Nos despertaron aquellas declaraciones de Zidane crípticas y sincopadas, con freno y marcha atrás como los corazones en la obra de Jardiel Poncela. Un arrancar para morderse la lengua y volver a arrancar y volver a morderse la lengua. Zidane calló más de lo que dijo, y sin embargo lo que calló fue tan elocuente como lo que dijo, y esa elocuencia muda apuntó con claridad a los jugadores. "Los jugadores necesitan un cambio. No veo claramente que vayamos a seguir ganando. Mejor cambiar para no hacer tonterías. Necesitan otro discurso, otra metodología de trabajo." Después añadió aquella amarga referencia a la eliminación en Copa frente al Leganés como el momento que supuso el replanteamiento de su futuro en el banquillo del Real Madrid. Zidane, antes de irse y cinco días después de conquistar la tercera Copa de Europa consecutiva, daba la voz de alarma alertando de la necesidad de un cambio imprescindible para que el equipo siguiera ganando. Un cambio que él se reconoció incapaz de producir.
Al final, el cambio fue Lopetegui. Lopetegui conquistó el cariño del madridismo tras la cacicada del calvo Rubiales, un cariño nacido de la compasión (en su más puro sentido etimológico) que despiertan las víctimas de la injusticia o, para ser precisos, del atropello. Un cariño que creció con aquella emotiva presentación. Allí había un hombre que veía cumplido el sueño de su vida, un hombre ilusionado ante el mayor desafío profesional de su carrera. Lo que no había era un entrenador, o al menos uno a la altura del club, un profesional que pudiera exhibir un currículo que ameritase sentarse en el banquillo más difícil del mundo. La simpatía que todos sentimos por Lopetegui, un hombre víctima de las circunstancias, no puede ocultar la evidencia. Ni Lopetegui, con 53 años, era un joven rebosante de talento con un brillante futuro por delante, ni su ya larga trayectoria como entrenador mostraba éxito relevante alguno, sino más bien una nada despreciable coleccion de fracasos. Por más que uno rebusque en el baúl de la rica historia del Real Madrid, cuesta encontrar un sólo entrenador fichado a esa edad y con un currículo más exiguo, más ayuno de títulos y más nutrido de fiascos.
Cabía, por tanto, preguntarse el motivo de su contratación. La pregunta continúa siendo pertinente a día de hoy, aun después de su desabrida e inelegante destitución. Porque resulta que Lopetegui no llegó al banquillo del Real Madrid venido del cielo bajo un paraguas, ni a consecuencia de un malhadado ejercicio de rasca y gana. Lopetegui, el entrenador más fallido de la historia del Real Madrid sucedió a Zidane, el entrenador más exitoso de la historia del Real Madrid, porque Florentino así lo decidió. Tan simple como eso. Si el fracaso ha sido tan estrepitoso, alguna culpa in eligendo tendrá quien lo puso al mando, por más que ahora se intente echar balones fuera con una excusatio non petita en forma de tercer párrafo impropio no ya del señorío de este club, sino de las normas más elementales de educación. (Se conoce que a alguien en la Junta Directiva nadie le enseñó de pequeñito aquello de que está feo señalar.)
Pero más que incidir en la evidencia de lo errónea que fue la decisión de contratarle, interesa indagar su causa: ¿qué llevó a Florentino a decantarse por Lopetegui? Habida cuenta, como se ha dicho, de que la edad y experiencia del candidato descartaban que se buscase la apuesta por un talento joven y todavía por explotar, y que su palmarés como entrenador era de una mediocridad tan incontestable que lo inhabilitaba automáticamente para cualquier concurso de méritos, sólo una causa se antoja probable: los merecimientos de Lopetegui consistían en contar con la aquiescencia de los jugadores, o al menos del núcleo duro del vestuario. Su condición de seleccionador nacional -aun sin haberse enfrentado todavía a las exigencias de una fase final- prestaba a su nombre el empaque necesario para enmascarar la endeblez de su currículo.
los merecimientos de Lopetegui consistían en contar con la aquiescencia de los jugadores, o al menos del núcleo duro del vestuario.
