Un profesor que tuve en mi juventud y al que admiré mucho explicaba el arte moderno como un cúmulo de tendencias tendenciosas. Al madridismo desde fuera lo ven como una cosa estática, un estanque de gentes de orden y señoritos presumidos, como sacados de una novela de Manuel Longares, que quedan en el Bernabéu los domingos como quien queda a tomar el aperitivo en José Luis o alguno de esos sitios setenteros. Grave error, como de costumbre. El madridismo es un turbión, una cosa convulsa donde, como en la historia del arte moderno o en la pampa y arrabal borgiano, brillan las navajas y descuellan ismos ramonianos, tendencias tendenciosas, herejes y ortodoxos. Una escuela medieval de teología parece a veces el madridismo, tan limpiamente cartografiada aquí hace tiempo por Pepe Kollins.
El otro día se perfilaba también aquí Mario de las Heras, muy en Rafael de Paula –todo lo interesante que pasa en el madridismo fuera del campo pasa en La Galerna, eso es un hecho–, y decía que el mundo se divide en benzemistas y antibenzemistas. El Faerna benzemista titular es Número Tres, que te puede mandar a los padrinos si le faltas a Karim, y hace bien. Yo le llevo las pistolas si es preciso, aunque no me cuento entre la facción. Por eso me parece especialmente oportuno salir aquí al ruedo en defensa de nuestro no nueve, una figura retórica que no carece de atractivos, un poco como esa astringencia de Duchamp, que escaló a pope de la modernidad jugando al ajedrez y sin levantar una ceja, que ya tiene mérito. Dice Gary Lineker sobre Karim que un gol cada dos partidos en el Madrid no es nada especial. A Duchamp le bastaron un par de obras propiamente dichas para convertirse en parteaguas del arte moderno. Picasso pintaba febrilmente hasta las alpargatas nuevas de su hija Paloma y tiene el mismo estatus. ¿Y qué? Como si a Roma se llegara solo por un camino.
Cuando digo que no soy benzemista digo que a mí me hubiera gustado ver más minutos a Morata la pasada temporada, aunque nadie podrá decir que tuvo pocos. Digo incluso que la simpatía que me inspira Karim no alcanzaba la cota de la que me inspiraba aquel Higuaín que llegó como de tapadillo de River, manantial porteño del que siempre vienen aguas limpias a Chamartín desde los tiempos de Don Alfredo, y al que la afición le hizo deshacer un traspaso cantado (¡Pipa quédate!) para ponerle ceñudo puente de plata apenas un año después. La afición, esa piuma al vento.
Todo eso digo y más, pero ocurre que el martes vimos un excelente partido de Copa de Europa que se saldó con un empate del Madrid con el Tottenham. Vimos un partido que el Madrid jugó francamente bien y en el que le faltó gol para meterlo en el zurrón, aunque no deba ignorarse que los Spurs jugaron sus bazas de la mejor manera imaginable y que también pudieron llevarse el gato al agua de haber afinado más ante Keylor. En consecuencia, se habló mucho de los porteros porque mucho tuvieron que ver en el resultado, pero solo se habló de un delantero. Benzema, en efecto, fue uno de los mejores del Madrid, más productivo que Isco –que no estuvo mal sin hacer un partido memorable– en la fabricación del juego de ataque, hasta el punto de que armó con mucho talento la penetración de Kroos que acabó en el penalti salvador. Pero ni los comentaristas televisivos ni los cronistas se detuvieron en esto, sino en un cabezazo que Hugo Lloris sacó al modo milagroso del mejor Casillas. Los de la tele dijeron lo del milagro, pero también que un nueve tiene que meter eso, lo que prueba una vez más que si uno se dedica al periodismo deportivo está exento de ese requisito elemental de la lógica que impide afirmar al tiempo una cosa y su contraria. Benzema hizo un buen partido, de hecho viene haciéndolos con cierta regularidad en este inicio de temporada, pero lo único que le salva del disparadero de la crítica y de una facción del madridismo es que Bale sea también de la partida. Como al galés le queda aún alguna jornada más en boxes más vale que vayamos acostumbrándonos.
