A la cuarta fue la vencida y ojalá que no haya quinto malo. En el momento crucial surgió la calma necesaria, la que había lastrado el rendimiento madridista e impedido cerrar el primer partido de la serie. De esta forma se presentó el Real Madrid en el duelo, con el espíritu propio de los equipos que conocen su destino, con la determinación propia de quienes están obligados por la historia y su compromiso con los seguidores en todo el mundo. Un nuevo ejercicio de supervivencia en esta serie volcánica.
El equipo de Mateo entró en el partido confiado en sus fuerzas, con las manos firmes y el plan bien detallado. Williams-Goss dirigió con tino las primeras embestidas blancas, abriendo la defensa para regalar oportunidades francas de lanzamiento. Los triples por fin entraron y una renta amplia permitió cierta tranquilidad en el primer cuarto. El juego fluía y los jugadores blancos se movían sincronizados, al ritmo de un movimiento ágil del balón.
El Real Madrid se presentó en el duelo con el espíritu propio de los equipos que conocen su destino, con la determinación propia de quienes están obligados por la historia y su compromiso con los seguidores en todo el mundo
Pero esta serie no está siendo un camino de rosas para ningún jugador ni para ninguno de los dos equipos. Al contrario, viene marcada por los sobresaltos y por alternativas bruscas. No podíamos esperar que Obradovic y su Partizán se quedaran cruzados de brazos ni que sus seguidores se conformasen con la adversidad inicial. Lo extraño hubiera sido que no llegara la reacción que vino, impulsada por un graderío que no cesó de bullir, aunque sí de cantar durante el primer tiempo por respeto a las víctimas del tiroteo en la escuela del distrito central de Vracar. Los jugadores del Partizán jugaron con el nombre del colegio en su camiseta y los prolegómenos del encuentro estuvieron cargados de emotividad, con una lluvia de rosas blancas y rosas en memoria de los fallecidos.
El encuentro casi se igualó llegando al descanso con el resurgir local. Volvieron los cánticos y el Partizán tomó un ligero mando de la situación. La intensidad del equipo serbio fue creciendo y el orden del Madrid menguando casi en proporción directa. Pero Mateo seguía buscando soluciones. Era el momento de la serenidad, del conocimiento, de la experiencia de Sergio Rodríguez. El tinerfeño ejerció de líder total, restañando los ánimos de los compañeros que decaían y leyendo el partido con maestría en todo momento. Su clarividencia proporcionó el espacio que Tavares necesitaba, al tiempo que el Madrid fue endureciéndose atrás, alternando las defensas y con Hezonja y Musa echando una mano en los rebotes, y el segundo, además, en anotación.
Una victoria memorable con un gran coste, la lesión de Deck, que incrementa la lista de bajas madridistas y merma la plantilla para el quinto encuentro y una hipotética clasificación para la Fase Final
La dureza del encuentro no daba tregua y en un momento desgraciado Deck cayó lesionado en una rodilla. Una lástima para uno de los hombres que permanece invariable en la lucha. Quien haya seguido las crónicas de esta serie se habrá percatado de que nunca puse en duda el coraje del equipo. Casi al contrario, como a los mediadores, les reclamaba moderación de su ímpetu.
Por último, la rotación de protagonistas marcó el triunfo. El Madrid encontró siempre a los jugadores precisos. Primero fue Hanga, certero en los lanzamientos al principio y, más tarde, en la defensa sobre Exum. Después, el Chacho, y siempre, Tavares, gigantesco, sereno, decisivo en las dos últimas jugadas del encuentro. Ninguno de los que pisaron la pista dejaron de aportar sus gotas de talento, su esfuerzo defensivo o reboteador, su lectura de una situación. Una victoria memorable con un gran coste, la lesión de Deck, que incrementa la lista de bajas madridistas y merma la plantilla para el quinto encuentro y una hipotética clasificación para la Fase Final.
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"Defense-defense-defense"...se escucha, con cierta frecuencia, en las gradas norteamericanas. Y de eso saben bastante por aquellos lares.
Como se les ocurra a los nuestros ganar 3 partidos consecutivos en la serie, se escucharán explicaciones de lo más variopinto con tal de desmerecer la gesta. Pero seamos sensatos. Ahora mismo la eliminatoria está empatada. Toca atarse los machos, apretar los dientes y salir a por todas.