Supongamos que usted se muestra aplicado en su trabajo, que deja constancia de su eficiencia y que adapta su disponibilidad a las necesidades de su empresa más allá del horario que le compete. Llegado el momento en que se repartan aumentos o dividendos lo lógico es que su jefe lo haga, en alguna medida, en su favor y no de aquellos que han mostrado una actitud opuesta a la suya. Así debería ser por justicia, pero sobre todo por practicidad, puesto que de lo contrario los trabajadores, los que rinden y los que no, asimilarán que la actitud correcta, o cuando menos la más conveniente para sus intereses, es la que ha sido premiada.
En cualquier organización es imprescindible que quede claro que el mérito obtiene recompensa frente a la actitud poco adecuada para que cunda el ejemplo, de lo contrario el mensaje enviado será desconcertante y minará la moral de aquellos que lo han hecho bien. Siempre es conveniente explicar el porqué de las cosas, pero no hay palabras que provoquen mayor impacto que los propios hechos.
Supongamos que la irrupción de un delantero consigue cambiar la dinámica perdedora de un equipo que va a la deriva a mitad de temporada. Que ese futbolista logra aquello que parecía imposible: encadenar cinco victorias seguidas, o simplemente, desbordar las defensas de escuadras de primer nivel, generando peligro en cada intervención. Su rendimiento es, cuando menos, el segundo mejor de toda la plantilla. Le impulsa su calidad, pero también una actitud positiva y proactiva. Imaginemos ahora que ese jugador se lesiona y que, tras su retorno, un mes después, pero con otro entrenador en el banquillo, ya no vuelve a contar como titular. Sus apariciones en el once son esporádicas ya que se ha fichado a una estrella para jugar en su posición y, pese a la evidente mala forma del fichado, se opta por cambiarle a él de banda. Pero incluso ahí termina por quitarle el sitio otro compañero, sin duda voluntarioso, pero que, ni de lejos, llega al rendimiento que él había ofrecido a su llegada. ¿Qué interpretará el delantero relegado? Lo más probable es que entienda que su empuje, su ilusión y su saber hacer en el terreno de juego no sirven de gran cosa.
Planteemos que un defensa de una calidad indiscutible y con una trayectoria dilatada, comienza una temporada en un estado de forma deplorable. Que sus errores, producto de un estado físico inaceptable y de una tensión no siempre sostenida, son de tal grado que hasta entrenadores rivales reconocen en rueda de prensa que intentaron aprovechar la ventaja que supone la alineación de dicho jugador volcando el ataque por su lado. La situación se hace tan insostenible que comienza a relevarle un chico de las categorías inferiores, que desde el principio rinde con eficiencia, sin deslumbrar, pero demostrando una actitud y un oficio, pese a su juventud, que logra parar la sangría que había hasta entonces. En poco tiempo el canterano se hace con la titularidad. Pero un cambio entrenador propicia que el nuevo técnico se vuelva decantar por el veterano y él solo participa en dos de los once encuentros que faltan para terminar el campeonato. El cambio resulta un desastre, pero ello no impide que al jugador se le comunique que tiene que marcharse cedido. ¿Qué conclusión sacará no solo este chico sino el resto de la plantilla ante esta situación? Cuando menos, que la actitud, el esfuerzo y la seriedad no han sido recompensados.
Un jugador que rinde bien no solo está aportando en términos de productividad directa al equipo, también está brindando un ejemplo para el resto de cómo tienen que actuar. Pero que esa conducta ideal sirva como guía depende en última instancia de que el responsable la premie frente a los que demuestran lo contrario.
Un jugador que rinde bien no solo está aportando en términos de productividad directa al equipo, también está brindando un ejemplo para el resto de cómo tienen que actuar
Desde su retorno al Real Madrid este verano, James Rodríguez ha sido si no el mejor, uno de los dos o tres mejores en cada partido que ha disputado. Ha jugado bien en todos. Incluso en la debacle de París generó dos ocasiones de peligro y se desfondó trabajando defensivamente. Su presencia ha sido, en todo momento, sinónimo de peligro para el rival. Ha conectado con soltura con delanteros y ha sido fluido en su labor en el medio campo. Aquel aspecto que se le reprochaba, en su anterior etapa, de desidia o desconexión ha quedado en el olvido. Este nuevo James no para de correr, presionar y de robar balones. Hasta tres robó en cinco minutos, tras saltar al terreno de juego, en el último partido disputado contra el Granada. Solo fueron 12 minutos. Los suficientes para insuflar al equipo aquello que habían perdido tras encajar dos goles: la tan famosa intensidad. 14 minutos antes que él salió Isco Alarcón, jugador sin apenas rodaje esta temporada - posiblemente el futbolista de peor rendimiento el curso pasado - y del que nos tenemos que remontar a más de un año y medio para recordarle una buena participación. Desde entonces le estamos esperando.
