Hay buenas y divertidas películas sobre estafadores, embaucadores y fulleros de todo pelaje.
Joseph Leo Mankiewicz, director de “Eva al desnudo” o de “La huella”, entre otras muchas obras maestras, hizo en 1970 una graciosa farsa sobre este tipo de granujas, un western crepuscular con Kirk Douglas y Henry Fonda al frente del reparto, y que en España se estrenó como “El día de los tramposos”.
En España, concretamente en los alrededores de la calle Arístides Maíllol, el día de los tramposos es, literalmente, cualquier día del año. La diferencia es que el film de Mankiewicz, además de tener dosis de humor, es tan solo una ficción, mientras que en el barrio de Les Corts todo lo que pasa es, por desgracia, muy real.
La publicación de la noticia con los pagos millonarios recibidos por la empresa del que fuera Vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros desde 1994 hasta 2018 (24 años nada menos), José María Enríquez Negreira (bajo la presidencia eterna del siniestro Victoriano Sánchez Arminio), por parte del FC Barcelona, significa que el club de los “valors” ha añadido una muesca más en la interminable lista de fechorías que se perpetran desde esa casa. Y deja las estafas y delitos de Kirk Douglas, Warren Oates y Burgess Meredith a la altura del betún, en comparación con la absoluta desfachatez al pagar, por unos supuestos informes arbitrales, unas cantidades enormes de dinero directamente a la empresa de Enríquez Negreira, que ya de árbitro era una de las más feroces “bestias negras” del Real Madrid en materias arbitrales.
Mejor película que el western mencionado resulta ser la que dirigió Pedro Lazaga en 1959, con el título “Los tramposos”, en la que los míticos Tony Leblanc y Antonio Ozores encarnaban a dos raterillos madrileños que acababan frecuentemente con sus huesos en la cárcel de Carabanchel, y ello pese a los esfuerzos de sus prometidas, ambas con vidas plenamente honradas y trabajadoras, interpretadas por Conchita Velasco y Laura Valenzuela. La cinta de Lazaga es francamente divertida, las actuaciones de los actores son soberbias, y en ella se muestra al público numerosos timos que se perpetraban en aquella España, como el del tocomocho o el de la estampita (soberbia escena en que el pobre timado es el gran Venancio Muro).
Con todo y con eso, Leblanc y Ozores son unos tristes aprendices de delincuentes, unos patéticos principiantes, sobre todo si comparamos sus ingenuos delitos con la enormidad de fechorías que se cometen en las oficinas del club que quiere ser el mejor del mundo y que no lo ha sido, no lo es y no lo será nunca. Entre otras cosas, por abominables hechos como este tan reciente, protagonizado por uno de los “arcángeles” del funesto tiempo del Villarato.
Si hay algún productor o director de cine de los de postín que un buen día tiene la intención de plasmar la relación de tropelías que se han gestado en el Camp Nou, que se prepare ya que tendrá suficiente material, no ya para hacer un largometraje de tres horas, si no que necesitará una de esas series de docenas de capítulos y de varias temporadas.
Pero, en cualquier caso, dicha serie documental nunca tendrá el humor y la pureza sarcástica del cine de Leblanc o de Douglas. Será más bien algo triste, lamentable y muy reprobable, ya que narrará las dos primeras décadas del siglo XXI como un maloliente cenagal de corruptelas en el fútbol español, bien jaleadas y ovacionadas por la mayoría de la prensa patria, que se regodeaba con un supuesto modelo ideal de fútbol, el del FC Barcelona, sin jamás querer entrar a investigar todas las señales que, con mucha frecuencia, parecían mostrar que aquello era tan solo un lindo decorado que tapaba un vertedero de dimensiones bíblicas.
Coincido con Vd. en lo relativo a Los tramposos, pelicula que no ha perdido nada con el paso del tiempo, al revés , sobre todo si la comparamos con el erial que es el actual cine español.
Solo un matiz, con todo el respeto posible. El gran Venancio Muro no es la victima de la estampita, es el tercero de los raterillos junto a Leblanc y Ozores. El timado es otro secundario clásico de aquella época, Francisco Bernal.
Un saludo.
Esa gente es amoral. Tapan, niegan y señalan a otros con tal de no asumir la realidad de sus acciones deleznables. Y lo que sale es solo la punta del iceberg. Lo de mayor magnitud no queda al descubierto. Y tiene guasa que en Italia, incluso por menos de lo perpetrado por los de los valors, si sancionen al infractor. Ya son dos veces los que la Juve ha pillado . Y bien pillado. Que salga esto a la luz pública es para entretener-adormecer a las masas. Para desviarles la
atención de cuestiones más importantes.
Desgraciadamente no servirá para limpiar nada.