A Alfredo Di Stéfano llegué a tratarle un poco, a rachas, en el palco del Madrid, y también en algún homenaje a su trayectoria que más bien era un premio paralelo a los que estábamos allí, alternando un rato milagroso con el cromo principal de la historia del fútbol, en general, y del Real Madrid en particular. Pero un cromo vivo, con retardo de ironía, y hablando lo justo, que a él, quizá, siempre le pareció hablar demasiado. Di Stéfano era Don Alfredo, porque hay unas pocas gentes, en esta vida, a las que hay que tratar de usted, en deferencia a la estatura biográfica, deferencia algo reverencial, incluso. A rachas tuve alterne con Curro Romero, que es un maestro de las elocuencias del silencio. Curro, como algunos toreros, como algunos poetas, como unos pocos futbolistas, es hombre que conversa mientras calla, porque entra en diálogo con la mirada, porque participa sin soltar palabra. Algo así era Don Alfredo, sólo que un poco más, que es como decir un poco menos, según el momento y el motivo del momento. Di Stéfano era un irónico que no mete baza, pero que precisamente por eso sí mete baza. Lo sabía todo del fútbol, y daba una clase magistral, al respecto, si se callaba. Luego estaba su frase fulgurante, y de repente, con el veneno fino de los mejores argentinos. Ha sido presidente de honor del Real Madrid, y un pichichi de anécdotas verbales y de las otras, como aquella frase mítica, al recibir un premio: “No me lo merezco, pero lo trinco”. Era ingenioso, y rápido, y entretenidísimo.
Cuenta Valdano, que para mí es autoridad, que Di Stéfano fue “el primer jugador cinematográfico”. De manera que hasta Di Stéfano el futbolista era una foto, su propia foto, un tipo quieto en su zona previamente fijada. Di Stéfano abarca varias zonas del campo, sin embargo, con lo que revoluciona el espacio, y hace cine en el estadio, sí. “Los chicos del club”, como él mismo diría, viajaban en un avión llamado “la saeta”, su apodo eterno, y cuando se retiró de pelotero ya se había titulado mayor goleador de la historia del Madrid. Para mí, como para tantos de mi generación, y de otras, los goles de Di Stéfano son goles de telediario. Golazos, pero de telediario. Sus faenas de entrenador, y luego de emperador, porque sí, en Concha Espina, ya son temporadas más cercanas. Y, sobre todo, ese Di Stéfano que era como el abuelo genialoide de la familia de los que amamos el fútbol, porque aquí está nuestra infancia, entre otras cosas. La antipatía, esa cierta antipatía suya, entre la tristeza y la pereza, que a menudo se glosa por ahí, a mí me lo tornaba aún más cercano. Me gustaba mucho cuando repetía eso de “hay chicos en el fútbol que son ganadores, claro que sí, pero eso no quiere decir que sean campeones”. No me agrada lo tópico, pero a veces lo tópico hay que repetirlo, porque es verdad: Don Alfredo nunca se habrá ido. Y el carácter de campeones tampoco. El lo tuvo, y lo ejerció, campeonísimo, entre el regate y el cine.
Fotografias: Getty Images
Hay , valdano valdano , a cuanta gente sigues engañando . Si para el escribidor , eres autoridad , poca , puede ejercer el escribidor hacia mi .
A mí tampoco me parece que Valdano sea una referencia madridista, más bien todo lo contrario. Es una referencia del madridismo antimadridista, que ya ha sido suficientemente glosado, analizado y debatido en La Galerna. Pero eso no descalifica por completo el texto del "escribidor". Podemos decir mejor que estoy de acuerdo en ésto y lo otro, y disiento en aquéllo y en lo de más allá, no descalificarlo todo en bloque. Un saludo
Leía yo con atención hasta que apareció Valdano .....
El artículo, en mi opinión, tiene su gracia y se agradece. jordi valdà me la trae floja.
Buenos días, es impresionante la cantidad de gente a la que tiene engañada el fabulista argentino
siendo directo deportivo del Madrid en la primera etapa de D. Florentino, convirtió la estructura del club en un queso de Gruyere, ( por lo de las filtraciones al grupo Flisa) y cuando Mou lo echo, se dedico a ) a blanquear los arbitrajes anti madridistas y b) ningunear y oscurecer el trabajo de Juan P. Frutos, Maketo Lari, y todos aquellos que han dedicado años de trabajo a documentar con números los arbitrajes tan negativos que nos humillan temporada tras temporada. En fin que le vamos a hacer, nunca nos limpiaremos del todo