El caso es que el propósito de enmienda del colombiano no ha servido por el momento de gran cosa. Sus méritos, que han constado para todos, no han tenido una recompensa proporcionada. Solo ha participado en tres de los cuatro últimos partidos en los que ha promediado 9 minutos de media, pese a que algunos centrocampistas del Real Madrid presenten indudables síntomas de cansancio por el exceso de minutos jugados.
Ahora llega el parón de selecciones y James Rodríguez ha renunciado a ir con su selección para quedarse en Madrid trabajando con Zidane. Una circunstancia que bien podrían imitar muchos. Bueno sería que el ejemplo, esta vez, sí tuviera su recompensa.
Siento decir que, en mi opinión, tiene usted razón en casi todo lo analizado.
Y lo siento porque yo admiro a Zidane. Mucho. Y no entiendo cosas que ha hecho entre la pasada temporada y la actual.
De todos modos, es difícil que James sea titular en el Real Madrid. No va a mandar al banquillo a ninguno de los tres de arriba y yo no lo veo en un mediocampo de tres. Quizás sí en un 4-2-3-1.
A mí contra el VARsa, me gustaría ese 4-4-2, con Mendy de izquierdo, en el centro Casemiro, Valverde, Kroos y Modric, y arriba Bale y Benzema, de banquillo las soluciones serían James, Hazard y Vinicius, o Lucas si hace falta más contención. Aunque Hazard dudo que sea suplente, y el damnificado será Valverde o Modric por el belga. Espero que Bale sea tan cumplidor como siempre y ayude en el medio.
Hay que trabajar mucho para ese partido las protestas, el VARsa ya viene mamado estos primeros partidos, a la mínima 6 jugadores rodean y se comen al árbitro. Lo mismo que hicieron en Champions con el Inter, sin tarjetas. Equipo bochornoso y vergonzoso.
Asi es esforzarse para que?
La trayectoria de James en lo que va de temporada es mejor que en la de su anterior etapa.
A nadie puede extrañar. Un jugador de fichaje carísimo ( entonces), no deslumbró en el Bernabéu y terminó por ganarse a pulso su ostracismo.
Debe de seguir con esa actitud. Le irá mejor que le fue. No es un caso único, sino común. Antes de acertar como en las dos últimas temporadas, Karim las fallaba una tras otra. Nadie en el planeta fútbol desconoce que Marcelo, perdida su velocidad, defiende mal. Sacar el tema de Isco, recién salido de una lesión es puro ventajismo.
Esta semana solo me faltó oír o leer, Valverde balón de oro. Solo por qué le salieron bien las cosas durante un partido. Lucas Vázquez ha sido maltratado por intentarlo todo y no salirle nada contra el Brujas. Este chico ha dado un rendimiento por encima de su clase, su nombre y su precio. ¿Odriozola saldrá aqui algún día?. Si.
Cuando falle un par de veces, no cuando acierte. En fin, llega el clásico. Cubrirse bien. No parar de cerrar. Ni un descuido. Solidaridad de los 11. James será necesario para filtrar pases en una defensa abierta. Humildad y madridismo.
Nadie que sepa algo de fútbol puede negar la exquisitez técnica de James. Una de las cuestiones a resolver en relación a este futbolista es la condición física. En su momento, hace años, se equivocó ;creo que postergó una operación por no fastidiarse las vacaciones y antepuso los intereses de la cafetera en detrimento de la blanca. Pero, es de sabios rectificar.
Méritos está haciendo, clase tiene. Decide Zidane, que es quien tiene datos y sabe más que nosotros (aficionados y periodistas).
Muy bien comentario. Estoy de acuerdo con el artículo, en cuanto a que visto lo visto en LOS PARTIDOS JUGADOS, James ha cumplido con nota, pero... ¿Estamos todos los días en los entrenamientos? ¿Vemos la actitud y rendimiento en el día a día de todos los jugadores?
No creo que Zidane ni ningún entrenador hagan una alineación para fastidiar a un jugador o para quitar a su equipo la posibilidad de ganar los 3 puntos. Al margen de lo que veamos desde fuera, confiemos en nuestro entrenador, que los conoce mejor que nosotros. Si hoy nuestro entrenador es Zidane, confiemos entonces en Zidane.
James es ahora mejor jugador que cuando se fue. Creo que le ha venido bien comprobar que no era "tan guapo como le decía su madre" al comprobar que también en el Bayern era carne de banquillo, y darse cuenta que, si Zidane no le ponía era porque tenía sus motivos, y que era él el que debía cambiar
Una vez que ha hecho ese cambio, es un jugador impresionante, y estoy encantado de verle con la camiseta blanca
Comparto todo lo dicho un muy buen artículo
James, Valverde, Casemiro, Kroos, Modric e Isco. Apenas 6 centrocampistas para 3 o 4 puestos, según se juegue 4-4-2 o 4-3-3.
Lo importante no es quien juegue, sino cómo y a qué jugamos.
Todos los citados son válidos, pero todos sabemos que no es lo mismo un partido que otro, y hay partidos en que hay que protegerse con un 4-4-2 por ejemplo en Barcelona, y es preferible jugar por ejemplo con James de enganche y sacrificar un delantero.