Las imágenes las ha emitido Cuatro, o quienquiera que ahora emita imágenes homologadas por el Gran Hermano. Me extraña, de hecho, que el Gran Hermano haya homologado estas. Gerard Piqué, empresario socio de Javier Tebas, promotor tenístico y eximio jugador de póker, se puso a hablar con el árbitro en un lance del Barcelona-Getafe, y el modo en que el barcelonés se dirigía al colegiado helaría la sangre en las venas de las víctimas de bullying más acostumbradas a vejaciones al límite.
“No empecemos, eh, no empecemos”, le espeta para empezar (valga la redundancia) Piqué a su interlocutor. Esa frase se la hemos oído todos alguna vez al típico niñato consentido cuando su padre le pide, con gran delicadeza por temor a las represalias, que recoja la mesa por una vez en lo que va de mes. Para decir “no empecemos” a quien teóricamente manda son necesarias dos cosas: la primera, no aceptar que manda, es más, creer incluso que el que manda eres tú. La segunda, considerarte víctima de alguna situación injusta y repetida en el tiempo (“no empecemos con la afrenta de siempre”, sería la estupefaciente versión completa del requerimiento, o quizá debamos decir de la orden, por cuanto los papeles del que manda y el que obedece parecen en esta circunstancia haber cambiado de lugar).
Las preguntas se amontonan pese a lo escueto del mensaje (por ejemplo, claro, “no empecemos” a qué, por qué se siente Piqué víctima de nada), y el lenguaje corporal de la escena no hace sino acrecentar nuestra perplejidad. Porque no solo Gerard le dice al colegiado que no empecemos, sino que se lo dice con el dedo enhiesto, apuntando en dirección a su cara en ademán admonitorio o retador. “No me señales con el dedito”, le responde el objeto de su acoso, en un intento enternecedor de mantener un atisbo de autoridad. Su voz no nos llega, es solo una secuencia de imágenes subtituladas lo que se nos ofrece, pero intuimos un hilo de voz trémulo, como el del progenitor ingenuo ante el poder supremo del pequeño dictador. A qué hora vas a volver a casa. A la que me salga de los cojones. Va... vale, pero ni un minuto más tarde.
Un niñato díscolo que, por lo menos, quisiera molestarse en mantener las apariencias seguiría tal vez con sus reclamaciones, pero atendería la petición del padre en lo del dedito. No es el caso de Gerard, quien nos sorprende (siempre es capaz de sorprendernos) con la actitud chulesca y provocadora que, en la vida, en general, solo muestran esos niños de papá que se ríen del servicio y echan filardos en la coronilla de los directivos. Solo un provocador que además se sabe impune es capaz de profundizar en la arrogancia insultante como vemos a Piqué perseverar en las imágenes. Porque Piqué, instado por el colegiado a retirar el dedito, lo mantiene desafiante en dirección a los ojos del impotente papá.
“Acuérdate del Madrid-Sevilla”, le suelta ahora el príncipe, tal pueril pero letalmente como lo haría Manolito recordando al adulto las chuches compradas al hermano el miércoles, en intento de prevención del agravio comparativo. “No me señales con el dedito”, sigue defendiéndose el árbitro mientras tanto. Pero se huele el miedo con que pronuncia esas palabras, y es gracias a ese miedo, pero también al miedo consuetudinario con el que Piqué sabe que juega siempre, por lo que el dedo sigue tieso y sarcástico. La orden (?) del árbitro no ha hecho mella alguna en el futbolista. Si acaso, ha acrecentado la burla, la sorna, la desfachatez. Cree que manda. Sabe que manda. Es el mismo dedito que, también enhiesto, fue esgrimido desde el césped por Piqué en dirección a un palco, el palco del Estadio de la Cerámica donde veía el partido quien hoy es socio del sujeto, lo que hace un dedito. Es -metafóricamente hablando o quizá metonímicamente hablando, la parte por el todo- el mismo dedito que ha designado a Hernández Hernández para el partido que el Real Madrid juega el sábado ante el Levante.
Pues como diría el propio implicado: otro día más en la oficina.
Pues, sí. Y lo tapan. Lo de siempre.
Es la actitud del que sabe que no le pasará nada. Hace lo de siempre, llorar y protestar; los pájaros disparando a las escopetas. Un impresentable de tomo y lomo; pero chulo le llamaban a otro...
Es lo que hay
Este elemento es mucho más que un niñato chulo, como dice Jesús es un empresario y ya se mueve en las altas esferas, siempre ha sido un manipulador de opinión (acordaros de "donde se mueven los hilos") pero ahora tiene poder y no lo puede disimular. Todos sus tejemanejes desde hace tiempo son incompatibles con el deporte y con la legalidad. Alguien que lo denuncie, que lo sancione, que lo demande judicialmente? Algún voluntario?
Piqué forma parte de "la familia". Los árbitros solamente están al servicio de "la familia" y tienen que tener mucho cuidado en no ofender a algún miembro de la misma. Porque para formar parte de "la familia" hay que tener sangre sicili.., digoo, catalana y culé. Y como Piqué le vaya con el cuento al "Don" de que el árbitro "estaba empezando, eh, estaba empezando", cualquier día le puede aparecer al colegiado una cabeza de caballo en la cama ...
Una nevera para hibernarlo unos cuantos partidos.
En condiciones normales, este tal Gerardo Piqué sería el protagonista en el programa "Hermano mayor" de Pedro García Aguado, y ni el propio García Aguado sería capaz de enderezarlo. ¡Qué tropa, señor!
Este Piqué Bernabéu, es el mismo que abroncó a un guardia urbano de Barcelona, que osó ponerle una multa por aparcar el coche en doble fila, diciéndole aquello tan español de "tú no sabes con quien estás hablando".
Es el modo de comportarse de quien cree, probablemente con razón, que está por encima de las normas que se aplican a los demás, sea en el fútbol o en la calle.
Es un personaje consentido desde pequeñito. Consentido y protegido por "el tinglao" y en especial por los medios, que le elogian como un personaje distinto y con una inteligencia por encima de la media de los demás jugadores.
Compárese el tratamiento que recibe Piqué del árbitro, con el que recibió el jugador del Betis, Fekir, expulsado por levantar la mano mostrando su disgusto.
Saludos.
El “banyut” de la Bonanova. Destrozó , el astado , la luna de un autobús.
SABE QUE NO LE VA A PASAR NADA Y POR ESO TODOS LOS DEL VARÇA HACEN LO QUE QUIEREN Y DICEN SIN INMUTARSE.
Es el de siempre, el niñato malcriado que comenta Jesús, o al que Pablo Lolaso definió en un magnífico artículo del que extraigo un párrafo: "siempre me ha parecido que es el típico niño de instituto capitán del equipo de fútbol americano, al que le han reído las gracias y han ido convirtiendo en lo que es: una persona soberbia, engreída, irrespetuosa, irritante, con mal perder y con mal ganar. Tiene una facilidad pasmosa para meterse en todos los charcos. Y no solo eso sino que, una vez rebosante de barro hasta la cintura, no opta por buscar una salida, sino que sigue caminando hacia adelante. Una cosa le honra, y es que es absolutamente coherente consigo mismo y fiel a su fango cada día de su vida."
Espero que el robot censurator me deje poner el título del artículo, mítico: "¿Estamos seguros de que Piqué no es gil.ip.ollas?"