El Madrid F.C. conquistó su primera Liga en la temporada 1931-1932. Tras el parón, los jugadores volvieron a los entrenamientos con normalidad y con un nuevo técnico al frente, el inglés Robert Firth. En materia de fichajes, el club se movió en los despachos firmando a Pedro Regueiro, Valle, Ordóñez y Gómez, entre otros.
El equipo blanco realizó una gira por Canarias que duró un mes entre julio y agosto y luego descansó veinte días antes de iniciar la pretemporada del curso 1932-1933. El cuadro merengue tenía varios duelos concertados, entre ellos dos contra el Betis en las fiestas de Ayamonte (Huelva) los días 9 y 11 de septiembre.
Todo se desarrollaba con tranquilidad en el día a día madridista hasta que saltó la noticia en los periódicos nacionales y madrileños los días 8 y 9 de septiembre. "Quincoces y Ciriaco se niegan a firmar por el Madrid F.C." o "Ciriaco y Quincoces no quieren firmar la ficha", fueron algunos de los titulares.
La noticia era sorprendente y causó gran revuelo e inquietud en la afición. Los dos jugadores que al fichar en 1931 lo hicieron por cuatro campañas, tenían tres temporadas más de contrato y eran las fichas correspondientes a esa campaña y que se depositaban en la Federación Castellana de Fútbol las que no querían firmar.
La razón esgrimida por la célebre pareja de defensas es que reclamaban una prima especial de 5.000 leandras (pesetas) por estampar su rúbrica. La posición de los dos jugadores vascos venía de un tiempo atrás, cuando el Madrid firmó una mejora a Gaspar Rubio. Y es que en el pensamiento de Ciriaco y Quincoces sus méritos deportivos habían sido superiores a los de ‘El rey del astrágalo’. La postura del club es que no querían tratar nada que no fuesen las condiciones corrientes. “Firmen ustedes y cuando hayan firmado, ya veremos”, recogió el diario La Voz que comentaron miembros de la directiva a los jugadores.
La gerencia blanca tenía pensado, antes de todo este embrollo, conceder un premio en metálico a Ciriaco y Quincoces por su excelente labor la temporada previa, que fue clave para lograr el título de Liga. Sin embargo, ese premio se acababa de esfumar porque entregarlo en ese momento sería acceder al chantaje, según algunos directivos. Además, sería sentar un precedente volviendo a los peores tiempos del amateurismo marrón (profesionalismo encubierto) y se correría el peligro de que, tras ellos dos, siguieran los demás jugadores con el mismo espíritu pedigüeño.
El Madrid F.C. envió una carta a la Federación Castellana de Fútbol confirmando que los dos jugadores se negaban a firmar las fichas, declarándoles en rebeldía y avisando de que ejercería el uso de sus derechos federativos y de retención sobre los backs. El diario El Sol publicó que la situación entre futbolistas y club estaba “enconada” y que los defensas “no andaban muy propicios a la transigencia”. Ambos no estuvieron en la lista de Mr. Firth para viajar a Ayamonte y se perdieron los dos encuentros con el Betis en los que se improvisó una zaga con Quesada, Bonet y Gómez, estos dos últimos medios de posición natural. El artículo de El Sol finalizaba diciendo que “todavía se confía en una gestión oportuna que zanje todas las diferencias”.
Así fue y unos días después El Heraldo de Madrid explicaba que Ciriaco y Quincoces capitulaban sin condiciones. La Federación Castellana llamó a los dos jugadores la noche del día 9 para que se pasaran por sus instalaciones. Allí el dúo defensivo firmó sin dificultad alguna en presencia del secretario federativo, el señor Luis Álvarez. Durante la tarde habían arreglado sus diferencias con el club blanco sin recibir nada de la prima requerida y depusieron la actitud en la que se hallaban.
La gran dupla defensiva se reincorporó a la disciplina del equipo con celeridad y ya disputaron en el once inicial el siguiente encuentro de la pretemporada contra el Hércules en la inauguración del estadio de El Bardín, en Alicante.
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Excelente artículo, sobre un incidente del cual no tenía ni idea, vamos que lo de los señoritos futbolistas no es de ahora. Gracias D. Alberto