España a perder los floretes en el metro. Ese niño, ese guardián, es el héroe de todos los beatniks (que es como le ha dado hoy a uno por llamar a los galernautas). Ese patito es un mítico hipster, "un demente, un ángel, un pordiosero", como decían de Neal Cassady sus amigos los poetas. El patito, el niño, se hace mayor en un mundo de palmípedos, o de palmeros, y sabe que un día acabará el invierno y verá su auténtico reflejo en el estanque.
"El patito feo sufre el desprecio de los patos y de las gallinas y de todos los animales....." o no?
Bravo beatniks o galernautas. HALA MADRID!!!