Las pretemporadas a mediados de los 90 en el Real Madrid eran muy diferentes a lo que presenciamos en la actualidad. No había giras repletas de glamour por diferentes países ni largos viajes a otros continentes, sino que se preparaba la nueva campaña con un breve stage, principalmente en Suiza, y a continuación con los célebres torneos veraniegos nacionales.
En el verano de 1994, el Real Madrid disputó cinco torneos a lo largo de la geografía española. Se estrenó a principios de agosto con victoria tanto en el Trofeo Ciudad de Tenerife ante el equipo chicharrero como en el Trofeo Ciudad de Cartagena contra el Feyenoord. A mediados de mes viajó a Coruña para asistir al Trofeo Teresa Herrera que también levantaron al vencer en semifinales a la Sampdoria y en la final al Depor. Una semana después el equipo merengue se presentó en el País Vasco para el Trofeo Euskadi, un triangular contra la Real Sociedad y el Athletic. Un empate ante los donostiarras y el triunfo frente a los leones le otorgó la copa. La tournée por los torneos veraniegos terminó en el Trofeo Carranza a finales de agosto. Los madridistas estaban invictos en toda la pretemporada, pero cayeron de forma sorprendente en semifinales por penaltis ante el Cádiz que militaba en Segunda B. En la final de consolación se vieron las caras con el Nápoles que había perdido con el Sevilla.
Aquel choque es recordado por la gran actuación de Peter Dubovský. Su mejor encuentro como jugador merengue en los dos años que permaneció en el club. El eslovaco aterrizó en el conjunto blanco el verano anterior procedente del Slovan Bratislava por 500 millones de pesetas. Además, se había enfrentado al Real Madrid en la Copa de la UEFA 91-92 y anotó un tanto en el choque de ida. Internacional con Checoslovaquia, llegó con fama de goleador por sus buenas cifras en la Liga de su país.
Dubovský era un jugador ofensivo que podía actuar en la mediapunta, como segundo delantero o tirado a banda izquierda. Zurdo, muy vertical y técnico, tenía buena llegada al área rival y un exquisito golpeo de balón con la pierna izquierda para disparar, centrar o ejecutar la estrategia. De carácter frío, alternaba momentos de gran inspiración con otros de gran irregularidad. En el cuadro blanco se encontró con una enorme competencia en la campaña de su debut, desde Martín Vázquez y Butragueño a Zamorano y Alfonso. Tampoco ayudó en un principio su pasaporte extranjero, aunque con la marcha de Vitor en diciembre se mitigó ese problema.
El fichaje de Valdano como técnico en 1994 le otorgó un nuevo panorama en el club y en la pretemporada se le vio a muy buen nivel. Tuvo muchos minutos y marcó ante el Basilea, dio la victoria a los blancos en el Trofeo Ciudad de Tenerife y se exhibió contra el Nápoles. Los partenopeos se adelantaron en el marcador por mediación de Freddy Rincón, que sería madridista un año después. En el minuto 22’ Dubovský sorprendió a todo el estadio Ramón de Carranza en el 1-1. Así lo describió F. Sotillo Oñoro en la crónica de AS: “Dubovský logró la igualada, con un gol antológico, que hasta Jorge Valdano aplaudió en pie. El eslovaco recogió un balón de Milla, se marchó de dos contrarios y le mandó una vaselina a Taglialatela que entró por la escuadra izquierda. Fue el delirio”.
Contra el Nápoles, Dubovský disputó su mejor encuentro como jugador del Real Madrid en los dos años que permaneció en el club
Mientras que el diario MARCA lo calificó como lo mejor del partido: “El gol de Dubovský, primero del Real Madrid, toda una demostración de clase, categoría y elegancia”. Antes del descanso Amavisca culminó la remontada y en el 5’ de la segunda mitad volvió a marcar Dubovský. El eslovaco combinó con Amavisca que “mandó un centro con tiralíneas y Dubovský lo selló de un excelente y certero cabezazo que mandó el balón a la red sin que el guardameta pudiera hacer nada por impedirlo”, según reseñó F. Sotillo Oñoro. Alfonso en el 79’ cerraría el tanteo definitivo del duelo con un 4-1 para los blancos. El entrenador Jorge Valdano quedó muy contento con la actuación general del equipo y explicó que jugadores como Dubovský “se han ganado el sobresaliente”, añadiendo que junto a Sandro y Amavisca “ha sido muy positivo su trabajo. Han mostrado gran atrevimiento y determinación en los últimos metros. Esto les hace acreedores a una camiseta que no es fácil ponerse. Ellos están demostrando que se la pueden poner”.
Sin embargo, las buenas sensaciones de la pretemporada para el eslovaco se fueron apagando día a día. Zamorano y Amavisca que tenían un pie fuera del club en agosto finalmente se quedaron y los huecos para él se fueron cerrando. Tampoco le benefició el fichaje de Laudrup y la irrupción de Raúl. En las primeras semanas de campaña dispuso de minutos en Liga y en la Copa de la UEFA. Pero se confirmó que no tenía suerte en su trayectoria blanca cuando se vio metido de lleno en el famoso error de Valdano, que cometió alineación indebida ante el Compostela en la jornada 8 del campeonato doméstico. Los blancos tenían tres extranjeros en el campo (Redondo, Laudrup y Zamorano) y el entrenador sacó al eslovaco. En cuestión de segundos el staff merengue se dio cuenta del fallo y Dubovský un minuto después salió del terreno de juego. El resto del curso solo actuaría en cuatro partidos oficiales más, uno de ellos el de infausto recuerdo ante el Odense, y al término de la campaña se marchó del club blanco con destino el Real Oviedo.
Fotografías: archivo Alberto Cosín
Jugar en el Real Madrid y triunfar tengo la sensación de que es cuestión difícil y compleja. No creo que dependa solo de la categoría como futbolista.
Un madridista que tiene muy buen recuerdo de él. Sirva este artículo , entre otros tributos, de reconocimiento a su contribución al Real Madrid.
Ay que recuerdos de infancia. Recuerdo quedar prendado de él cuando lo vi jugar por primera vez
Grande Dubo, en Oviedo guardan un grandísimo recuerdo de él. Fue una pena que se quedara sin sitio pero tuvo la mala suerte de coincidir con la explosión de Zamorano y Amavisca. Descanse en paz.