Echar a Zidane ¿Pero estamos locos?

Ya estamos como cada X tiempo en el madridismo. Todo se ve más oscuro que los confines de una mina de carbón. Ya no vale nada, absolutamente nada: Zidane está en boca de todos (hace seis meses, en una encuesta de Arancha Rodríguez, casi el 90% de los madridistas se frotaban las manos con su regreso), ahora parece un leproso inútil e indocumentado, y todos y cada uno de los jugadores, incluidos los nuevos fichajes o los que llevan un tiempo lesionados, deberían de ser lanzados desde el Monte Taigeto de los espartanos, ya saben, aquél desde donde se arrojaba al vacío a todos los niños recién nacidos con alguna tara.

Por suerte, no vi el partido contra el PSG ya que a esa hora mi avión estaba aterrizando en Barajas. Sí que tuve la desgracia de escuchar los últimos minutos en la radio mientras me dirigía a mi domicilio. Luego, estoicamente, me puse a repasar lo que había sucedido. Un desastre. Sin duda. Táctica y físicamente fuimos muy muy inferiores. Casemiro y Kroos no podían ellos solos con la fortaleza de los parisinos, que poblaban ampliamente el centro del campo.

Eché de menos el liderazgo que sí tiene Varane con la selección francesa, da la impresión que en el Madrid no está tan convencido de sus cualidades. La distancia entre la línea de defensa y la del centro del campo era una invitación a abordar las enormes praderas similares a las que vimos en “La conquista del oeste”, y por las que camparon a sus anchas en especial nuestro ex-canterano Pablo Sarabia y nuestro ex el Fideo di María. No se entiende que ante un doble muro disciplinado como el del equipo galo, la idea principal fuera abordarlo con la clase de James o la potencia de Bale. Faltaba desborde, el que tiene - creo todavía - Vinícius o el mismo Rodrygo.

Pero lo que no cabe duda es que el XI que puso Zidane en el Parque de los Príncipes era, a priori, el que queríamos el 95% de los madridistas. Pintaba muy bien de primeras, lo de poner de salida y juntos a Bale+Benzema+James+Hazard. Quizás - y al final se demostró - era un tanto osado. Puede que, paradójicamente, la ausencia de Mbappé-Cavani-Neymar Jr., hizo que Zidane se confiase demasiado y desnudase al equipo en la sala de máquinas, uno de nuestros talones de Aquiles, que no el único.

¿Pero la solución es cargarse a Zidane en septiembre? ¿Estamos locos? Cambiar de entrenador en plena temporada no suele dar buenos resultados - la excepción fue precisamente el cambio de Benítez por Zidane en enero de 2016 -, véase lo del año pasado. Nunca he visto que en el Grand National de Aintree, la carrera hípica de obstáculos más dura y famosa del mundo, se descabalgue a un jinete antes de afrontar el obstáculo de “La Silla” o “El salto de agua”. No olvidemos que este es el equipo que ha confeccionado Zidane, menos Pogba. ¿Quién nos garantiza que con Mourinho, Raúl, Guti o Michel vamos a enderezar la situación? Les recuerdo que el mercado se cerró el 2 de septiembre y que no hay posibilidad de traer gente nueva hasta enero, por lo menos. Muchos queríamos a De Ligt, Van de Beek, o que no se hubiese cedido a Reguilón, ni a Ceballos ni a Ødegaard. Pero eso ya no tiene solución. Y en el Castilla no parece que despunte nadie por ahora - quizás sí que se podía haber completado la lista de París con un Antonio Blanco o un Fidalgo, más que nada para que la alternativa en el medio campo no sea siempre Lucas Vázquez -.

Ahora que afrontamos una etapa reina, con 2 salidas “Hors Catégorie” y una visita que parece tramposa del ascendido Osasuna, quizás habría que mover un poco el árbol, sentando a algún intocable como Carvajal, Varane, Kroos o al mismo Courtois, para ver si realmente estamos jugándonoslo todo con una plantilla de 17 o realmente de 25. Las lesiones no han ayudado, pero ahora igual es el momento de ver en acción a Odriozola, a Areola, Brahim o Rodrygo.

Sé que en estos momentos todos lo vemos oscuro, pero sinceramente no veo que pedir la cabeza de Zidane sea la mejor solución.