Mientras el cisne nadaba por el lago exhibiendo su simpar belleza, un mezquino cuervo lo observaba desde una rama, sintiendo una honda envidia. En busca de menospreciar el encanto del cisne, el cuervo le dijo que su impoluta blancura se debía exclusivamente a que sus días transcurrían en el agua. Con la intención de emularlo, el cuervo se metió en el lago. La oscuridad de sus plumas no menguó ni un ápice con el agua, y sí se acrecentaron su envidia y su ira. Decidido a acabar con la hermosura del cisne, el cuervo le manchó el plumaje con barro, pero con una simple zambullida, el cisne recobró todo su esplendor. Abatido, el cuervo prefirió retirarse lejos de su atractivo antagonista.
Esta breve fábula, escrita por John Gay en el siglo XVII, acababa con una moraleja muy sencilla y clarificadora: “De nada te servirá despreciar la virtud, el talento o la belleza por envidia, porque nada va a cambiarlos”.
Por mucho que se proteste por la posibilidad de que el Real Madrid juegue cerrando el techo de su flamante estadio, esto no cambiará el hecho de que sea el único equipo en España que puede hacerlo. Y tampoco que el proyecto de la reforma integral del Bernabéu, despreciado en principio por sus tintes faraónicos, vaya a resultar más que beneficioso a nivel económico, alejando aún más al equipo blanco de sus rivales en términos presupuestarios. Queda el último resquicio, ciertamente desesperado; la crítica puramente estética de una obra inacabada.
Por mucho que se proteste por la posibilidad de que el Real Madrid juegue cerrando el techo de su flamante estadio, esto no cambiará el hecho de que sea el único equipo en España que puede hacerlo
Existe también una profunda preocupación por lo que invierte el Real Madrid en traspasos y salarios de futbolistas. Es un fenómeno reciente, que no ocurría hace algunos años, cuando eran otros los que gastaban hasta vaciar la caja, y seguían agotando cualquier línea de crédito o hipoteca disponible, royendo hasta el tuétano. En el madrileño Paseo de la Castellana se mantiene la posición en primera línea mundial a la hora de contratar talento, aunque este sea caro, y se hace sin la necesidad de artificios contables, ruinosos contratos crecientes o empeños a lo bestia.
La amargura y la envidia también han llevado a ciertos dirigentes, entrenadores, medios y aficionados a acusar al 14 veces campeón de Europa de adulterar la liga por presionar a los árbitros, principalmente mediante unos vídeos que se llevan emitiendo invariablemente desde hace dos décadas en RMTV. Un supuesto con poco peso si lo comparamos con pagos millonarios a dirigentes arbitrales, airados comunicados tras una simple decisión dudosa, filtraciones interesadas a periodistas de cámara que amenazan a los que se equivocan en una dirección y toda una trama delictiva que, durante décadas, ha masacrado a quien ocupaba el trono. Nunca se ha buscado neutralidad, se pretendía someter al Madrid en un régimen en el que lidie con el perjuicio constante, sin quejas y asumiendo el veredicto de culpabilidad por una sola razón; haber sido históricamente mucho mejor que sus competidores.
Nunca se ha buscado neutralidad, se pretendía someter al Madrid en un régimen en el que lidie con el perjuicio constante, sin quejas y asumiendo el veredicto de culpabilidad por una sola razón; haber sido históricamente mucho mejor que sus competidores
El excelente elenco de futbolistas que ha logrado reunir el Madrid también es observado con recelo. Vinicius ya tiene el estigma de provocador y mal deportista, y es acosado por aficiones racistas, árbitros que jalean a sus agresores y periodistas que justifican la barbarie por tratarse de un jugador del Madrid que no se pliega a sus deseos. Estos son que el perjudicado (solo si defiende un escudo determinado) no ejerza su derecho de réplica o protesta. No sorprende que nunca ocurriera nada ni remotamente parecido con, por ejemplo, Luis Suárez o Diego Costa. Digan lo que digan, no es Vini el único objeto de críticas y desprecios. Jugadores como Camavinga, Rudiger o Tchouaméni, con un talento futbolístico más que evidente, son considerados como mero físico por prejuicios raciales (y racistas) y porque visten la camiseta del equipo que, para los expertos analistas, nunca juega a nada. La idiotez ha alcanzado tal punto que se han llegado a leer recientes comparaciones entre Bellingham y Raúl García por parte de uno de esos fabulistas que tuvimos la desgracia de tener ‘informando’ durante años de la actualidad del Real Madrid en uno de los medios con más prestigio, al menos en el pasado.
Estos vanos intentos de desprecio solo confirman la envidia que corroe a los cuervos, mientras observan al imponente cisne blanco y en su miserable interior asumen que, pese a sus esfuerzos, seguirá siendo magnífico y ellos jamás estarán a su altura.
Getty Images.
Nada mas que decir.
Totalmente de acuerdo. La envidia les corroe.
Enhorabuena. No se puede explicar mejor.
Fabuloso. Don Santiago Bernabeu ya lo dijo antaño el antimadridismo el el precio que hay que pagar por ser los mejores. HALA MADRID
Excelente.
Me recuerda a Klopp cuando en una eliminatoria reciente de champions se quejó de que tuvieran que jugar en el campo de Valdebebas. Como si jugar en un Bernabéu en obras sin público por la pandemia fuera a ser mejor para su equipo, o para un duelo más justo no sé, no le vi ningún sentido.
Pues ésto igual, no tiene sentido de que se queje por tener cerrado el techo, no cambia nada, es totalmente ridículo, de hecho lo que me molesta es que en partidos europeos se le debe pedir permiso a la UEFA, y quién narices se creen ellos que son para mandar hasta en eso a un club, un motivo más para la Superliga.
Bárbaro. Me lo copio y lo empiezo a sacar a colación en defensa propia, con tu permiso y el del fabulador, esté dónde esté.
Explicación sencilla,veraz y absolutamente sincera. Con elegancia,sin rubor,sin ceder a las corrientes actuales que pretenden destruir todo lo que brilla con un blanco inmaculado, se demuestra que el R.Madrid es cada vez más grande,más fuerte,más poderoso y mas admirable. Ya no hay por donde atacarle. Enhorabuena a la fantástica pluma que ha sabido mostrar quién es excelso y quienes son mediocres.
Tot dit al cul !