El Barça - Real Madrid disputado el 9 de abril de 1968 es uno de los enfrentamientos que peor recuerdo dejó en la carrera de Paco Gento. O también sería correcto decir que casi ninguno, ya que un fuerte golpe en la cabeza le hizo perder la estabilidad, la orientación y la memoria de forma pasajera.
La previa del choque estuvo marcada por la terrible e inesperada noticia del fallecimiento el día 6 del jugador blaugrana Julio César Benítez, por lo que el partido se tuvo que aplazar para dos días después de lo programado. El uruguayo era un espléndido lateral derecho y precisamente el secante de Gento en la época. ‘La Galerna del Cantábrico’ en más de una entrevista elogió al charrúa y lo catalogó como uno de los futbolistas que mejor le marcó. La causa oficial fue una intoxicación alimentaria, aunque siempre quedaron sombras y dudas de qué ocurrió realmente.
Gento, como capitán blanco, y el entrenador Miguel Muñoz, acudieron como representantes del Real Madrid a dar el último adiós al jugador en los actos del sepelio el día 8 en Barcelona. El fútbol español se volcó apoyando al club blaugrana y a la familia del jugador en la capilla ardiente que fue instalada en el Camp Nou. El delegado nacional de Educación Física y Deportes del Movimiento, José Antonio Samaranch, colocó sobre el féretro la medalla de plata al Mérito Deportivo y sus compañeros culés condujeron el ataúd al coche mortuorio. Una multitud de aficionados se concentró en torno al estadio azulgrana, en la parroquia de San Odón donde se celebró una misa de ‘corpore insepulto’ y en el cementerio de Las Corts.
El presidente barcelonista, Narciso de Carreras, agradeció las muestras de condolencia de todo el balompié nacional e hizo hincapié en el Real Madrid por su disposición y facilidades para el aplazamiento del partido. Al diario Pueblo le concedió las siguientes declaraciones: “Creo que todos los barcelonistas tenemos ahora un deber de gratitud para con el Madrid. Y como los catalanes sabemos ser agradecidos, yo pido a los socios del Barcelona que reciban al Madrid con una ovación y le traten durante el partido con todo afecto y elegancia. A un gesto señor hay que corresponder con señorío. Ojalá que a dentro de la tristeza que a todos nos embarga, sintamos la satisfacción de que el doloroso acontecimiento sirva para que se olviden resquemores y tiranteces. Y que, manteniendo una noble rivalidad, se estimen sinceramente las aficiones del Barcelona y el Real Madrid”.
Antes del pitido inicial del encuentro se rindió un homenaje al jugador uruguayo, los futbolistas de ambos equipos saltaron al césped juntos portando brazaletes negros y a continuación se guardó un sentido minuto de silencio en su memoria. A Gento se le pudo ver muy compungido y apesadumbrado durante el doloroso recuerdo. El encuentro resultaba prácticamente una finalísima por la Liga 1967-1968, a falta de cuatro jornadas para la finalización del Campeonato. El Real Madrid llegaba líder y el Barça, que era su perseguidor, se encontraba a tres puntos de distancia. Finalizada la contienda con empate a uno con dianas de Zaldúa de cabeza y Velázquez a puerta vacía el cuadro merengue empezaba a acariciar el título porque nadie imaginaba que perdiese una distancia de tres puntos en los tres choques ligueros que restaban.
En su crónica en MARCA Antonio Valencia destacó que fue un “encuentro limitado” en el que el “Madrid ha hecho su partido para lograr este resultado y ha acertado a devolverle al Barcelona, que le empató en Chamartín por el mismo tanteo hace quince jornadas”. Añadió que “el Madrid es un equipo que sabe lo que hace, tácticamente. Y, por ello, ha planteado su partido de hoy como le convenía. No ha hecho un gran encuentro, no un juego vistoso, sino un partido útil, como suele hacer en la mayoría de los que juega fuera de sus bases”. Respecto al Barça explicó que su juego “fue cada momento más primerio y quedó reducido a empujar balones y a colgarlos sobre el área defendida por los blancos”.
Los últimos 20 minutos fueron de agonía para el equipo blanco que tuvo que jugar con uno menos por el percance de Gento. Alrededor del minuto 70, el extremo cántabro chocó fuertemente en un duelo aéreo con Torres y cayó de forma muy aparatosa al suelo. De inmediato trató de levantarse, pero rápidamente se vio que no se tenía en pie y estaba muy conmocionado. Las asistencias merengues saltaron al terreno de juego y directamente se lo llevaron a los vestuarios para no volver a aparecer lo que restaba de partido. Cuando se cruzó con Miguel Muñoz que se acercó para ver su estado le espetó: “Me voy…. ¿qué hacemos aquí?”
