El camino del Madrid en esta Copa de Europa parece una santa cruzada. Si cada año el Madrid juega este torneo con el ánimo de un templario camino a Jerusalén, esta temporada la cosa se ha elevado exponencialmente. Primero el PSG, ahora el Chelsea, y de pasar, el Manchester City. Es una cruzada contra el eje del mal, contra lo peor del fútbol contemporáneo, los tres clubes que capitalizan esa contrarrevolución del dinero sucio y sangriento que ha puesto del revés las condiciones del mercado de fichajes en lo que llevamos de siglo XXI y que adultera de facto la competición introduciendo en los ecosistemas nacionales e internacionales a organizaciones hipervitaminadas, dopadas financieramente, que lo han convertido todo en un Far West.
De todos los plastic club, el Chelsea fue el primero
De todos los plastic club, el Chelsea fue el primero. Cuando Abramovich se lo compró, en 2003, se inauguraba un tiempo nuevo que ha terminado en el vergonzoso Mundial que se jugará en Qatar. Abramovich transformó al equipo pijo de Londres a base de billetes, entrando a saco en las plantillas de los mejores equipos del mundo y llevándose lo que se le fuera antojando. De una Real Sociedad inglesa hizo un primer espada europeo, candidato anual a la Copa de Europa y dominador de la Premier de tú a tú con el Manchester United de Ferguson, el gran club británico de los últimos treinta años.
Todo a golpe de talonario, invirtiendo las reglas: ni una orgullosa comunidad de socios asentada en una tradición democrática orgánica, semiasamblearia y semipatriarcal, ni una propiedad vertical amparada en el clásico magnate estadounidense. El fútbol comenzó a derivar en otra cosa distinta, gente sin arraigo cultural ni moral en la civilización mediterránea que se salta todos los códigos imponiendo la fuerza del dinero. Abramovich llevó el galacticismo de Florentino Pérez a un nivel grotesco, deformado. El Madrid, claro, es siempre el modelo, siempre el referente o a copiar o a batir. Casi siempre, de las dos cosas, porque aquí aplica el axioma freudiano de matar al padre: el Madrid, desde 1956, es el padre del fútbol europeo, que es lo mismo que decir del fútbol mundial. Berlusconi aspiró con su gran Milan a ser el nuevo Madrid y el primer golpe de mano del Chelsea de Abramovich fue pescar a Makelele, desequilibrando el frágil centro del campo del Madrid galáctico. Pero Florentino cambió el panorama en el cambio de siglo con una visión muy clara, con una política de crecimiento exponencial a través de la inversión en futbolistas únicos que hicieran al mundo mirar otra vez hacia Chamartín. No era más que bernabeuísmo adaptado al tiempo del merchandising universal, al nacimiento de Internet, a la globalización. Hizo saltar la banca utilizando para sus clausulazos los recursos propios del Madrid, monetizando su escudo, su nombre, su tradición, su prestigio, su aura y su historia.
El fútbol comenzó a derivar en otra cosa distinta, gente sin arraigo cultural ni moral en la civilización mediterránea que se salta todos los códigos imponiendo la fuerza del dinero. Abramovich llevó el galacticismo de Florentino Pérez a un nivel grotesco, deformado
Abramovich, en cambio, recurrió exclusivamente a su patrimonio personal, que es infinito. En cierto modo su antecedente más directo fueron el mismo Silvio Berlusconi y Massimo Moratti, aunque el Milan y el Inter no pueden compararse con el Chelsea: ambas son instituciones venerables ungidas por una historia, organizaciones asoleadas. Pero sobre todo Berlusconi sí que puede ser considerado el modelo, el precedente, si hiciéramos una genealogía de la deriva plutocrática del fútbol: un oligarca que acumula una fortuna y que la pone al servicio de un club de fútbol que a su vez le sirve de autopromoción o de blanqueo, de dinero o de lo otro. A diferencia de Berlusconi, no obstante, Abramovich no tiene intenciones políticas, no quiere ser el primer ministro de Gran Bretaña, digamos que le interesa un perfil más discreto, pues tampoco se puede pasar por alto el hecho de que su fortuna tiene un origen muy político: la merienda de negros que siguió a la caída de la Rusia soviética.
