Dijo el poeta que todas las muertes son la misma muerte. Lo mismo puede decirse de los parones de selecciones: son todos el mismo aunque las fechas traten de mover a equívoco. A fin de entretenernos en este nuevo y nefando parón —que es el de siempre—, emprendemos esta serie titulada “El que nunca llegó”, en la que cada autor galernauta ha escogido un gran jugador que le habría gustado ver de blanco y que, a veces a pesar de las especulaciones, nunca llegó a recalar en el Madrid.
Un periodista del semanario “Onze” le apodó en su momento como “el Ángel Verde”, algo que nunca le gustó a Dominique Rocheteau, leyenda del fútbol francés en los años 70 y 80.
En su momento, apenas cumplidos 20 años, fue de los más jóvenes en debutar en la selección absoluta de Francia, allá por 1975. Causó un verdadero terremoto en el país vecino, huérfano de fútbol de primer nivel en selecciones y en clubs (Stade de Reims) desde la edad de oro de los Kopa, Fontaine y Piantoni a finales de los 50.
La irrupción europea del A.S. Saint-Étienne en aquella temporada 1975-76 fue muy notable. Tras varios años de dominio en la liga francesa, “les Verts”, con una excepcional plantilla en la que destacaban el portero Curkovic, los defensas Piazza, López y Janvion, los medios Larqué y Bathenay, y los delanteros Revelli y Rocheteau, se plantaron en la final de la Copa de Europa tras deshacerse, entre otros, del Dinamo de Kiev y del PSV Eindhoven en semifinales. En la otra parte del cuadro, el Bayern lograba clasificarse para su tercera final consecutiva al eliminar a nuestro Real Madrid en semifinales (1-1; 2-0). Rocheteau fue la sensación de aquella edición de Copa de Europa, con auténticas exhibiciones como extremo derecho, haciendo gala de un endiablado “dribbling” y de unos cambios de ritmo que rompían la cintura de sus marcadores.
Destacó en casi todos los partidos, en particular en el fortín que en aquellos años era el estadio Geoffroy Guichard, auténtico “infierno verde”, en el que Dominique fue el héroe al marcar el 3-0 en la prórroga a los de Kiev, culminado la remontada del 2-0 de la ida.
Por verdadero infortunio, unos días antes de la final, Dominique cayó lesionado, por lo que sólo pudo jugar 8 minutos en un partido en el que el Bayern, viejo zorro europeo, se había adelantado 1-0 gracias a un tiro libre de Roth (que lanzó la falta antes del silbido del árbitro) y se limitó a defender el resultado ante unos galos que tocaron varias veces la madera y el resto de sus ocasiones fueron interceptadas por un soberbio Sepp Maier. Rocheteau marró una buena oportunidad de ir a la prórroga, pero finalmente los bávaros alzaron su tercera Copa de Europa consecutiva.
Un periodista del semanario “Onze” le apodó en su momento como “el Ángel Verde”, algo que nunca le gustó a Dominique Rocheteau, leyenda del fútbol francés en los años 70 y 80
Rocheteau siguió progresando en su club y en la selección de su país, hizo grandes partidos en el Mundial de Argentina de 1978, y aquel verano hubo algunos tímidos rumores de que podría recalar en el Madrid, en el verano en que nos dejó Don Santiago Bernabéu, pero finalmente la nueva junta directiva blanca apostó, y muy fuerte, por el fichaje del inglés del West Bromwich Albion, Laurie Cunningham.
El único partido en el que, según mis datos, se enfrentó al Real Madrid, fue en un curioso amistoso en agosto de 1975, en París, entre la selección absoluta francesa (con los míticos Marius Trésor y Henri Michel, por ejemplo) y nuestro equipo, en el que los galos se impusieron por 3-1, con dos goles de Rocheteau y uno de Henri Michel, mientras que Santillana anotó el tanto merengue.
En 1978 volvió a destacar el “Ángel Verde” en un amistoso (1-0) entre Francia y España; ya poco a poco se iba destacando como uno de los líderes de su selección, que empezaba a germinar en lo que luego llegó a ser en los años 80, la sensación en el Mundial de España en 1982, la conquista de la Eurocopa en 1984 y el tercer puesto en el Mundial 86. En todos esos campeonatos, Rocheteau tuvo participación activa en un equipo liderado por Michel Platini, con aquel sensacional centro del campo con Alain Giresse, Jean Tigana, Luis Fernández, Genghini, los puntas Six, Bellone, el central Trésor… Inolvidable fue la semifinal en Sevilla (3-3) del Mundial de España, con un partido excepcional de los franceses y muy en particular de Rocheteau, con la recordada agresión de Schumacher a Battiston que indudablemente decantó la final a favor de los teutones ya que el meta alemán, posterior héroe deteniendo dos penaltis a Six y a Bossis, debió de ser expulsado en el minuto 60.