benzema viene haciendo buenos partidos desde principio de temporada
El de Benzema es un caso único; al menos yo no recuerdo otro así. Tiene mucho de esos jugadores de culto intermitentes e irregulares que despiertan pasiones desmedidas de una minoría y desdenes mayoritarios de quienes, reconociendo su talento y su clase técnica, piensan que no compensa tanto altibajo. Pero también es de esos que gustan a los entrenadores, que valoran su aportación táctica, su capacidad de resonancia, la repercusión de su juego en sus compañeros. Normalmente, los de esta segunda especie no son jugones, sino tipos de fútbol gris, más inteligentes y sacrificados que brillantes. De ninguno de ellos se vio nunca algo como ese triángulo de las Bermudas que se inventó el francés en el Calderón, uno de esos episodios que los madridistas trasmitirán de generación en generación. Durante años, el argumento periodístico fue que era un intocable de Florentino frente a un Higuaín heredado y cimarrón. Puede que por eso no se valorara la confianza que le otorgó Benítez el breve, que lo estimuló públicamente para que se esforzara más de cara a puerta con buenos resultados. No es Benítez sospechoso de dejarse impresionar por los exquisitos; a él debemos, aunque nadie se lo reconozca, dos aportaciones de fuste: esa confianza en Benzema que no se supo ver y el asentamiento de Casemiro en la alineación, que trajo una solidez al mediocampo que andaba algo extraviada desde la marcha de Xabi a Múnich. Como la evidencia acaba siempre por imponerse al periodismo, hoy ya nadie saca a relucir a Florentino en la ecuación. Es palmario que quien apuesta por Benzema es Zidane y eso son palabras mayores. Zidane no es caprichoso, de hecho Casemiro no parecía contar para él al principio y no dudó en alistarlo tan pronto como vio que lo necesitaba. Pocas veces habrá sido tan explícito sobre un jugador como lo ha sido a raíz de la displicencia de Lineker.
A mí me incomodan estas querellas en la misma medida en que me importa un bledo a quién le dan el Balón de Oro si al final de año cae una orejona. Decía el otro día Marcos Mundstock al recibir el Princesa de Asturias que el humor es un fenómeno social, como prueba el hecho de que nadie se cuenta un chiste a sí mismo. Del mismo modo, el fútbol es un tapiz y para tejerlo hacen falta muchos hilos, si no estaríamos hablando de tenis. Entiendo que Benzema dé lugar a malentendidos porque una camiseta con el nueve genera unas expectativas de killer que no acaban de cuadrar con sus (muchas) virtudes, pero tampoco cuesta tanto ajustar las expectativas a esas virtudes. Inténtenlo y verán que son más felices. Benzema da otras cosas, y más en el Madrid, que tiene de casi todo y precisamente por eso no le sobra nada. Tampoco es que sea manco en goles: ya ha alcanzado a nuestro epónimo Don Paco, otro que no era un killer ni falta que le hizo ni a él ni al club: 248 goles entre 2004 y lo que llevamos de 2017 frente a los 291 que hizo Lineker en toda su carrera (1983-1994); tampoco es tanta diferencia, a Karim aún le queda cuerda para unas cuantas temporadas y a cambio hace cosas que nunca estuvieron al alcance de Lineker. Yo no soy benzemista, pero no sé dónde está escrito que haya que serlo para disfrutar sin tasa del talento de los que están en mi equipo.
Número Uno.
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos
Una tercera aportación de Benítez que ha dado muy buenos (e inesperados) resultados fue rescatar a Lucas Vázquez
El trabajo gris de Benzemá está mas valorado que marcar goles,eso es lo que entiende mucha gente y sobre todo ZZ...bravo entonces.Yo creo que hay jugadores que son capaces de hacer ese trabajo gris y también aprovechar oportunidades de gol.Si Karim está para que aplaudamos sus desmarques,sus buenos controles y sus pases al hueco y que encima cada vez que marque un gol de cada equis oportunidades haya una legión de Benzemitas que nos digan :"Ves,Benzemá también marca goles" pues nada,hay que callarse porque los demás no sabemos nada de nada.Hay gente que nos da igual si es el preferido de ZZ o si a Florentino le gusta o le disgusta,sino que preferimos otro tipo de jugador para nuestro equipo,es muy fácil de entender,nada que ver con conspiraciones mediáticas.
"Trabajo gris". Curioso, yo a Karim lo veo siempre en Technicolor.
Y, en 3D y 16K.
"si es el preferido de ZZ" o "si a Florentino le gusta" , argumentos futbolísticos demoledores.
Los argumentos futbolísticos demoledores a los que hago referencia no los digo yo,sino que hago referencia al texto:
"Si a Florentino le gusta"...el texto dice: "Durante años, el argumento periodístico fue que era un intocable de Florentino frente a un Higuaín heredado y cimarrón"
"Si es el preferido de ZZ" el texto dice: "Es palmario que quien apuesta por Benzema es Zidane y eso son palabras mayores".
Para mi Karim está tan lejos del technicolor como Asensio del negro alquitrán.