Roman Arkadiévich Abramovich es un huérfano del Volga criado por unos tíos en Komi, una región de la Siberia europea entre los Urales y el Océano Glacial Ártico, riquísima en petróleo. Fue un mal estudiante pero aprendió pronto a buscarse la vida: ya en la mili ganaba dinero trapicheando con repuestos de automóviles y gasolina de los tanques. Se sacó, para entendernos, una efepé en Mecánica, en Moscú, y con el dinero ahorrado con su espíritu emprendedor mientras servía en el Ejército Rojo empezó a manejarse con soltura en los ambientes del mercado negro tardosoviético: importaba juguetes de plástico que vendía en su propio apartamento en Moscú, vendía coches, enteros o por partes, y comerció con gasolina en Omsk, la capital del sur de Siberia donde estuvo preso Dostoyevski. Sorteando los problemas con las autoridades, surfeó con pericia la turbia marejada que siguió a la perestroika de Gorbachov y sus mercaderías petroleras lo pusieron en contacto con el hombre fuerte del Kremlin de Boris Yeltskin y la Rusia postsoviética: Boris Berezovski.
Berlusconi que puede ser considerado el modelo, el precedente, si hiciéramos una genealogía de la deriva plutocrática del fútbol: un oligarca que acumula una fortuna y que la pone al servicio de un club de fútbol que a su vez le sirve de autopromoción o de blanqueo, de dinero o de lo otro
Abramovich tenía el talento y el olfato necesario para triunfar en el bazar ruso postcomunista. Con Berezovski, el patrón de los oligarcas que se hicieron de oro en la anarquía que siguió a la caída del Muro de Berlín, compró la petrolera Sibneft, desamortizada por Boris Yeltsin entre 1995 y 1997. Sibneft es ahora propiedad de Gazprom, para entendernos. Berezovski y Abramovich la compraron por cien millones de dólares después de que el primero urdiera en torno a Yeltsin la reorganización en ella de todos los bienes petrolíferos estatales de la recién creada Federación Rusa. Abramovich vendió su parte, catorce años después, por cerca de dos billones de dólares. Su sociedad con Berezovski, que fue el arquitecto de la privatización a mansalva efectuada en Rusia en los noventa, le fue extremadamente rentable: Abramovich invirtió en aluminio, industria automovilística y en Aeroflot, la mítica compañía aérea de la URSS. A principios de los 2000 ya es billonario y diputado en la Duma por Chukotka, distrito de la Siberia asiática en el mar de Bering. De Chukotka era gobernador cuando compró, por 200 millones de libras, el Chelsea, en 2002, que estaba en bancarrota. A esas alturas Putin ya era el nuevo jefe en Rusia y entre ceja y ceja tenía a Berezovski, de quien muy pronto Abramovich se cuidó de alejarse: el gran oligarca había caído en desgracia, abandonado Rusia y erigido de repente en la estrella de la oposición política a Putin. Abramovich, sin embargo, siguió arrimado al árbol del Kremlin, desarrollando un perfil público de benefactor (ha donado ingentes cantidades de dinero a la región de Chukotka para construir colegios y hospitales, y ha obtenido la ciudadanía israelí al colaborar económicamente en la lucha contra el antisemitismo) y de simpático connoisseur, coleccionista de arte y chairman del Chelsea.
