Aunque fuera de esperar, no ha dejado de sorprenderme la voz entrecortada de muchos periodistas y comentaristas del Barça al tratar la polémica de Messi y Abidal. La gravedad de sus expresiones, el tono apagado y hasta la mirada perdida, eran las propias de cualquier velatorio. Ayer, de hecho, fue el verdadero adiós de Messi. No el día que se va ni tan siquiera el que lo anuncia, pero sí el que, por primera vez, deja constancia de que ya queda poco. Digamos que Messi ayer comenzó a irse.
No todo es tan sencillo como nos lo presentan los medios, culpando a Abidal de una barrabasada. Messi es un jugador de una trascendencia absoluta en el Barcelona. Su peso trasciende a todo lo vivido hasta el momento. Superior incluso a figuras fundacionales como Kubala o Cruyff que regeneraron al club en sus respectivas épocas. Tan enorme que ha situado a la institución al borde del colapso. No obstante, hay un segundo factor excepcional que también ha facilitado que esto sea así: la confluencia de este futbolista legendario junto a una de las directivas más disparatadas de la historia del Barça.
Hablamos de una entidad que envía compulsivamente ofertas para fichar a jugadores pero advirtiendo a los clubs de que no puede pagar. Una entidad que negocia con un futbolista para que se incorpore al equipo, en la misma sala del juzgado en la que esperan para declarar por una denuncia millonaria que dicho jugador ha interpuesto contra ellos. Una institución que destituye a un entrenador que, a mitad de temporada, era líder en todas las competiciones porque la anterior “solo” conquistó la Liga. Un club que ficha como recambio a un técnico que nunca ha ganado nada y que además proclama que lo que a él verdaderamente le importa es el estilo. Un entrenador que tradicionalmente juega con un esquema de tres centrales, pese a lo cual, lo primero que hace el club es ceder a uno de los cuatro de los que disponen. Una directiva cuya reacción ante la lesión de uno de sus tres delanteros titulares es vender a uno de los cinco de los que disponían, dejando al equipo sin recambios en ataque.
Despropósitos llevados a cabo por la junta, pero también por el desequilibrio provocado por Messi. El económico, sin lugar a dudas, a consecuencia de los más de cien millones brutos de coste anual de su ficha. Pero también el de su influencia en la institución en otros órdenes, incluido el deportivo. Un jugador capaz de decidir la destitución de un vicepresidente económico y un director deportivo, tras reprobarlos en público (Javier Faus y la más que probable de Eric Abidal), de afear a la directiva por no hacer lo necesario por cerrar el fichaje de su amigo Neymar o, simplemente, para sostener a un entrenador como Valverde, que les permitía hacer aquello que les apetecía.
Porque ahí radica uno de los grandes problemas que afecta al equipo, como bien explicó Xavier Bosch en aquel artículo de Mundo Deportivo que tanto indignó a Gerard Piqué: el poder de un vestuario tan acomodado como los segundos previos a un córner en Anfield. Un vestuario capaz de decidir que la prensa no grabe los entrenamientos por la cuenta que les trae, de desautorizar al preparador físico que les pide que den vueltas al campo, de acabar con las sesiones dobles o de imponer días festivos para viajar a donde les plazca, como les plació hacerle entender a Setién, a los quince días de su llegada, que las dobles sesiones y los entrenamientos el día después de partido, eran ideas equivocadas.
Esa dejadez a la que precisamente hizo mención ayer Abidal y que era secundada por una inmensa mayoría de barcelonistas, que ahora, de sopetón, se niegan a reconocer una realidad que les resulta insoportable: que quien la lidera no es otro que el que durante tantos años ha estado marcando goles y salvando partidos, junto a un grupo de veteranos por todos reconocibles. Fue Messi, precisamente, el que más defendió a Valverde hasta el último instante, con repetidas declaraciones negando la responsabilidad del técnico extremeño en las eliminaciones de la Champions. Y ha sido Messi el que ahora sentencia a su ejecutor.
Pero la de ayer fue la tercera vez que cantó el gallo. La primera ocurrió a finales de noviembre cuando el argentino, en una entrevista a Sport, declaró que tenía una cláusula liberatoria, entre otras cosas, porque “quiero ver que hay un proyecto ganador. Quiero seguir ganando cosas en el club. Y para mí no significa nada la cláusula o el dinero. Me muevo por otras cosas. Lo más importante para mí es tener un proyecto ganador”. La segunda fue en su discurso en la Gala del balón de Oro, cuando, tras recibir su sexto galardón, declaró “soy consciente de la edad que tengo y estos momentos se disfrutan muchísimo más porque se va acercando el momento de la retirada y es difícil”. Y la tercera ayer, dejando clara su disconformidad con el rumbo de la dirección deportiva.
En unos meses, Messi cumplirá 33 años. Es probable que todavía le queden un par de temporadas de buen rendimiento. ¿Es el Barcelona actual por plantilla, por capacidad económica para reforzar al equipo y por la claridad y aptitud de sus dirigentes el lugar idóneo para conformar ese proyecto ganador que reclama el argentino para gastar sus últimas balas?
A tenor de su crítica de ayer y de la voz temblorosa de los comentaristas azulgranas, no. Y esto es algo que va mucho más allá de Eric Abidal.
Grande Pepe. Mejor explicado imposible.
Apunte gramatical. Pretérito perfecto simple del verbo placer, tercera persona del singular: plugo.