Así que tras el aviso a navegantes de Zidane, Florentino decidió que la medicina que necesitaban los jugadores era un nuevo entrenador de su gusto. La moneda con que la plantilla ha tenido a bien retribuir la deferencia del presidente está a la vista de todos y no es necesario abundar en ella. Y si aún cupiera alguna duda sobre el modo de pensar de los jugadores, ya se ocupó el capitán de disiparlas. Que Sergio Ramos, tras el peor primer cuarto de temporada de la historia y con el madridismo todavía sangrando por la herida de la debacle ante el Barcelona, no tuviera empacho en dar lecciones al todavía desconocido entrenador del equipo, afirmando que en lugar de entrenar debería centrarse en ganarse el respeto de los jugadores y en tenerlos contentos, revela hasta qué punto algo está podrido en palacio. Hay ocasiones en que unas declaraciones valen más que mil soflamas tuiteras apelando a hueros latiguillos épicos que están gastados de tanto usarlos.
Es tan evidente que Lopetegui no era la solución como que tampoco era el problema, o al menos no la parte mollar del problema. Hace tres años escribí en La Galerna un artículo en el que sostenía que el problema fundamental del Real Madrid es la falta de una cultura ganadora en la plantilla, por absurdo que esto pueda parecer a la luz de los éxitos recientes. Tengo para mí que esa falta de espíritu ganador, esa falta de compromiso y de ambición, y ese exceso de complacencia por parte de los jugadores es lo que acabó frustrando a Zidane, y lo que explica la pobrísima cosecha en el campeonato de Liga -ese torneo que exige constancia, esfuerzo continuado, tenacidad, autoexigencia- en los últimos años. Zidane pareció haber acabado con esta falta de compromiso en su primer año y medio. Por desgracia, la realidad demostró que fue sólo un espejismo, y que una vez el efecto de su ascendente sobre los jugadores se fue disipando por el mero transcurso del tiempo, estos volvieron a sus viejos hábitos. Creo que no es descabellado afirmar que fue la decepción de constatar esa circunstancia lo que motivó su dimisión.
Escribía uno en el mencionado artículo, y perdón por la autocita, que "una cultura en la que se aceptan la abulia, la desgana y la holgazanería está abocada a la mediocridad y al fracaso. Los vicios, como las enfermedades, tienen por naturaleza una vis expansiva que les lleva a crecer y a extenderse aniquilando cuanta virtud encuentran a su paso. (...) Una cultura ganadora huye de la autocomplacencia como de la peste y persigue la excelencia de forma incansable (...) [y] es antipática para los dirigentes de la organización, que tienen que tomar decisiones incómodas, con frecuencia impopulares, con la frialdad y la asepsia del cirujano que extirpa el apéndice afectado."
Florentino Pérez, con sus luces y con sus sombras, ha sido y es un gran presidente del Real Madrid. Afirmar esto es una obviedad para cualquiera con ojos en la cara, y desde aquí se le ha defendido no por oficialismo sino por simple honradez intelectual. Pero hay un problema de fondo pendiente de resolución en este club, un problema de falta de compromiso de los jugadores, de falta de cultura ganadora, que la dirección del club tal vez haría bien en no seguir ignorando. Un problema con el que ningún entrenador puede acabar si no cuenta con el respaldo inequívoco y decidido de la planta noble. Un problema que lastra el club, que acabó con la primera etapa de Pérez en la presidencia, como él mismo reconoció, y que hizo lo propio con la etapa de Zidane en el banquillo. Convendría, como sugirió Zidane en su despedida, atajarlo de una vez por todas, por difícil y desagradable que sea la empresa. En caso contrario, probablemente el equipo siga cosechando victorias en el torneo europeo de vez en cuando, pero también seguirá abochornando a los aficionados tanto como este año o como el año pasado avergonzó al propio Zidane.
Florentino Pérez ha sido y es un gran presidente del Real Madrid. Pero hay un problema de fondo pendiente de resolución en este club, un problema de falta de compromiso de los jugadores que la dirección haría bien en no seguir ignorando.