Abramovich lleva operando discretamente entre Moscú, Suiza y Londres desde entonces. Es hijo y señor de la oligarquía rusa, ese ecosistema híbrido y sinuoso en el que los intereses del Estado y de las grandes fortunas rusas conforman una inextricable simbiosis. Según Bloomberg su fortuna ronda los 15 billones de dólares. Es el dueño de Evraz, la segunda fabricante de acero de Rusia, y accionista de Nornickel, el mayor productor de níckel refinado del mundo y el mayor productor de oro de Rusia. Toda esta mina de dinero de color marrón es la que sustenta el poderío actual del Chelsea, vigente campeón de Europa. El Chelsea tenía dos Recopas de Europa antes del ruso: la primera se la ganó al Madrid en Atenas. También tenía una Supercopa europea que, es curioso, se la ganó de nuevo al Madrid, en el 98. Es un club cuya particularidad más idiosincrática no tiene nada que ver con el dinero de la Rusia postsoviética: el Madrid, que es el asesino de las finales por antonomasia, ha perdido las dos que ha jugado contra el Chelsea, al que nunca ha derrotado en partido oficial. En las semifinales de hace un año se plasmó toda esa impotencia histórica desde un punto de vista incluso físico, la superioridad era demasiado evidente.
El Chelsea de Abramovich no es sólo el padre espiritual del PSG de Nasser, sino que sin Abramovich y sin la conexión rusa los qataríes jamás se habrían llevado el Mundial al Golfo
La invasión rusa de Ucrania parece estar poniéndole el punto y final a la “Era Abramovich” en el Chelsea, pero lo cierto es que el equipo es el mismo que vapuleó al Madrid de Zidane el pasado mes de mayo, el actual campeón de Europa como digo. El Madrid tiene ante sí al príncipe de la degradación cultural del fútbol moderno. El vínculo Chelsea-Qatar va más allá de lo simbólico. El Chelsea de Abramovich no es sólo el padre espiritual del PSG de Nasser, sino que sin Abramovich y sin la conexión rusa los qataríes jamás se habrían llevado el Mundial al Golfo. Abramovich fue la primera gran fortuna extraña a Europa occidental que demostró cómo se podía utilizar un gran club de fútbol como agencia de publicidad a nivel mundial. Si el Madrid, derrotando al Peseyé, le cortó una oreja a la claudicación moral de Occidente en los últimos veinte años ante el oro negro arábigo, ahora debe cortarle la segunda en el miura ruso de Londres. El rabo, qué bonito sería, estaría esperando en Manchester.
Getty Images.
Buenos días, precioso, interesante y esclarecedor artículo sobre la "obra y milagros" del Sr, Abramovich, esperemos que Carletto, no colabore, y no nos ponga un 4-3-3 que haga que salgamos con el centro del campo perdido de antemano, no hay que olvidar que hay una vuelta en Madrid y los goles fuera de casa ya no valen doble.
Saludos blancos y anti atléticos
Pues ya sabe usted. Póngase en contacto con Fred Gwynne, que tiene hilo directo con Florentino Pérez, y exponga sus conocimientos futboleros plasmando alineación y a táctica a seguir.
Buenos días, no hace falta con que me lean en La Galerna es suficiente, Courtois, el chaval del Castilla Santos de lateral derecho, Alaba( con reparos, porque no hay otro, con calidad suficiente) Militao, Mendy, Casemiro( con reparos, que lleva una temporada floja, pero no hay otro) Valverde por la derecha ,Camavinga por la izquierda, Ceballos de enganche( Modriç para el 2ºtiempo, según vaya el tema) arriba Vinicius con libertad para moverse por todo el ataque, y Benzema
Saludos blancos y anti atléticos
Buenos días tenga usted, caballero. No le acabo de comprender. Da la brasa que es un “portento” con las tácticas y las alineaciones , pensando que le van a hacer caso, que Fred. Gwynne se pondrá en contacto con el preso, ¿ y ahora nos cuenta que ya le es suficiente con escribir aquí ?
Echamos de menos sus diatribas sobre el coste de la remodelación del estadio y sus críticas sobre el aforo del mismo.¿ Por cierto, sería tan amable de explicarnos cuántos nombres de usuario utiliza y por qué?