Hola, Olimán
Gracias por el apunte. Conocía la forma, pero opté por "plació" que también está aceptada.
Saludos.
Se avecina la renovación de contrato más grande de la historia del fútbol.
En general no me gusta hacer leña del árbol caído (aunque a final de temporada te diré si el árbol está o no caído), pero creo que dirigir un club es muy complicado, y si en vez de poner los cinco sentidos en ello, tu máxima preocupación es la dimensión política de ese club, pues por ahí comienzan los problemas.
Entre las barrabasadas de la junta echo de menos el dispendio que se está haciendo en aras de tener repercusión internacional en todas las secciones cuando necesitan echar mano de créditos para poder pagar los salarios de los jugadores.
No es que me den pena, ojalá sigan en ese rumbo errático 20 años más, hasta que despierten y se den cuenta de que, a pesar de lo que las voces de cientos de periodistas pelotas les dicen, los demás clubes no se lo van a poner siempre fácil por ser la quintaesencia de la bondad, el amor, la paz y los derechos humanos.
Lo cierto es que, al igual que el Madrid, tienen muchos recursos, económicos también, para poder edificar algo serio, comenzando de cero, e ir creciendo poco a poco. Sin urgencias históricas, con paciencia. Algo parecido a lo que llevo diciendo del Real Madrid a mis colegas aquí desde la temporada pasada, cuando decía que si después de 4 de 5 en copas de Europa no podemos tener paciencia, cuándo la vamos a tener.
El Barsa se encontró con una camada formada por jugadores como Cesc, Messi, Xavi, Iniesta, Piqué, Pedro y Busquets. Eso ocurre una vez cada 50 años, a nosotros nos pasó con la Quinta del Buitre. Desde la Prensa se sobredimensionó ese hecho, se creyó que no era algo circunstancial sino esencial, y el Barsa parece hundirse víctima de su propio engaño.
Aprendamos la lección, o lecciones. Ningún equipo es eterno, hay rachas buenas y malas, no hay que dormirse y hay que procurar hacer las cosas siempre bien.
Es malo que un jugador se haga el dueño del vestuario.
Educada y correctamente el autor del artículo ha expuesto la situación pechito frío-farça. Se nota que yo no escribo con la pluma de lo políticamente correcto. Creo que me lo puedo/pueden permitir.
Sin repetir , a mi manera, aspectos que ya ha abordado adecuadamente el autor, sí digo que "lo nan hormonat" es un fraude total. En lo económico, en lo deportivo y en lo personal. Que, además, está presto el momento de su adiós al club que ha explotado-extorsionado ; que va a abandonar a los culers y se va llevar él todo el montante de la operación ...y que si no se ha ido antes, ha sido porque es muy limitado intelectualmente , tiene una personalidad bastante introvertida y tiene pánico - ya le cuesta un mundo en castellano- al ridículo que le supondría expresarse en inglés, francés o alemán. Y tampoco, obviamente, se iba a pirar antes porque aquí estaba protegido y respaldado por el establishment. ¿ Para qué irse antes de tiempo ?. ¿ Para qué precipitarse en la salida ?.
(*) Como les dé por actuar de manera poco habitual, hasta ahora, y los futbolistas "rivales" le dificulten los disparos y demás acciones de juego , como hicieron durante los últimos 75 minutos de juego los jugadores del Levante, se acabó lo que se daba. El careto de frustración del delincuente fiscal , durante y a la conclusión, del partido era más que considerable.
¡Bravo, Pepe, lo has expuesto brillantemente!
Grande Pepe. Está clarísimo que se avecina un calvario para el Barça, que en los años de Messi han visto como el Madrid ganaba 4 champions, y tienen un miedo atroz a que pasará a partir de ahora, porque se diga lo que se diga, nuestro futuro pinta bien, y el de ellos pinta negro.
Yo quiero ser cauto. Pero tenemos motivos para sacar pecho y para reconocer que nuestro club no ha hecho las cosas tan mal como parecía el año pasado, que hay planificación y que no se hipoteca el club por nadie ni por el corto plazo.
Pero el fútbol es caprichoso, irracional, y muy emocional. Pero hacer las cosas bien, ayuda. Y los jueces si quieren te machacan.
Se estaban haciendo cosas pensando en el futuro, este año se están viendo frutos, y cada año un poco más, hasta la madurez. Y volver a empezar.
Os puede la ilusión, el corazón...pero, esto funciona de otra manera...the tinglao.
Cerebro, mente fría...
Esto no es como empieza, sino como acaba.
Las crisis se resuelven ganando partidos.
Messi no creo que salga del Barcelona. Aquí cobra lo que quiere y la protección de la que goza en España, no la va a encontrar en ningún sitio. La única duda que le podría quedar es ir al PSG, con Neymar. Recuerdo que queda libre.
En cualquier caso, el Barcelona, en dos años libera las fichas de Suárez y Messi y si no renueva, Mbappe quedará libre y podrá ofrecerle el doble de lo que le puede pagar el Madrid.
Ojo con ello.
Joder Portega, mira que te leo y siempre espero tu punto de vista, pero no sé, si es porque eres muy negativo o prefieres dar un punto de vista para que ocurra todo lo contrario (hay gente que lo hace) pero de la misma forma que siempre y digo siempre, encuentras en el Madrid algo negativo (incluidas victorias importantes y títulos) sacas algo positivo en el Barcelona, aunque todo les huela a KK. Y sí , ya se lo de la exigencia y tal, pero es que lo tuyo tiene tela....