En definitiva, habida cuenta de que Florentino Pérez es el presidente del Real Madrid, no parece inoportuno esperar de él que presida. Si le faltan ganas o arrestos, tal vez sería mejor que dejara el paso a otros. El madridismo no merece estar al albur de las veleidades de unos jugadores consentidos, so pena de que espantadas como la del propio Pérez en su primera etapa o la reciente de Zidane, y desempeños en Liga como el del año pasado o el del presente curso, se conviertan en una tradición tan arraigada en el Real Madrid como la de la victoria.
Mal. Muy mal.
Todo el artículo se basa en hipótesis y suposiciones. Lo que dice sobre los jugadores puede ser cierto y puede ser mentira. Un artículo de este tipo podríamos verlo en as o en marca.
Florentino, Ramos, Lopetegui pueden cometer errores. Lo que aqui se cuenta va sobre malas intenciones, falta de profesionalidad y la intención de sacar beneficio personal a costa de un colectivo. Son cosas muy serias para darlas como verdades solo por intuiciones.
No me ha gustado.
¿Muy mal? Contra los números no se puede discutir. El Farsa reduce la diferencia en ligas a un ritmo vertiginoso. Lo mismo le pasó al Liverpool en Inglaterra, hasta que el United le pasó. Ya sé que sin los árbitros de Villar hubiéramos ganado TODAS las ligas que perdimos por menos de 5 puntos en los últimos años, que fueron al menos 4, pero esto ya no se puede cambiar. Hay que empezar a ganar Ligas ya y para eso hay que desactivar a Ramos y sus secuaces, y cambiar el chip en todo el club.
Lo de los jugadores que mandan en el equipo es más viejo que el propio fútbol y es algo a lo que se recurre de forma repetitiva cuando las cosas van mal. Es un argumento que el caso del Madrid se repite cada año.
Por no ir demasiado atrás ya se acusó a Butragueño, Michel y Hugo Sanchez de ser los amos del vestuario y se dijo que eran los que mandaban y que buscaban su propio interés por encima del equipo y, por supuesto, que no corrian y no se implicaban. Después se hizo lo mismo con el equipo mal llamado los galacticos donde Hierro y Raúl fueron acusados de todos los males del equipo. Ahora toca a Ramos, Marcelo e incluso Carvajal. Cada vez que hay un equipo que destaca extraordinariamente se crea la correspondiente leyenda negra para deslucirlo todo. Lo más decepcionante es desde la afición blanca se da por seguro que esto es así.
No lo creo. Creo que no es verdad y menos después de comprobar que cuando un jugador se quiere ir se va. Cristiano, Ozil, Higuain, Alonso son las pruebas de que aquí están los que quieren estar quizás ganando menos que en otros equipos.
Pues a mí me parece un artículo muy acertado. Hablaría de ventajismo o de hipótesis de no ser por el tiempo pasado avala las hipótesis sobre las que se sustenta el artículo. El divismo se puede alimentar de 13 partidos al año, el espíritu ganador creo yo que exige algunos más. Cómo 50 aproximadamente.
Todas las hipótesis en las que se sustenta el artículo se dan de bruces contra una falta de propuesta resolutiva del supuesto problema "desmotivacional" del grupo -por parte del autor-, y también contra la propia realidad del Real Madrid: cuatro Champions, una Liga, entre otros trofeos, en cinco años.
A pesar de los trofeos asumo su razonamiento, porque entre los jugadores no hay un sentimiento madridista, se ganaron los trofesos por la plantilla que tenemos, empleandose a fondo en la Copa de Europa, pero no asi el rssto de trofeos, es decir no guarda una linea de que todos somos uno y sentimos nuestros colores, la prueba la tuvimos con el Alcorcon y otros mas, ademas de estar excelentemente pagados, que es a lo que juegan, yo sigo creyendo que hoy por hoy Florentino, sigue siendo lo mejor para el Madrid, pero si se siente harto de luchar con estos niñatos, que convoque unas elecciones, para mi falta compromiso por parte de los jugadores.
