Ya decía Valdano que el fútbol es en gran medida cuestión de sociedades bipersonales (Butragueño-Míchel, Gullit-Van Basten, Bartoméu-Neymar Senior), pero la prensa deportiva llevaba tanto tiempo monopolizando su atención sobre el binomio Casillas-Ramos que habíamos olvidado que existen otras opciones dentro de la propia plantilla del Madrid. Combinaciones de veintitrés elementos tomados de dos en dos, como reza la estadística con su pulcra jerga. De todas las posibles resultantes, Marca tiene el buen gusto hoy de traer a su portada una sociedad cuya foto, al menos, es un brindis estético que ennoblece, absurda pero indiscutiblemente, el día que se abre ante tus ojos.
Como decía Cortázar,"De todos nuestros sentimientos, el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza la pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose". En este caso, la vida se vale (para defenderse de qué, tal vez de nosotros mismos) de un 4-4-2 de manual con doble pivote, un binomio de mediocentros que al encuentro con nuestras retinas nos comunica una mezcla de fe e incredulidad, si esta contradicción es posible. Fe en la posibilidad de que este dúo nos lleve en volandas a la conquista de las metas más admirables; incredulidad ante el hecho de que no lo haya hecho ya.
Debería haber una ley que penalizara a la vida (y a la esperanza que le pertenece) cada vez que defrauda a alguien que ha depositado su ilusión en un infalible que se torna fallido. "Los suspiros son aire y van al aire / Las lágrimas son agua y van al mar / Dime, mujer, cuando el amor se olvida / ¿sabes tú a dónde va?" Se pone uno becqueriano para preguntarse, en este tono lírico que esperamos disculpéis, a dónde fueron las esperanzas depositadas el año pasado en esta pareja encomiable, intachable, perfecta; a dónde -ya que no a la conquista de títulos de fuste- destinó Dios la magia a la luz de la luna que nos depararon, el ensalmo que todos descontábamos ganador. Habría que preguntar al Padre Suances, pero no faltan teólogos que manejan una hipótesis conmovedora: esa magia fue administrada por el Hacedor en aras de necesidades más perentorias del género humano, cuyas plegarias fueron avaladas por ella. Y será este año cuando por fin la magia del binomio Modric-Kroos, Kroos-Modric, dé fruto en la inmediatez geográfica y temporal de un club que no por universal y eterno deja de vivir del triunfo prosaico de ahora mismo.
Centramos hoy nuestro comentario de las portadas del día en las de Marca y Mundo Deportivo para no distraer del contraste entre los juegos de parejas que plantean. Marca proyecta el buen gusto, la naturalidad semiótica de Kroos-Modric, de Modric-Kroos; Mundo Deportivo se descuelga con un dúo chocante, estrafalario y (lo que es aún más llamativo) inexistente como dúo a día de hoy. La elegancia contra el chirrido; lo clásico frente a lo hipotético; lo natural contra lo extemporáneo; el Madrid contra el Barça.
Lo que más ternura inspira en la portada de Mundo Deportivo de hoy es eso de que "El turco y el francés son los elegidos para reforzar al Barça en un futuro inmediato". He aquí el concepto de la relatividad temporal de Einstein (y con él el no menos relativo concepto de la inmediatez) llevado a su máxima expresión. Una lectura más sosegada de los entresijos de esta portada, antológica en su carácter paradójico, nos hace saber que en realidad Arda no jugaría hasta enero -no da pábulo explícito MD, quizá por pudor, a su celebérrimo slogan "El jugador está de acuerdo en no jugar hasta enero", sino que esta vez busca una fórmula alternativa: "debutaría en enero"-, mientras que el francés de la cresta podría muy bien ocupar el equivalente a esta portada pero dentro de un año, ya que en realidad es un fichaje para septiembre de 2016. El encaje de bolillos que está haciendo el diario de Godó con el tema de la sanción que pesa sobre el Barça es digno de mejor causa, y acaso todo este grosero esfuerzo lo emplee el Señor, en cambio, en sentido inverso, utilizando la energía humana generada por el mismo no en aras de grandes y perentorias necesidades del género humano, sino en privar al Barça de la conquista de título alguno esta temporada, en beneficio del Madrid.
A ver si el pasado reciente, indudablemente aciago, nos va a hacer olvidar que aquí ganan generalmente los buenos, como objetivamente prueba el palmarés.
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