El Barça es el teatro

Buenos días. Para el portanalismo, desde luego, es un día antológico. Nuestra labor, tan frecuentemente ardua, tan poco recompensada en general, hoy es un lecho de rosas, un crucero de placer. En ocasiones se abren los cielos y una portada cae sobre nosotros como maná, dejándonos el trabajo hecho, procurándonos una inesperada sensación de plenitud. Hoy nuestro trabajo es tan fácil que resulta prácticamente desconcertante. Hoy una primera plana se nos antoja tan absolutamente elocuente, tan expresiva aunque sea de manera involuntaria (o tal vez por serlo), que no cabe nada que añadir a ella. En ocasiones, muy de vez en cuando, por descuido, o porque las musas juegan a veces malas pasadas, surge una portada que viene ya portanalizada de casa.

El Barça ganó en Old Trafford merced a un autogol de Shaw y después de una de las más sonrojantes exhibiciones de dotes interpretativas por parte de los dos más estrictos seguidores del método Stanislawski que hay en esa plantilla: Suárez y Jordi Alba.

-Y Busquets?

Busquets lleva un tiempo estancado en su desempeño actoral. Nos duele decirlo porque es mucho amor el que se tiene por Busi en La Galerna, pero es así. Jordi y Luisito han refinado enormemente el arte de fingir agresiones en las situaciones más inopinadas, y han hecho pasar a Busi por un actor algo trasnochado que conserva parte del pretérito esplendor, sí, pero que no se recicla. Cuánto tiempo hace que Busquets no nos sorprende con algo? Luisito y Jordi, en cambio, nos han brindado hallazgos como el penalti por patada contra el césped, que repiten continuamente y que tantos réditos han procurado a los culés, hasta el punto de haber sido probado con éxito por el mismísimo Messi, que no podía quedarse atrás con respecto a sus compañeros. Busquets, en cambio, y aunque conserve el buen hacer, ya no innova. No sulibeya. No engancha al espectador como antaño.

El Barça en su conjunto, con todo, sigue siendo la mejor compañía futboteatral del planeta, y el partido de ayer en Old Trafford abundó en una nueva prueba de ello. Destacaron (cómo no) Jordi y Luis, Luis y Jordi.

El de Hospitalet, que nunca cesa de maravillarnos con nuevas técnicas interpretativas, ensayó esta vez lo que los expertos ya han bautizado como “vahído direccionado al estómago del rival con posterior croqueta denigrante”.

Por su parte, el uruguayo volvió a epatar a propios y extraños con una artimaña que ya tenía patentada, y que jamás cesará de maravillarnos: la agresión del balón. El esférico llueve del cielo, impacta en la colleja de Luisito y este se revuelca por el césped como si hubiera sufrido un politraumatismo craneoencefálico que en buena lógica debiera acabar con algún rival en el vestuario.

Y cuál es, de todos las posibles, el titular que Mundo Deportivo escoge para resumir todo esto? Lo que os decíamos, queridos amigos: a veces la vida es tan inesperadamente hermosa que casi duele. Qué podemos añadir a la descarnada confesión de esta portada?

Sí, amigos. “Dueños del teatro”. O la torpe alusión al “teatro de los sueños” de Old Trafford le ha salido a los de MD por la culata, o se trata de una meritoria confesión por parte de los de Folch. Dueños del teatro. Y tanto que sí. Dueños, promotores, actores, directores y tramoyistas. Ya no es que el Barça haga teatro, amigos galernautas. El Barça ES el teatro.

Gracias, amigos de Mundo Deportivo, por vuestra honestidad. Gracias por admitir lo que todos sabíamos pero necesitaba de vuestro refrendo. Hace falta valor para admitir la caspa teatral que vuestro equipo luce invariablemente sobre los hombros. Os honra el confesarlo.

Cómo comprenderéis, esta portada eclipsa por completo a las otras tres. Eclipsa incluso a la de Marca, en la que Pablo Iglesias se pregunta por qué es tan difícil que un futbolista salga del armario. No conocemos la respuesta, pero sí sabemos quién, merced a la portada de Mundo Deportivo, impelido por ella, ha salido hoy del armario: Stanislavski.

Es del Barça.

Pasad un buen día.