Mucho hemos llorado por la marcha de Cristiano y nada será en comparación como cuando se nos marche Florentino. Si alguno recuerda algo antes de Santiago Bernabéu que lo cuente, que no es mi caso, pero desde aquél jerarca de la mano de hierro hasta hoy el que no haya sentido claro lo que es atravesar el desierto es que le nublan la memoria otros logros. Lo que tiene que hacer Florentino es encontrar un sucesor que esté a su altura antes de decir adiós. Y por favor, como no te voy a querer, pero reconozcamos a nuestros gandules como lo que son, malcriemos a nuestros hijos si queremos pero no a los jugadores del Real Madrid.
Llegaría hasta a no hacer una enmienda a la totalidad, estableciendo puentes de unión con ciertas partes de tu teoría, John, si no fuera por un pequeño detalle: aquí hablar del villarato parece vulgar, impropio, vergonzante, etc. Sí, no hemos tenido regularidad en liga, es cierto, pero está muy claro que se nos ha perjudicado sistemáticamente y que los rivales, sobre todo el Barça, han sido beneficiados. Tal cual, sin ambages. Aquí el problema, es que si se dice todo, se debe decir todo, no sólo lo que hace encajar las piezas de tu teoría, amigo John. Ah, por cierto!, que lo de que se nos ha perjudicado SÍ se puede demostrar objetivamente, con la conocida teoría del saldo arbitral positivo que bautizó así el Sr. Alfons Godall en una entrevista a La Sexta; eso son datos empíricos, números fríos y objetivos (no así la letanía de excusas acerca de compromiso, divismo, etc.).
Lo siento, pero disiento.
Quizás, Esteban, quizás... Pero, a pesar de tener tanto peso como una montaña de plomo lo que comentas, si la respuesta está tan clara, por qué no se proyectan los jugadores, o el club??? Por qué hay cientos de análisis al año sobre la motivación de éste o aquel, cuando la respuesta que afirmas está a la vista de todos, y los jugadores, no es que se queden tan anchos, pero se limitan a su papel en el terreno, con la mella en el ánimo que conlleva el saberte que juegas vs once jugadores + 1 con silbato??? Creo que solo Mou lo intentó, y vaya si lo intentó... Y vaya si removió el avispero... Pero al final, la vida sigue igual...
Muy buena la referencia que das sobre el Sr Alfons Godall... lo he Googleado y, joder, macho!!! cuando pensaba uno que ya todo estaba dicho... 😮
Saludos.
No se trata tanto de jugadores-capos mafiosos dominando el vestuario e imponiendo la vagancia y el ''buddheo'', como de que si a una plantilla ultracompetitiva (2016/2017) que funcionaba por la competencia interna, la vacías en 2 veranos, te queda un equipo de titulares indiscutibles y bisoños sin experiencia, sin ningún tipo de competitividad interna. A eso le sumas el error de mandar a Vinicius al Castilla (seguramente mensaje infantil de Lopetegui a Florentino de ''esto no me sirve'', que puede que desatara las tensiones que llevaron al duro comunicado), y que el más competitivo se ha ido, pues tienes lo que hay actualmente.
A eso súmale que los jugadores no creen en la estrategia de Lope (como ocurrió con Benítez o en la última temporada de Mourinho) porque se creen que saben más que él, y que el vestuario está dividido porque si entregas a Ramos el privilegio de tirar faltas y penaltis (error claro de Lopetegui), los que tienen mejor disparo que él es normal es que se pillen un buen cabreo...
Pues en esas estamos. En invierno hay que fichar, meter un poco de competencia interna, y en verano renovar plantilla.
¿Es Sergio Ramos el "apéndice afectado" que hay que extirpar?
Si es así, ya le adelanto que los indicios no parece que vayan por ahí.
Desaparecido Cristiano del imaginario glorioso de Real Madrid TV, lo que queda son elogios sin cuento al gran capitán blanco, autor del gol de la décima, (y de la undécima).
Elogios de Solari al capitán que dio el paso de cruzar el estrecho para desembarcar en Melilla, y abrazos de Florentino, para reforzar la imagen de unidad.
La verdad es que no sé con qué quedarme. A veces pienso que lo mejor sería darle la patada en el tafanario al capitán, y a algún otro, pero otras veces pienso que esa no es la solución. ¿Es lógico prescindir de los jugadores más importantes en plena crisis?
