El discreto encanto de Makélélé (y Casemiro)

Buenos días. Hay jugadores que pasan a la Historia del Real Madrid por razones que trascienden lo meramente futbolístico. Hay futbolistas que dejan un recuerdo que va más allá de su magnitud deportiva, la cual se ve acompañada por (digamos) una magnitud como tal. Una magnitud física. Una magnitud métrico-decimal.

Tras más de dos años de galernismo, nos llega al fin el momento de afrontar un rumor del que hasta la fecha no nos habíamos hecho eco, en parte porque el protagonista no había salido a colación, en parte por simple pudor. Dando la vuelta al clásico pretexto para deslizarse hacia lo rijoso que suele usarse en programas de radio o televisión de medianoche, descontamos que no es que los niños estén ya dormidos, sino que no estarán despiertos todavía.

Sí, amigos. Claude Makélélé. Qué estupendo jugador de complemento fue para aquel Madrid de los Galácticos, y cuán generoso alarde de masculinidad tuvo que desenfundar en su primer día de presencia en el vestuario blanco para que en dicho vestuario, muchos años después (sin quedar ya entre esas cuatro paredes ni uno solo de aquellos héroes, que uno por uno han sido relevados por otros) aún se conozca como el makelele a lo que en ese vestuario se conoce como el makelele. El término makelele -utilizado en este caso como nombre común y no propio- se ha trasladado de generación en generación en ese habitáculo, y ello en honor al portador del mayor tótem de ébano que jamás haya utilizado sus duchas.

Nosotros les vemos jugar con el uniforme que veneramos, pero entre ellos existe un mayor nivel de intimidad. Hay informaciones que se han filtrado, y es así como sabemos que en el vestuario de la época galáctica Makélélé destacaba por algo más que su presión en el centro del campo, la cual liberaba de cargas defensivas a los zidanes, ronaldos y raúles.

Es curioso porque, históricamente, para encontrar un jugador que destacara de manera tan notoria en la medición de la misma variable tenemos que remontarnos a Del Bosque, que a la sazón entrenaría a Makélélé muchos años más tarde. Parece ser que el hoy marqués calzaba -y suponemos que aún calza, bendito sea- algo de parecidas dimensiones a las de Claude y solo comparables, fuera del Madrid, a las exhibidas por Patrick Vieira en aquel famoso postpartido del Arsenal en que abofeteó a Anelka con lo que este último describió como "lo más parecido a un salmón húmedo" que había visto en su vida.

Os preguntaréis quizá qué hacemos hablando de esto, queridos amigos. La pregunta más bien es: ¿cómo hemos tardado tanto tiempo en hacerlo? No hay territorios proscritos para La Galerna, y lo que debe decirse debe decirse, máxime cuando es para mayor (objetivamente mayor, casi) gloria de los interesados y se trata de un mérito mesurable. "No está su tamaño en honor a la verdad / fuera de la ley de la relatividad", cantaba Javier Krahe, pero por mucha admiración que le tengamos al fallecido bardo madrileño lo cierto es que no hay atributo más fehacientemente demostrable que este del cual hablamos y que tiene a Makélélé y Del Bosque en lo más alto de un cierto pedestal de mascumadridismo. Alguna vez el hablar de fútbol tenía que llevarnos a este asunto. No nos sucedería si habláramos de literatura. Ian McEwan y Vargas Llosa no utilizan taquillas adyacentes.

Si hablamos de esto es también porque Makélélé (así, con venga de acentos que gráficamente resultan simbólicos) salta hoy a la portada de Marca. En entrevista exclusiva habla de cosas ajenas a las que audazmente comentábamos, a saber, que Casemiro se parece a él. Cambiamos de tercio y con el debido respeto replicamos a Claude: mira, de otras cosas lo que quieras, pero en esto nos tememos que más quisieras. Makélélé cree estar piropeando a Casemiro al decir que se le parece, pero lo cierto es que se está piropeando a sí mismo. Aunque solo tiene 25 años, el palmarés del brasileño ya da sopas con ondas al del francés, aun siendo éste excelente. Y técnicamente Casemiro es superior. Aunque no dudamos de la buena intención de Makélélé, lo cierto es que no está en disposición de compararse con el tanque de Zidane sin que su declaración se interprete como un acto de arrogancia. Makélélé está en la Historia, ocupando un muy notable puesto en ella. Casemiro es otra cosa. Casemiro ha hecho y hace la Historia.

A menos, ahora que lo pensamos, que Makélélé no esté aludiendo a cuestiones técnicas o tácticas, sino que esté trascendiendo el ámbito futbolístico para tocar (es un decir) lo que nosotros hoy tocamos (es un decir). A menos, en efecto, que Makélélé quiera decirnos que el makelele de Casemiro le recuerda a su propio makelele.

¿Dispone Makélélé de información privilegiada en ese sentido? Lo ignoramos. ¿Es descartable que Casemiro sea en efecto digno continuador de la escala extrafutbolística a la que dieron lustre Del Bosque, Makélélé y Vieira (que no llegó a jugar en el Madrid pero casi, y habría formado parte de este ilustre elenco de superdotados mediocentros)? Aun careciendo como carecemos de datos en ese particular, hemos de decir intuitivamente que la hipótesis nos parece plausible. Como dicen los mexicanos, "se nos hace" que sí.

El resto de temas que sacuden las portadas del día son mucho menos interesantes. Os dejamos esas primeras planas, no obstante, por si queréis hacer algo con ellas. A nosotros no se nos ocurre qué.

Pasad un domingo espléndido.