En la Eurocopa de 1984, Rocheteau fue uno de los destacados, sobre todo en los primeros partidos, aunque en la semifinal ante Portugal (3-2) y contra España en la final (2-0), Bruno Bellone le arrebató la titularidad.
Rocheteau hizo grandes partidos en el Mundial de Argentina de 1978, y aquel verano hubo algunos tímidos rumores de que podría recalar en el Madrid, en el verano en que nos dejó Don Santiago Bernabéu, pero finalmente la nueva junta directiva blanca apostó por el fichaje de Laurie Cunningham
Nuestro protagonista arrastró en su carrera varias lesiones graves que sin duda acabaron por descartarlo para fichar por uno de los primeros espadas europeos, Real Madrid, Bayern, Liverpool. Toda su carrera profesional transcurrió en su país, con éxitos en el Saint-Étienne (3 ligas, 1 copa de Francia), en el PSG, en el que jugó 7 temporadas desde 1980 a 1987 (1 liga, 2 copas) y finalmente recaló y se retiró en el Toulouse.
Quien les escribe tuvo la suerte de verlo, por fin, en directo, en la célebre final de Copa de Francia jugada en el Parque de los Príncipes de París en mayo de 1982, entre el PSG y el Saint-Étienne, sus dos equipos. Lideró a los parisinos contra sus excompañeros capitaneados por Michel Platini. Final intensa, que llegó a la prórroga, en la que Platini marcó los dos goles verdes y Rocheteau, en el último suspiro, logró la igualada 2-2 en el minuto 121. Finalmente, los de la capital se alzaron con el título tras la tanda de penaltis (6-5) en una final que está considerada como la más emocionante de la historia de este trofeo.
Un niño prodigio, con un talento excepcional, un extremo diestro que era capaz, y en aquellos años no era lo habitual, de jugar en ambas bandas a pierna cambiada, con sus recordadas diagonales únicas, muy rápido, gran driblador, y con un excepcional disparo a puerta: en su trayectoria marcó casi 200 goles en sus clubs, cifra muy destacable para un extremo. En su selección, 50 entorchados y 15 goles, marcando en los tres mundiales en los que participó y en la Eurocopa que conquistó su selección ante España.
También fue todo un “sex symbol” en su época, ocupando portadas para revistas de quinceañeras, con su característica melena de pelo ensortijado, lo que, una vez retirado, le permitió hacer varios cameos en el cine, así como compartir protagonismo con Gérard Depardieu en una producción de 1995 que tuvo bastante éxito en Francia, Le Garçu. También su afición por la música rock le permitió presentar su propia sección en TV, “Disco Rocheteau”.
Este humilde escribidor piensa que, en sus mejores años, desde 1981 a 1986, Rocheteau habría sido un estupendo fichaje para complementar al Madrid de los García previo a la posterior y gloriosa llegada de la Quinta del Buitre. Nos quedará su memoria, sobre todo vestido con la elástica azul con el escudo del gallo, y en esas galopadas por ambas bandas, en las que en el graderío se podía escuchar el leve crujido de las caderas de sus rivales cuando eran regateados por aquel “Ángel Verde”.
Fotografías: Imago.
Índice de El que nunca llegó:
Mucho mejor que Lobo Carrasco.
Solo comparable con el Magico Gonzalez
Me quedo con Ginola. Ufff como nos lo hacía pasar.... Pero si tengo que hablar de un fichaje que pudo ser me quedo con Raí, hermano de Sócrates y uno de los mejores medios que he visto en mi vida. Una especie de Redondo en cuanto a elegancia pero jugando de 10. Parecía que flotaba. Recuerdo la final del São Paulo de Tele Santana contra el FCB, en la intercontinental uno de los mejores partidos que recuerdo. Simplemente destruyó al FCB de Cruyff. Casi nada.
Era muy arriesgado en aquella época decidirse por un jugador francés en lugar de por uno alemán, por decir algo. Lo mejor de Rocheteau era su nombre, parecido a Richelieu, de connotaciones más históricas. Me acuerdo vagamente de Rocheteau en aquellos inicios de los 80 pero no estoy capacitado para calificarlo como jugador.
Buen jugador. En su época deslumbró al personal. Rivalidades aparte, Francia es un país del que me quedo los aspectos positivos. La formación de futbolistas es uno de ellos.
Gran jugador, yo lo vi jugar en sus últimos años de esplendor, Euro Francia 84 y México 86. En cierto modo, Benzema es un Rocheteau mejorado. El tercer gol contra Hungría en México 86, que se resuelve con tres toques sutiles (saque puerta de Bats a botepronto, pase con el exterior liftado de Platini y golpeo de kárate de Dominique), es una de las mejores contras de la historia.
Sin embargo, la clave de aquella selección francesa era el ciadrado mágico de Platini, Giresse, Tigana y Luis Fernández. Lástima que sus porteros a veces cantaban.