Como ya ha apuntado Ángel Fuenca en otro comentario, esta historia del cacique que manda en el vestuario e impone su voluntad frente al "mister", vengo oyéndola desde hace treinta años, de manera cíclica en cada crisis.
El butano hablaba del "cáncer" del vestuario, sugiriendo, como hace el señor Falstaff, que había que extrirparlo.
¿Se imaginan a alguien menos parecido a Ramos que Butragueño?, Pues según el "súper", quienes mandaban en el Madrid de Mendoza eran las "trillizas", es decir, Butragueño, Michel y Sanchís, que mangoneaban a su antojo, y eran "el cáncer" que había que extirpar entonces.
En época más reciente, el dichoso cáncer fueron Hierro y Raúl, como ya se ha dicho, que de nuevo eran los que mandaban, sobre el entrenador, y el club no hacía nada al respecto.
¿Ahora son Ramos, Carvajal y Marcelo?
Creo que las cosas deben ser más sencillas dentro del vestuario. Hay tíos que llevan muchos años dentro, que tienen autoridad por la veteranía, otros que pasan y se limitan a jugar, y otros que están recién llegados y que intentan abrirse paso y hacerse un hueco.
La cuestión es que el entrenador debe ser capaz de gestionar todo eso, y que no tenga hipotecas con ningún jugador. Es decir, que jueguen los que lo merezcan, y que pasen al banquillo, los que lo merezcan, por mucha historia que tengan detrás.
Ahí es donde el presidente debe reforzar al entrenador, sea el que sea, ahora Solari.
Espero que eso sea así, y que Solari tenga las manos libres para trabajar.
Saludos.
(aplausos, aplausos, aplausos, aplausos...) ¡Bravo!, ¡Bravo!...un articulo acertado, pensaba que mis amigos y yo que nos vemos todos los partidos desde hace treinta años veíamos cosas extrañas y resulta que alguien más piensa igual que nosotros. Tenemos ese mal desde la quinta del buitre, el mal que marchita al Real Madrid es la desidia de los jugadores que nos afecta cada dos o tres años o un lustro continuado. Y puede venir el mejor entrenador o los mejores jugadores, es igual, la desidia regresa. El remedio es muy claro, inyectar exigencia continuada, hasta para ganar al parchís.
Lo cierto es que caciques en el vestuario los hay y debe haberlos,es ley de vida en el fútbol. El problema es cuando se pasan,mandan más que el entrenador y el presidente,y eso es lo que parece suceder ahora con Ramos.La situación se agrava cuando estos jugadores empiezan su declive y no se resignan a dar paso a un sucesor más capacitado.Los ejemplos son muchos,empezando por Di Estefan, Amancio, la quinta,Hierro,Raúl y Casillas.A mí me parece intolerable que un capitán diga quién los tiene que entrenar ó quién debe jugar.Cuidado con eso porque por ahí se desintegra todo,y veo al presidente un tanto débil en este tema,quizás demasiado preocupado con el papel albal del estadio.A mi entender el artículo de John es muy acertado.
La cultura del trabajo diario hizo grande a este club. Y ahora eso se ha perdido. Por supuesto que no reniego (faltaría más!) de las Champions conquistadas, pero ¿y cuando se falle en Europa? Ya os hago un doloroso Spoiler: No ganaremos la Copa de Europa todos los años.
La realidad es que los madridistas llevamos varios años sufriendo durante toda la temporada. Compárese con el baloncesto. Al final de temporada se gana o no, pero durante el camino el equipo dsifruta y hace disfrutar. Y no se trata de jugar mejor o peor, sino de que el equipo esté enchufado en todas las competiciones que disputa.
Esperemos que Solari consiga transmitir este espíritu.
Parece que al final ha calado en el subconsciente colectivo la idea de que este grupo de jugadores solo se esfuerza en Champions. Solo en 13 partidos al año. Acabaremos diciendo también que es más difícil ganar la Liga que la UCL.... Acabaremos diciendo todo lo que al parecer interesa que se diga.
