Buenos días, amigos galernautas. Hoy acumulamos ya un mes sin ver a nuestro Real Madrid sobre el verde. Nuestra travesía en el desierto suma unas 720 horas, esto es; 43.200 minutos en el secarral catarí, 2.592.000 segundos sobre las dunas de Doha y alrededores.
Y claro, nos ha dado un siroco.
Y más de cien años después, bajo los ecos contemporáneos de un segundo Desastre de Annual, a merced los soldaditos de la Roja de las hordas rifeñas de Abd El Krim, huérfanos del stream del General Luis Padrique, las tarascadas del Gavi I, Infante de España, o las cabriolas de un Pedri en chanclas y temperatura ambiente asombrando al mundo con su carisma, lo de Catar empieza a resultar sofocante. Tanto, que una vez más los peores vicios, las más supinas manías y los más turbios tics persecutorios comienzan a reproducirse sin mesura ninguna en las rotativas de la prensa deportiva a uno y otro lado de la delgada línea roja.
Roja tenía que ser.
Observen sin ir más lejos el aroma a inequívoca mofa que recoge este Marca tan preocupado últimamente por el clickbait más chusco y hortera mediante la dieta y figura de las princesas borbonas y la presunta conquista de futbolistas que no saben atarse los cordones. Queremos pensar que su primera plana del día busca ensalzar a un eterno Luka Modric cuyo requiebro en las postrimerías de la prórroga a su viejo amigo y compañero Casemiro entrará en los anales de la historia de los mundiales, aunque sea este, pisoteado por babuchas manchadas de sangre. Queremos creer que la portada pretende reivindicar la eterna juventud de un veterano que resiste a la irrupción de cracks micológicos por doquier —no es una errata— en tanto que brotan por todos lados como setas, generalmente alucinógenas. Queremos creer. Como los del Atleti, que nunca dejan de hacerlo, aunque aún no sabemos el qué. Pero va a ser que no.
Marca no quiere verte danzar como los zíngaros del desierto, Canarinha.
Ese es el tema.
Este mira quién baila, aparentemente inocente, en estos días de jeques y jequecas moras, con Mateu, descarriado, rompiendo allende nuestras fronteras el escaparate de la Liga, no hace sino posicionar a Marca en el nuevo Madrid vs Barça prefabricado: Brasil (Militao, Casemiro, Rodrygo, Vini): caca; Argentina (Messi): guay.
No había más que oír anoche los suspiros de las Mil y Una Noches de Carlos Martínez. Cual odalisca presa del sultán, solo le falto clamar porque le salvara Aladino.
La mejor prueba de este nuevo tejemaneje de los aviesos plumillas es la combinación del titular de Marca con el de Mundo Deportivo y compañía. Así como en el diario de Godó, grande de España, el que baila directamente es Messi, en el diario As Messi ríe y Neymar llora. Fíjense lo poquito que destaca hoy Sport ascendiendo por enésima vez a D10s al Olimpo.
Se les ve el plumero Verde Amarelo.
Un mundial peligrosamente preparado, que diría el Cholo cuando no tenía pelo.
Que se vayan a bailar a Copacabana estos brasileños de mierXXXXXXXX que mover el esqueleto y practicar zumba atenta contra la dignidad y los DDHH como el mundial de Qatar. Ya está bien, hombre, a bailar a su pXXX casa, o como muy cerca, al Bernabéu. La culpa del Madrid, claro. Apúntenle también lo de Marruecos.
Si es que esto de los bailes dantescos que tanto han hecho piar de indignación a las plumillas finas de la red social del pajarito azul de Elon Musk, no tiene punto de comparación con la edificante, evocadora y educativa actitud que mostraron ayer noche ante el mundo los jugadores de la selección argentina después de apretar el culo hasta sangramiento de esfínter para eliminar a la peleona Países Bajos de Louis Van Gaal.
Siempre negativos, nunca positivos, los albicelestes, con el ejemplo de su menudo y ceñudo capitán Leo al frente, se mofaron de los Orange recién eliminados tras una tanda de penaltis. Pocas veces se ha visto tanta clase desbordando el orbe del planeta futbol.
La guinda del pastel de la Pampa fue Lionel Andrés Messi Cuccitini llamando bobo a no sé quién mientras atendía a la prensa, después de encararse con el propio Van Gaal antes de entrar en el túnel de vestuarios.
Tanto baile, tanto baile, tanto baile… esto sí es señorío y #RespectForTheRivals de tronío.
Si lo llega a hacer Cristiano se lo llevan atado desde Catar los talibanes de Afganistán.
Busquen rastro de algo de esto en las portadas. Busquen. No lo encontrarán. Lo mejor que pueden hallar es un bronco perdido en la primera plana de Marca. Nada más.
Estaban todos más pendientes de marcar el baile.
Como el tonto de Iván Alejo. Sí, el colchonero con cresta oxigenada de Caponata ye-ye que juega en el Cádiz y conocido en su casa a la hora de comer, que clama por atención tuitera burlándose de Vini a través de Brasil. He aquí su torpe, mediocre y nauseabunda “gracia”.
El monito que no falte. Vendría a ser como una redada contra un grupo neonazi, no sé, como por ejemplo el Frente Atlético, y decirle el pelado al Policía que esa esvástica que han encontrado no es suya, sino que la han dejado aquí. No cuela ni de lejos, Alejo.
Sea como fuere esperamos que quien corrija los desmanes de Messi y su Argentina sea precisamente nuestro eterno Luka Modric.
Sus palabras a su hijo Rodrygo, que falló un penalti decisivo, plenas de emoción, son lo mejor de este mundial.
Nos quedamos con eso. Aunque tampoco aparezca en las portadas.
Pasad un buen día.
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