El periodista de Mundo Deportivo, José M. Miedes, entró en la caseta blanca tras el partido para interesarse por la salud de Gento que estaba siendo examinado por el médico del Barcelona, Antonio Altisench. El galeno explicó que Gento tenía “un trauma a causa de un golpe o caída que le ha provocado una ‘ausencia’ total”. Con toallas húmedas en la nunca el cántabro se encontraba desorientado y preguntando “¿Dónde estoy? ¿qué hago aquí?”. En plena auscultación y con la mirada extraña el extremo continuaba haciendo preguntas: “¿Pero, cómo he venido aquí? ¿Quién me ha traído? ¿Había partido?”. Alguien le respondió que el encuentro ha terminado en empate y comenzó a reaccionar: “¿Hemos quedado 1-1? ¡Qué dolor siento en la nuca!”
Más tarde también habló el masajista merengue Legido, que con sus palabras intentó tranquilizar a la familia y a la afición blanca comentando que “Gento está bien, y únicamente como precaución nos quedamos hasta mañana. En cuanto a lo del viaje en tren, es otra medida para templar más los ánimos de nuestro capitán, pues las molestias de la presión de la altura podrían perjudicarle”. El plan inicial fue que se quedase en Barcelona para pasar un reconocimiento médico por parte del doctor Cabot en la Mutual Deportiva. Y el viaje de regreso a Madrid hacerlo en tren-cama en lugar del avión con el resto de la expedición madridista.
Su sobrino José Luis Llorente (autor del libro ‘Gento Real’, colaborador y socio de La Galerna)tenía nueve años por entonces y cuenta que fue “un gran susto” y que hubo “preocupación en la familia” durante toda la noche esperando las noticias que llegaban desde la Ciudad Condal.
“¿Dónde estoy? ¿qué hago aquí?”. En plena auscultación y con la mirada extraña el extremo continuaba haciendo preguntas: “¿Pero, cómo he venido aquí? ¿Quién me ha traído? ¿Había partido?”
A la mañana siguiente regresó a la capital sano y contento y finalmente en avión, con lo que calmó totalmente los temores. Acompañado por Legido, allí fue recibido por muchos hinchas madridistas, por Raimundo Saporta y Antonio Calderón y por su hermana y su padre. El doctor Pruden atendió a la prensa detallando que iba a ser “sometido a un reconocimiento meticuloso, pero que, al parecer, no tiene ninguna importancia”. Gento tras encontrarse con su familia y fundirse en un abrazo también se paró ante los medios: “Te contaré lo que me han dicho, pues yo no recuerdo nada. Debí de caer de mala manera, al disputar un balón a Torres, que me había pasado Velázquez; me fui instintivamente a la banda y me marché, no sabía dónde estaba ni qué hacía, luego empecé a recobrar el conocimiento y a orientarme”. Confesó que “han sido los peores momentos de mi vida” y que durmió “muy poco”, aunque no perdió el sentido del humor al añadir que “además, este, señalando a Legido, tiene una música roncando, que lo llevamos al Festival de Eurovisión y lo gana”.
Junto a su padre y a Raimundo Saporta se marchó a casa donde unas horas más tarde fue entrevistado por Manuel Castillo y Luis Prados de la Plaza de MARCA. Con buen humor y recibiendo la vista del doctor Neira, contó que “durante la noche de vela, solo cerré un ojo; pensaba que, de cerrar los dos, me quedaba y ya no los abriría más. Ahora me río; pero, francamente he pasado un susto. ¡A mí, que no me había pasado esto nunca…!”. De su situación tras el partido y en los vestuarios del Camp Nou, confirmó que lo que recordaba era al señor Lusarreta preguntando: “¿Cuántos dedos tengo aquí, Gento? Y yo le contestaba ¡dos! Al instante era Legido quien me preguntaba: A ver, Paco; ¿sabes quién soy? Y yo le decía que sí… En fin, que lo pasé un poco apuradillo; pero ahora me encuentro ya fenomenal”. Por último, agradeció la visita a la Mutual Deportiva del seleccionador Balmanya y del culé Zaldúa, la intervención del doctor Cabot y demás médicos que le atendieron y el acompañamiento del vicepresidente del Barcelona al aeropuerto.
La normalidad llegó el día 11 de abril cuando volvió a Chamartín y se le vio en perfectas condiciones. Presenció el entrenamiento desde fuera junto a Santamaría, entrenador de los aficionados y a Miguel Muñoz. En un principio se esperaba que tuviera descanso la siguiente jornada contra el Pontevedra y actuase su eterno suplente Manolín Bueno. Sin embargo, el sevillano volvió a quedarse fuera del once y Gento capitaneó el equipo. El Real Madrid venció por la mínima con un tanto de Grosso y se quedaba así a un solo punto del alirón liguero, que acabaron cantando una semana más tarde contra la UD Las Palmas.
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En éstos tiempos se le cantaría por estos campos de España "ea ea ea Gento se marea" y cosas así, si se le hizo con Antonio Puerta en algún estadio creo recordar.