Se han perdido (o dejado de ganar) varias Ligas por uno o dos puntos de diferencia. El Villarato ha existido y puede que aún siga existiendo. Excesivos errores arbitrales (dejémoslo en errores únicamente) han perjudicado al Madrid de manera directamente proporcional a los que han beneficiado, principalmente, al Barcelona. Si después de esta tremenda diferencia de aplicación de justicia arbitral (e institucional) se pierden Ligas por tan solo uno o dos puntos, solo caben dos alternativas de opinión: o el Barça no es tan bueno como nos han contado, por no haber sacado muchos más puntos de diferencia, o el Madrid era mucho mejor de lo que parecía y mereció haber ganado esas Ligas.
La excepción fue la temporada pasada y esos 17 puntos de diferencia. Aunque hace falta decir que al menos 14 ó 15 le fueron birlados al Madrid en apenas dos o tres meses, dejando la cosa en una misión imposible allá por Diciembre y teniendo que escuchar todos los días que el Madrid había "tirado" otra Liga...
Menudo chollo tienen los antis con nosotros...
El Madrid es la víctima perfecta. Le puedes robar tranquilamente la cartera y aducir que él la tiró y tú te limitaste simplemente a recogerla del suelo. Y encima él preferirá darte la razón, para no manchar su imagen deambulando por comisarías con denuncias y esas cuestiones tan impropias de la nobleza... Puedes meterle 5 partidos a Cristiano por no hacerle nada al árbitro mientras otros le insultan gravemente en su cara y no pasa nada. Puedes expulsar a Ramos las veces que quieras en Liga hasta convertirle en el más expulsado de la historia, mientras que con la Selección no le han expulsado nunca, jugando exactamente igual. No pasa nada. La culpa es de la falta de compromiso de los jugadores blancos, que ven año tras año como se ensañan con ellos y no se hace nada por remediarlo...
Puestos a especular, y ya que Zidane no ha dicho públicamente los verdaderos motivos de su marcha, ¿no sería posible que decidiera irse viendo que al Madrid le está vetado ganar aquí la Liga? ¿Y con la connivencia de toda la prensa?
Ese comentario se merece un: WAO!!!
No hay más preguntas, señoría... O tal vez sí. Una sola que me queda por hacer... alrededor de la cual gira todo... Artículos y artículos, análisis y análisis, comentarios, opiniones... no han sido capaces de responder esta pregunta: HASTA CUÁNDO???
Saludos.
Es imposible ganar una sola Copa de Europa (no digo ya tres seguidas, haciendo doblete con la liga en la segunda) con autocomplacencia y sin cultura ganadora.
Ganar una sola Copa de Europa requiere un esfuerzo y un compromiso con la profesión extremos.
El argumento de que se ganan Copas de Europa y no ligas porque los jugadores son muy buenos pero vagos pone en valor la Liga frente a la Copa de Europa, lo cual es ridículo.
Se requiere muchísimo más esfuerzo y compromiso con la profesión para ganar la Copa de Europa que ningún otro torneo.
Y omito el tema Villar.
Dicho lo cual, los jugadores necesitan que el jefe les ponga las pilas y Zidane tenía razón. Pero eso no valida la tesis central del artículo.
Estoy muy de acuerdo con tu comentario. Es una pena pero los mantras de la prensa anti todavía calan profundamente en el aficionado visceral y poco reflexivo. Por ejemplo nadie se ha molestado en observar que en los cinco años más gloriosos en la historia del club (1956-60) el equipo ganó cinco copas de europa pero únicamente dos ligas y no creo que nadie pudiera hablar de falta de cultura ganadora, o de vaguería, en un equipo en el que el líder era Di Stéfano , uno de los jugadores más competitivos de la historia del fútbol , que no permitía la menor relajación en el campo y que abroncaba públicamente y sin ningún complejo al que aflojaba.
El fútbol no deja de ser un juego y los rivales, omitiendo igualmente el tema Villar, también tienen muy buenos jugadores que se esfuerzan por ganar.
Cuando ZZ se hizo cargo del equipo llegamos a estar a 12 puntos del Barcelona, faltando 12 o 13 partidos, y acabamos a 1 solamente; ahora faltan 28 partidos y hay tiempo para enderezar el rumbo.