A ver si ingenia una respuesta interesante y mínimamente creíble.
Gran artículo. Da gusto leerte.
Me conformo con que no muestren más acierto de cara al gol que la temporada pasada. Conociendo a la Carletto family me da a mí que aplicarán eso tan castizo de mantenella y no enmendalla, con lo que, como ya pasó la temporada pasada, y nos pasó ante el farsa (y, en parte, contra el Celta el sábado pasado ), veremos flechas pasarnos por encima y rezando para que entre Werner y Courtois no nos caiga la del pulpo. Aunque, claro, ojalá me equivoque y me tenga que comer mis predicciones con patatas.
Me gusta la alineación de Comunero…pero todos sabemos que es absolutamente utópica.
Jugarán los de siempre con un “catenacio “tirando a salvaje,tipo partido de Paris y confiando en que no marquen.Es lo que hay.
y la vuelta al ruedo en París. Ole.
Cuanto aficionado sabio que arreglaría el Madrid, en particular, y el mundo en general. Seguro que como entienden de todo, de política, de mujeres, de informática, de toros, de geografía , de lo humano y lo divino, entonces seguro que también tienen solución para el conflicto en Ucrania.
"conflicto"
Buenas tardes, sobre la remodelación del estadio. Entre paréntesis
(El Madrid aplaza el final de las obras del Bernabéu lastrado por la falta de abastecimiento
El conjunto blanco, que debía adjudicar el pasado viernes las obras de los palcos VIP del remodelado estadio, no ha lanzado la licitación de los contratos, cuyo valor superaba los 120 millones de euros.
El Madrid aplaza el final de las obras del Bernabéu lastrado por la falta de abastecimiento
Real Madrid no lanzó la licitación de dichos contratos, valorados en 125 millones de euros, lo que llevará a perlongar en el tiempo la finalización del estadio
P
Real Madrid deberá seguir esperando para ver finalizado por completo su nuevo estadio. El conjunto de Chamartín ha visto como la invasión de Ucrania ha dificultado el abastecimiento de materiales de construcción ha supuesto otro aplazamiento en la finalización de las obras, que probablemente se alarguen hasta el próximo curso.
Según ha avanzado El Confidencial, el pasado viernes debían haberse adjudicado las obras de los palcos VIP y los interiores del nuevo Bernabéu. Sin embargo, Real Madrid no lanzó la licitación de dichos contratos, valorados en 125 millones de euros, lo que llevará a perlongar en el tiempo la finalización del estadio.
Hace tres años, cuando arrancó la remodelación del Santiago Bernabéu (cifrada en 575 millones de euros, al 2,5%), el club blanco se comprometió a terminar las obras en un plazo máximo de tres años (agosto de 2022), si bien no ha sido capaz de cumplir con los términos.
Real Madrid pidió un préstamo de 250 millones de euros en el 2021 al 3% para poder ejecutar el césped retráctil
El levantamiento del nuevo complejo también anotó un revés económico hace apenas unos meses. En noviembre, Florentino Pérez convocó una asamblea extraordinaria de socios para poder pedir un crédito de 250 millones de euros con el que poder ejecutar con total garantías el césped retráctil.
Según el medio, Real Madrid trabajaba con la idea de que dos de los tres anillos que circunvalan el estadio estuvieran listos en junio, para así poder comercializarlos en verano y, desde el próximo agosto, empezar a alquilarlos a empresas y particulares para sacar rédito.
Al no haberse adjudicado los trabajos de las salas interiores del Santiago Bernabéu, las empresas que optaban a realizar las obras han decidido dejar de reservar materiales y hacer uso del equipamiento en otros trabajos ya en marcha)
Saludos blancos, y anti atléticos
Entonces tú que siempre has dado la barrila pidiendo construir uno nuevo con un aforo próximo a los 200.000 espectadores ... te has puesto en evidencia.
Por favor, no usen "billón" al estilo anglosajón.
Son patanes ajenos al sistema métrico decimal.